ADVERTENCIA: Los personajes de Candy Candy, son propiedad de Misuki e Igarashi, usados en este fic, sin fines de lucro.
Historia ficticia. Todos los personajes nuevos, son exclusiva invención de esta autora.
Capítulo XXXII
Todos tenemos una vida
Como todo lo bueno dura poco y tiene que acabar queramos o no, Terry y Candy tuvieron que comenzar su semana de trabajo, dejando parcialmente su mini luna de miel, ya que por las noches no dejaban de demostrarse cuanto se amaban. Habiendo aprovechado al máximo los días libres con los que contaban, quisieron dejar plasmados sus recuerdos en fotografías, para eso tuvieron que contratar un fotógrafo que les ayudó amablemente a confeccionar un álbum con vivencias que con el tiempo se convertirían en hermosos recuerdos de una vida juntos, la que estaban comenzando a crear. La colección de fotografías que lograron recolectar, serían las puertas y las ventanas al interior de los recuerdos que en un futuro compartirían con los hijos que llegaran a coronar su matrimonio.
Los horarios no eran muy coincidentes entre el nuevo matrimonio, pero se dijeron que mientras pudiesen disfrutar de las noches, por el momento era suficiente, lo aceptarían e irían acomodándose día a día a sus rutinas. Terry a diferencia de Candy, tenía que presentarse en el teatro a medio día, en cambio la bella enfermera debía estar en el hospital a más tardar a las 07:30 am.
Este horario hacía que ella tuviera que levantarse muy de madrugada, pero mientras Candy se aseaba y preparaba para su trabajo, la sirvienta les llevaba el desayuno a la recámara y lo tomaban juntos. Terry ya había tenido la oportunidad de ver a su chica vestida de enfermera durante sus estudios en Londres, pero ahora era diferente, ella se vestía en casa, casi siempre frente a él
--Ese uniforme te queda cada vez mejor pecosa-- decía un Terry en pijama mirando las nuevas curvas en su mujer mientras ésta se enfundaba las partes del uniforme en un blanco albo que la chica se esforzaba por conservar
--No lo creo, es casi idéntico al que utilizaba en Londres-- Candy se miraba al espejo y éste le devolvía la misma imagen de siempre
--Pero... no sé, hay algo que lo hace diferente-- insistía el castaño acercándose a ella por su espalda, posando sus manos en las caderas de la chica, besando el cuello de su mujer-- quizás son estas nuevas curvas que tu cuerpo me regala pecosa-- decía dibujando con sus manos el cuerpo de su esposa. Terry sabía disfrutar cada parte del cuerpo de Candy. Aún eran muy jóvenes, sí, pero el estar casados les daba la ventaja de ver como iba cambiando el cuerpo del otro, y el castaño nunca dejaba de observar a la menuda rubia.
Cuando Candy salía de casa, Terry aprovechaba de estudiar su libreto o leer de la gran biblioteca que su madre les había dejado en la casa que ellos ahora habitaban. Esta rutina sería la misma durante todo el período en que Candy estuviera estudiando la especialidad. La señora Grandchester y sus compañeras, por el momento no harían guardias nocturnas ya que eran muy solicitadas durante el día para apoyar a los médicos en las cirugías que a las chicas les daban la oportunidad de observar, aprender y practicar, conocimientos que el galeno a cargo de las estudiantes consideraba primordial en el crecimiento de las mismas, decía que la práctica era la que hacía al maestro. Candy tenía un horario muy rígido, siendo en las tardes lo que ella consideraba más pesado, la teoría, ya que las cirugías que eran las aprovechadas como práctica, estaban todas programadas para las mañanas, a no ser que fuera una emergencia.
Cuando podían, el joven matrimonio se encontraba a la hora del almuerzo para disfrutarlo juntos, y si no, mientras que los ensayos estuviesen en su etapa de iniciación, Terry llegaba a casa a lo más las nueve de la noche, pudiendo cenar juntos, ya que Candy llegaba a las cinco. La joven esposa, que era una adicta a los postres, le pidió a la cocinera, señora Helga, le enseñara algo de repostería, cosa que la mujer aceptó de muy buena forma, al ver que su joven señora quería agradar a su esposo preparando ella misma los postres, cosa que Terry agradeció con el corazón y el estómago
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Amor adolescente
FanfictionCandy conoce a Terry en Nueva York, antes de embarcarse para Londres.