La vida no siempre se presenta como la planeamos

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ADVERTENCIA: Los personajes de Candy Candy, son propiedad de Misuki e Igarashi, usados en este fic, sin fines de lucro.

Historia ficticia. Todos los personajes nuevos, son exclusiva invención de esta autora.

Capítulo XXXIV 

La vida no siempre se presenta, como la planeamos


Nadie estaba preparado para lo que iba a suceder.

Susana y su bien planificada maquinación para atrapar a Terry.  Plan que solo marchaba bien y a cabalidad en la mente inestable de la chica y un Romeo muy concentrado declamando sus líneas tal cual el director lo esperaba de él. Lo que no estaba bajo control de nadie era lo que sobrevendría en algunos segundos más...

--¡CUIDADO! ¡LAS LUCES!-- se oyó un grito desgarrador y un golpe seco que fue haciendo eco por todo el teatro, llevando en su lamento la desgracia y el sufrimiento, como fiel presagio del caos y el dolor

--¡Rápido! ¡Llamen una ambulancia!-- el director era el único con la cabeza fría en el momento de la tragedia, los actores presentes en el lugar hicieron todo lo posible por levantar la pesada estructura que había caído de lleno sobre el frágil cuerpo de una inconsciente Susana.

Terry no podía digerir lo que sus ojos veían, Susana bajo un pesado armatoste que debía sostener las luces encumbradas en el cielo raso del escenario, éstas habían caído sobre la pálida muchacha.  La perturbación y el desconcierto viajaron por todo el cuerpo del futuro duque, haciéndole sentir muy pequeño ante la magnitud de lo vivido. La naciente preocupación por lo sucedido a su compañera en el escenario no lo dejaba pensar ni moverse, no sabía si correr hasta ella para ayudarla, o dejar todo en las manos de quienes ya estaban junto a la joven. Optando por lo segundo, el joven actor envió un mensaje a Candy haciéndola conocedora "a grandes rasgos", del accidente en el teatro, mientras se dirigía junto a la compañía hasta el hospital, todos bajo el influjo irreverente de la inquietud y vistiendo el atuendo de la obra que ensayaban.

Candy, por otro lado, había estado acompañando a Eleonor y los chicos esperando a que Terry la buscara aunque fuese de amanecida. Al recibir la nota de su esposo, Candy decidió ir directamente al Hospital San José, el mismo en el que ella trabajaba y que solo había visitado hace algunas horas junto a su suegra. Lorna, no la dejó salir sola y se ofreció a acompañarla junto al chofer de la familia Grandchester

--¡Terry!-- lo llamó Candy cuando logró ubicarlo sentado en una solitaria banca de hospital, estaba entre los actores de Stratford, pero en oscuro retraimiento. Los artistas, quienes al estar caracterizados con los personajes de la obra teatral, eran algo así como la sensación del pasillo donde se encontraban, las enfermeras y quienes pasaban junto a ellos, ante la curiosidad, no podían evitar mirarlos más de una vez, pero para ella el localizar a su Romeo particular era lo primordial, no pensó en nadie más que en él-- mi amor-- Terry al oír la voz de su mujer, levantó la vista del suelo y se levantó con premura, siendo abrazado en el momento por la criatura más noble que él haya conocido jamás, recibiendo de vuelta toda la angustia que estaba sintiendo su esposo y con la cual, no sabía lidiar-- ¿Cómo está? ¿Han sabido algo?

--No, nada todavía Candy-- reacio a romper el abrazo, permaneció con una mano en la cintura de su mujer, cuando...

--¡Mi hija! ¡Mi hija! ¿Dónde está mi Susana?-- llegaba Rita Marlow. Ella había sido avisada del accidente acaecido en el teatro por boca de Robert junto a su esposa Margareth, quienes se habían ofrecido a dar la mala noticia a la sufrida madre y de paso traerla hasta el hospital. La mujer, desesperada miraba alrededor de ella buscando a alguien que le diera indicación de donde y como estaba Susana

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