Presentación

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ADVERTENCIA: Los personajes de Candy Candy, son propiedad de Misuki e Igarashi, usados en este fic, sin fines de lucro.

Historia ficticia. Todos los personajes nuevos, son exclusiva invención de esta autora.

Capítulo XVIII

Presentación

--Te ayudaré a salir de tu caparazón pequeña pecosa... ¡vamos Candy!

--¿Salir de mi caparazón?-- Candy no entendía a que se estaba refiriendo Terry-- ¿A dónde me llevas?-- quería saber la chica que confiaba plenamente en su novio, pero en ese momento veía en sus ojos una extraña luz que la perturbó por algunos segundos-- tienes que decirme a donde me llevas Terry-- la rubia comenzaba a poner resistencia al muchacho que la llevaba fuertemente agarrada de la mano cuando de entre los árboles Candy escuchó el relinchar de un caballo y asustada exclamó-- ¡Ahhh!

--¡Cálmate!-- el chico la tomó fuertemente de los hombros al notar que el inminente encuentro con el caballo que permanecía entre los árboles había inquietado en gran manera a su pecosa, que la resistencia que ofrecía Candy se había vuelto más fuerte, Terry se ve obligado a sostenerla de la cintura al notar que su bella pecosa quería escapar de su encuentro con el animal

--No... no... no me gustan... no... los caballos-- Candy aterrada

--¿Por qué no Candy? ¿Por qué no te gustas los caballos? ¿Acaso te recuerdan a alguien?-- la dura voz del muchacho y su muy seria expresión hizo a Candy estremecer y al ser consciente de las intenciones del joven, lloró, pero él no tomó en cuenta su turbación sino que siguió presionándola para que dejara atrás sus miedos-- ¿acaso los caballos te recuerdan algo? ¿acaso te recuerdan a Anthony?

¡Ahí estaba una vez más! ese doloroso recuerdo otra vez, Candy se sentía desmayar pero Terry no la dejó...

Anthony,

El relinchar de los caballos,

Los ladridos continuos de los perros de caza y...

El zorro, su cría

Anthony cayendo del caballo

Anthony en el suelo, muerto...

Anthony muerto...

Terry había notado en las palabras de la rubia mucha melancolía cuando estaban en el césped y ella recordó la pasión del desaparecido joven por las rosas, Candy aún recordaba a Anthony con dolor, entonces el castaño decidió ayudar a su doncella y recordando que su caballo cuervo debería andar por los alrededores, en un arrebato muy de su personalidad y sin pensarlo mucho, quiso hacer algo por ella. Si bien es cierto Terry ya no sentía celos del rubio fallecido, sí se sentía preocupado por el recuerdo que permanentemente entristecía a la pecosa llenándola de pesadillas, y el miedo a los caballos era tan solo por ese recuerdo espantoso de haber visto morir a su primo cayendo de uno de esos nobles animales que Terry amaba tanto

--¡Suéltame Terry!-- Candy no dejaba de luchar en contra del agarre de su novio, pero al llegar al lado del gran animal ella quedó casi paralizada

--¡Vamos Candy sube!-- apuró el joven levantando su voz

--No Terry... suéltame-- rogaba Candy ya sin fuerzas de forcejear con el muchacho

--¡No Candy!-- habló imponiéndose sobre la pequeña pecosa a la que amaba con todo su corazón, pero era momento de que ella superara sus miedos y él sería el encargado de ayudarla. La tomó con facilidad ya que ella con suerte le llegaba al mentón y su peso era pluma en sus brazos, la subió al caballo montando el detrás de la chica

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