Misa de domingo

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ADVERTENCIA: Los personajes de Candy Candy, son propiedad de Misuki e Igarashi, usados en este fic, sin fines de lucro.

Historia ficticia. Todos los personajes nuevos, son exclusiva invención de esta autora.

Capítulo IV

Misa de domingo

Una vez terminada la charla que recibía Candy de parte de la hermana Grey y habiéndose despedido de George a quien le habían dejando de manifiesto cuando era que su pupila tenía permiso para salir del colegio, dejando claro que el día estipulado era cada quinto domingo y  que las visitas que podría recibir solo serían las de su padre adoptivo, la hermana Grey habló

--Hermana Margaret, por favor, lleve a la señorita Candy a su habitación

--Sí hermana Grey... ¿vamos señorita Candy?-- dijo la monja más joven, recibiendo una sutil afirmación de Candy, salieron de la rectoría para dirigirse a la habitación que le había sido asignada a la nueva alumna. Candy, sin dejar atrás en ningún momento su sana curiosidad observaba todo a su alrededor, poniendo especial atención en la construcción antigua del establecimiento y sus jardines--   Es todo tan silencioso que parece no haber nadie más que nosotras dos en todo el lugar--   pensaba la chica

--Esta será tu habitación Candy-- dijo la monja una vez llegaron al cuarto, dejando a un lado el trato deferente de señorita, para llamarla por su diminutivo

--Es una hermosa habitación-- fue el comentario de Candy

--Ahora acomoda tus cosas y ponte a estudiar-- dijo la religiosa y salió de la habitación dejando a Candy sola. La chica miró hacia el escritorio y exclamó

--¡Qué gran biblioteca!-- dejándose caer en una poltrona muy confortable que estaba junto al escritorio-- ¿Cómo podré ver a Terry? ¡Esto realmente es una cárcel! Stear tiene toda la razón al llamarla así-- ensimismada en sus pensamiento de cómo escapar de ese cuarto, recordó la nota que le había pasado Terry a la entrada del colegio

Hola pecosa

Escribí esta nota pensando en encontrarte.

Como te habrás dado cuenta, este colegio es muy estricto, no me dejarán acercarme a ti, pero tengo un lugar donde podremos vernos entre clases, te dejo las señas, no te puedes perder.

Apenas puedas dirígete ahí, te estaré esperando.

Tu novio

Terry

--Según las señas se ve muy fácil llegar--   pensaba Candy cerca de la ventana ya disponiéndose a salir, cuando sintió que tocaban a su puerta, al abrirla se encuentra con una chica de su edad vestida con el uniforme del colegio, de cabello castaño, largo hasta los hombros, trae lentes y es algo más... corpulenta, que le dice con voz suave y amistosa

--¡Hola! ¿Cómo estás?, soy Patricia O'Brien, pero si tú quieres, puedes llamarme Patty-- la chica mantenía sus manos unidas a nivel de su cadera-- soy tu vecina de cuarto

--¡Vecina!-- exclamó Candy sin entender-- ¡Ahhh!, del cuarto de al lado, me llamo Candice Andrew, pero puedes decirme Candy. ¿Quieres entrar?-- ofrece Candy haciéndose a un lado para dar paso a su visita

--Te agradezco mucho-- dijo Patty entrando a la habitación-- espero no molestarte

--¡Que chica tan formal!-- fue la expresión de Candy mientras cerraba la puerta y se dirige hacia su compañera. Se entretuvieron en una conversación que solo venía a confirmarle a Candy lo aburrido que podría llegar a ser el colegio, Patricia manejaba muy bien la política interna del establecimiento, aclarando a Candy ciertas cosillas que ella no alcanzó a entender cuando la monja se las explicaba, ya que la sola presencia de la hermana Grey le daba cierto temor a preguntar los detalles que se le pasaban, prefiriendo quedarse con la duda, ya que preguntarle a la rectora no estaba dentro de lo aconsejable.

Amor adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora