Cambio De Roles 2|Gastina

7. Despacito

Narra Matteo.

Me desperté con el cálido abrazo de Nina. Es lindo sentir algo de paz después de todo el drama que se acababa de desatar. Tengo que hablar con Luna para poder entenderla. Estoy cansado ya de su desconfianza, más cuando se trata de Nina. Ya no sé en idioma decírselo para que lo entienda. Nina es prácticamente mi hermana. Una hermana que ni en mis sueños más salvajes le haría algo malo.

- Buenos días.- sonrió ella besando mi mejilla sin abrir los ojos.

- Buenos días, Nina.- ella parpadeó y se levantó.

- ¿Llevas mucho tiempo despierto?

- Sí, sabes que ya llevo rato mirándote...- bromeé cuando me llegó un mensaje de Luna.- Tengo que hablar contigo hoy.- decía. - ¿ Nos vemos en el Roller?- consulté.- Voy por ti.- respondió.

- Matteo, ya es medio día pero ¿queres desayunar algo?- me preguntó Nina.

- No, no te molestes ahora voy al Roller a hablar con Luna.

- Necesitas tener algo en el estómago.

- Bueno, una fruta.- dije sabiendo que no me dejaría irme sin comer nada.

- Nos vemos.- sonrió cuando ya había acabado y me acompañaba a la puerta.

- Cualquier cosa me llamas.- le recordé.

- Igualmente, suerte con Luna.

- Gracias, creo que la voy a necesitar.- admití yendo hacia el Roller mientras Gastón estacionaba el auto. - Y vos divertite.- le indiqué a mi amiga sonrojada señalando al recién llegado.

Narra Gastón.

Llegué a casa y Matteo se iba dejando a Nina sonrojada. Luego noto que la Nina me sonríe al verme. Vi que su mirada ya estaba llamándome, y seguí el camino hacia ella. Ella es como el imán y yo soy el metal. Me voy acercando y se acelera el pulso. Ya sé que hace rato es mi novia, pero ya me está gustando más de lo normal, todos mis sentidos van pidiendo más de ella. Una vez frente a frente, sin ningún apuro entramos a la casa, y le di un beso despacito.

- Te extrañé.- me sonrío ella mientras respiraba en su cuello.

- Yo también, amor.- le dije al oído.

Ella sonrió y pusó música para que bailemos muy cerca del otro. Despasito, pasito a pasito, fuimos cortando la pequeña distancia con un beso. Podía sentir los latidos de su pecho sobre el mío. Encajámos perfectos juntos al otro como dos piezas de rompecabezas.

Nos apartamos para dedicarnos una sonrisa y tomar asiento en el sillón donde cada uno relató su noche y yo incluí la invitación de Ámbar y Luna.

- Deberías ir.- me animó. - Quizás si Luna gana tu plena confianza nos explicará qué le pasa.

- Luna confía en mí.- admití.

- Me está preocupando, si sigue así va a perder a Matteo...

-... y ella pensará que la culpa es tuya.- completé exactamente hacia donde iba.- Pero lo arreglaremos, juntos ayudaremos a Matteo y a Luna porque son nuestros amigos.