CAPITULO 9: Alexandria, otra vez

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—Supongo que si Tom—solté observandolo, él simplemente se limitó a sacudir su rubio cabello con desgano—Las personas de allí son un poco extrañas.

—¿En serio?—preguntaba aún avanzando sin hacer tanto ruido y tratando de ser sigiloso.

Ambos nos encontrábamos de camino hacia Alexandria, evitando encontrarnos con algún devorador pues no nos apetecía gastar balas o energías. Y apesar de que conversábamos nuestra atención se centraba sencillamente en estar enfocados a cualquier caminante que pudiese estar cerca.

—Las apariencias engañan—soltó—Es lo que solía decir mi tía y también tu padre.

—Bueno, eso siginifica que...—quería decir algo más al respecto pero dejé de hablar al ver a un caminante frente a nosotros.

Era extraño ver solo a un caminante en plena carretera llena de autos viejos e inservibles, aquel devorador había logrado vernos y comenzaba a acercarse hacia nosotros, se veía mucho más hambriento que el resto. Tom se acercó hacia aquel muerto con mucha rapidez y lo acabó de un solo golpe en la cabeza.

—Quizás solo tratan de esconder algo, algo de su pasado—murmuró el chico, levanté una ceja aún sin entender mientras veía que sacaba su navaja del cráneo de aquel muerto—O quizás simplemente no saben defenderse.

—Hay algunos allí que realmente si parecen buenas personas—mencioné—un tal Rick y su grupo se unieron hace unos meses atrás según la dueña del lugar, ellos parecen tener más conciencia de qué es lo que sucede afuera de esos muros.

—Genial, al menos hay alguien cuerdo allí—se detuvo a mi lado y soltó un suspiro—Tenemos más compañía.

Frente a nosotros se encontraba un pequeño grupo de caminantes, exactamente eran tan solo cinco devoradores que estaban tan cansados que no se habían percatado de nuestra presencia, a excepción de un par de ellos.

—Tú con esos—ordenó Tom señalando hacia la izquierda, asentí observando a dos caminantes que estaban acercándose a paso lento—y yo con estos—señaló hacia la izquierda entre algunos árboles y pude ver a tres caminantes que se encontraban torpemente comiendo algo que parecía ser un roedor—Concentrate.

—Bien—solté y corrí hacia el par de caminantes que caminaban demasiado lento, incrusté mi navaja en el cráneo de uno y hice lo mismo con el otro, y éstos no tardaron tanto en caer al suelo.

Justo en ese instante fijé mi mirada en Tom, quién se encontraba haciendo lo mismo, pero ya había acabado con tres caminantes con mucha rapidez. Cuando termino se acercó a mi, colocó una de sus manos en mi hombro, yo me limité a asentir demostrando que estaba bien.

—¿Y hay muchachos?

—¿muchachos?—lo observé con confusión.

—Si, ya sabes—soltó levantando los hombros y volviendo a caminar—¿Hay chicos de nuestra edad?

—Por lo que sé hay tres; uno se llama Ron, la otra Enid y el otro Carl.

—¿Y saben defenderse?—volvió a preguntar, me detuve a pensar por un instante.

—Supongo que solo Carl sabe defenderse, es el hijo mayor de Rick—comenté—los otros dos, bueno, no tengo ni la menor idea de si saben defenderse o no. No he hablado con ellos.

Sin embargo al saber que estábamos gastando el tiempo caminando con tranquilidad, ambos volvimos a poner nuestra atención en el camino comenzando a avanzar con más rapidez

—Parece que tu pierna está mucho mejor—solté observandolo, él asintió.

—Un poco mejor—informaba.

—Pero...¿qué te había sucedido allí?—pregunté con curiosidad mientras guardaba mi navaja en mi cinturón—¿Cómo pasó eso?

—¿Recuerdas al líder?

Asentí.

—Tuvimos unos cuantos problemas ya que no encontrábamos las provisiones necesarias—se detuvo y soltó un bufido, sabia que estaba enojado—Él enloqueció mientras trataba de matarme pero yo había logrado dispararle en el brazo—señaló el lugar con su mano y lo observé detenidamente—y mientras escapaba él me hizo un corte con su navaja—contestó rápidamente—Con el resto de chicos no sé que sucedió.

—Qué tipo tan odioso—comentaba yo, él soltó una risita—Juro que desde el primer día supe que sería un simple patán.

Observé el camino con más lentitud,
Unos cuantos pasos más y ya estaríamos llegando a la entrada principal de Alexandria. Sin embargo mi vista se detuvo en un árbol mediano y las manzanas que colgaban de el.

—¿Sigues teniendo un amor incondicional hacia las manzanas?—bromeó.

Solté una risita al recordar que, prácticamente toda mi vida, la fruta más exquisita que había conocido y que más me gustaba era aquella. Él sabía perfectamente eso.

—Bien, supongo que eso es un si—decía él despeinando mi cabello—Bajaré unas cuántas solo para ti.

Prestando mucha atención a lo que esté hacia pude ver cómo él me dedicaba una media sonrisa, se detuvo y comenzó a escalar un árbol, de allí sacó tres manzanas y saltó con rapidez y seguridad al suelo de nuevo.

—¿Qué tu pierna no estaba mal?—pregunté, él solo sonrio.

—Oh vamos, solo es un corte—soltó, entregándome dos de aquellas manzanas—Además vale la pena arriesgarse por algunas personas—volvió a decir omitiendo una mueca de dolor al seguir avanzando.

Suspiré y me limité a volver a caminar a su lado mientras lo veía masticar su manzana, hice lo mismo y volví a caminar.

—¿Ningún chico del qué deba preocuparme?—logré sonreir ante su pregunta, y negué.

—Ninguno.

Justo en ese instante pude ver desde lejos las rejas de la entrada principal de Alexandria y me limité a sonreir al ver a Maggie haciendo guardia en la torre de Vigilancia, pero la mujer se mantenía de espaldas a nosotros aún sin darse cuenta de nuestra presencia.

—Maggie—llamé—¿me dejas pasar?—pregunté esbozando una sonrisa—Perdón por la demora, he vuelto.

Tom se detuvo justo a mi lado mientras ambos veíamos a Maggie, suspiré sintiendome más calmada ya que había logrado traer a mi amigo hasta aquí, sano y salvo. Sin embargo mi felicidad solo duro un par de segundos y se esfumó cuando escuché dos disparos, el rostro de Maggie que hace unos momentos sonreía cambió a uno severo y lleno de preocupación.

Giré mi vista para reconocer quien era el dueño de aquel disparo y vi a aquel estafador que algún día había sido mi líder. Sin embargo  el sonido de un cuerpo cayendo al frio suelo me dejó inerte, cuando busqué la raíz del sonido solo pude ver una cosa; Tom estaba en el suelo y habían unas cuantas gotas de sangre a su alrededor.

—Eres un...

No sé cuando ni cómo pasó pero en el momento en el que quise abrir la boca para seguir hablando, no pude, mis palabras quedaron en el aire mientras sentía mi cuerpo impactar con el suelo, muy cerca al de Tom. Al parecer también me habían disparado, eso era lo único que yo apenas podía sentir.

ESDA »Carl Grimes« [TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora