ESDA »Carl Grimes« [TERMINADA]

CAPÍTULO 50: "Morirás, Negan"

(Tn)___ Colman

Benjamin había desaparecido entre algunas colinas. Salí de aquella casa con una mochila en mis manos, dentro de ella estaban las sonajas que yo había encontrado.

Comencé a caminar en dirección a Alexandria y esta vez había optado en usar la carretera, estas estaban demasiado vacias, sin ningún caminante, tal vez esos carroñeros estaban emigrando hacia el bosque.

Me detuve al instante en el que escuché un auto asomarse por la carretera, corrí a esconderme entre algunas ramas y árboles del bosque y observé.

Quizás eran los salvadores, sin embargo cuando se detuvo y alguien bajó de allí me calmé. Solo podía ver el rostro serio de el padre Gabriel, parecía estar conversando de algo importante con Spencer.

¿Qué estaban haciendo aquí el padre Gabriel y Spencer?

Spencer había salido de aquel carro junto a Gabriel, se observaron directamente y Gabriel comenzó a caminar solo dejando a Spencer en medio de la carretera con el auto.

Observé a Spencer correr hasta llegar a lo profundo del bosque, No dudé ni un segundo y lo seguí.

¿Qué tenía planeado hacer?

Él vio a un caminante en una especie de jaula en un árbol, suspiré confusa. él regresó al auto y volvió con una soga, ató una parte de la jaula con la soga y jaló fuertemente logrando que el arma del caminante se cayera hacia el suelo.

El único Monroe no tardó en ir recoger el arma, era una ballesta, el caminante hambriento cayó encima de él, pero éste logró esquivarlo con suma rapidez, típico de Spencer.

El caminante había dejado de moverse después de su impacto con el suelo.

Spencer se acercó y comenzó a rebuscar en el bolsillo del muerto. No encontró nada más que una nota escrita en un papel. Se fue rápidamente hacia el auto y comenzó a alejarse mientras manejaba nervioso.

¿Que decía en aquella hoja?

La curiosidad me mataba, pero solo le resté importancia y continúe mi camino hacia Alexandria. Pronto se lo preguntaría.

Carl Grimes

—¿Todas esas mujeres son tus...

—¿Esposas?, Si—completó mi pregunta—siempre quise tener muchas mujeres diferentes, ¿Por qué conformarse con una sola?, ¿Por qué seguir las mismas viejas reglas?, ¿Por qué no mejorar la vida?—añadió mirándome—Siéntate—
ordenó, dejé la bandeja que tenía en mis manos en una mesa y me senté frente a él.

Estábamos en una habitación distinta, en esta habían unos cuantos cuadros ordenando la pared.

Miré cuidadosamente todo el lugar, habia una ventana a mi derecha, Era el lugar perfecto para escapar.

—Comencemos—volvió a decir.

—¿Comenzar qué?—pregunté confundido.

—Me gustaría conocerte un poco mejor Carl—respondió, lo observé confundido.

—¿Por qué?—pregunté.

—Piénsalo, eres capaz—se detuvo y se sentó—es más, voy a decirte que tan capaz eres en caso de que aún no lo sepas. Yo esperaría de que un chico de tu edad estuviera deprimido sin hacer nada más que llorar por haberse perdido su baile de graduación, pero tú, tú tienes una misión, llegaste hasta mi y mataste a dos de mis hombres y sabes perfectamente que no puedes quedar sin castigo—añadió mirándome seriamente—No puedo, así no puedo, es como hablarle a un obsequio de cumpleaños. Quítate esa porquería de la cara quiero ver que me trajo mi abuela—siguió hablando sarcástico.