CAPITULO DIECISÉIS (16)

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-Caroline, necesito tu ayuda.

Deje mi portátil a un lado y enfoque mi atención en Connor quien se había sentado en mi cama mirándome con nerviosismo.

-¿De qué se trata?

Tomo una respiración profunda y miro al suelo.

-Tengo una cita y no tengo idea de que hacer.

Mis instintos sobreprotectores con mis primos se alertaron.

-¿De quién se trata?

Su cara se torno roja y me alarme. Connor jamás en la vida se había sonrojado por nada, el siempre fue el más seguro de todos en cuanto a las chicas.

-Louisa, la hermana de Sam.

De todas las chicas lindas del pueblo ¿Por qué tenía que fijarse en la odiosa hermana de mi novio?

Mi novio. Se sentía bien decirlo, apenas y llevábamos unos días pero se sentía bien de igual forma.

-¿En qué quieres que te ayude?- Me mordí la lengua para no soltar algo inapropiado sobre la chica, ya había tenido ese problema con Steve, no quería pasar por lo mismo de nuevo.

-Bueno, para empezar no tengo idea de que hacer en una cita, nunca he tenido una.- suspiro- Y sigue el tema de Sam, me asusta que no me quiera cerca de ella. No es que la tenga miedo, sabes que se pelear bien pero es cuestión de respeto.

Lo mire con ternura.

-Aww, será tu primera cita.

El frunció el seño.

-No me mires así, eso no significa que sea virgen, por lo general solo follo con ellas y luego las dejo, no soy de los que tienen citas, pero la hermana de Sam, es enserio especial.

-Solo tienes dieciséis, deberías seguir en la etapa de la masturbación.

Soltó una carcajada.

-Deje esa etapa hace un año.

-Más te vale estar utilizando condón, no quiero ser tía joven.

-Tranquila, mis herederos siempre quedan bien guardados en el látex, sin escapatoria.

Nos quedamos en silencio unos segundos para luego estallar en carcajadas, así eran las cosas con Connor, por más serias que fueran siempre terminábamos riéndonos. El siempre fue el más relajado de todos los chicos, siempre me cubría en cualquier ocasión que molestara al resto de mis primos o a mi madre en vacaciones.

Deje de reír y lo mire de nuevo.

-Bien, te ayudare. Para la cita puedes llevarla a dar un paseo por el pueblo a algún sitio lindo que te guste, invítala a comer, eso si es de noche, si es de día podrías invitarla a un picnic en el bosque, hay varios lugares bonito, podrías incluso llevarla a el lago.- Pensé en que mas decirle- No la beses a menos que ella sea quien de la iniciativa, no querrás quedar como un idiota. No seas grosero frente a ella y no hables mal de su familia, tampoco hables de otras chicas y recuerda tus modales.

El me miraba atentamente tomando notas mentales mientras yo hablaba.

-¿Algo más?

-Por Sam no te preocupes, de eso me encargo yo.

Se levanto con una sonrisa y me abrazo fuertemente.

-Gracias, sabía que podía contar contigo. Me gusta la idea del picnic.

-No te preocupes.

Salió de mi habitación corriendo mientras gritaba un "Te quiero". Yo por mi parte continúe mi búsqueda de universidades viendo fotos de los campus y sus talleres, todas me gustaban pero seguían siendo bastante caras. Continúe navegando en internet hasta que se me ocurrió buscar videos de Sam cantando, es extraño que en el tiempo en que nos conocemos no lo hubiera escuchado cantar ni una vez. Para mi sorpresa encontré varios, pero eran de cuando tenía siete años, busque un poco mas pero no encontré actuales, así que me puse a ver videos de un niño tímido de cabello gracioso cantando en lo que parecía ser una recital de navidad. En el video se veía realmente nervioso y adorable, pero luego de unos segundos comenzó a cantar y en realidad cantaba como un ángel, su voz era delicada y bastante afinada. Vi todos los videos que había y en mi pecho creció la curiosidad, quería escuchar su voz, era obvio que no iba a ser la misma de cuando tenía siete años pero de igual forma una voz tan angelical no podía haber cambiado mucho.

MENTIRAS DE VERANODonde viven las historias. Descúbrelo ahora