CAPITULO VEINTISIETE (27)

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SAM

Tenerla frente a mí después de todo lo que había pasado era doloroso, la sentía tan lejana a pesar de estar a solo un metro de distancia. Por otro lado estaba feliz de verla de nuevo, pero al parecer mi cerebro había decidido abandonarme en este momento porque no podía decir nada, mi mente estaba en blanco y ninguna palabra salía de mi boca, con suerte había sido capaz de decir su nombre.

Ella tampoco decía nada, me miraba como si fuera una mala jugada de su mente, pero era real, esto estaba pasando, después de semanas estábamos de nuevo frente a frente con miles de cosas por decirnos pero sin saber cómo comenzar.

-¿Qué haces aquí?- decidió intervenir Steve.

-Vine a hablar con Caroline.- dije sin dejar de mirarla.

Steve la puso detrás de su espalda protectoramente.

-Ella no tiene nada que hablar contigo.

Estaba buscando una pelea lo sabía, pero no iba a perder el control aquí y quedar como un patán frente a ella tan fácil.

-Eso no lo decides tu.- mis ojos no se apartaron de ella ni un momento.

De nuevo se hizo el silencio, Steve me miraba como si quisiera sacarme la cabeza de un golpe, yo ni siquiera lo miraba, no podía dejar de mirarla, era tan hermosa que su presencia me hipnotizaba, quería abrazarla y sentir su aroma impregnado en mi ropa, anhelaba besarla y hacerla mía como tantas veces lo hice en ese verano.

No tenía idea de que ideas cruzaban su mente pero en sus ojos veía la indecisión de concederme una charla o mandarme a la mierda. No era fan de la religión pero en este momento le rogaba al cielo que me diera una oportunidad.

Suavemente puso su mano en el hombro de Steve y este la miro.

-Espérame en la esquina, en un momento iremos a ver la película, no tardare.

Steve la miro y pude ver cuánto la quería en un segundo, temía que le hiciera daño de nuevo, pese a lo que pensaba asintió con la cabeza me miro con frialdad y se fue.

Lo vi llegar a la esquina pero en ningún momento dejo de vernos.

Volví a mirarla y me sorprendió la serenidad que tenía su rostro.

-¿Qué necesitas Sam?

-A ti.

Y sin poderme contener un segundo más la bese.

Mi beso la tomo por sorpresa pero no protesto en lo absoluto, me beso con ternura y una pisca de pasión como tanto me encantaba, sus manos jugaron con mi cabello y las mías tomaron su cintura.

Por un momento todo estuvo bien. En mi mente imagine miles de veces como seria besarla una vez más. Pero algo se sentía diferente, yo seguía siendo yo y ella seguía siendo ella, pero algo extraño nos pasaba internamente o al menos así lo sentía.

Seguí besándola sin importar esa extraña molestia. Tal vez era el tiempo lejos de ella que me hacía sentirla diferente.

En aquel beso puse todo de mí. Me encargue de demostrarle cuanto lo sentía y cuanto la había extrañado, mi amor por ella en cada suspiro, incluso mi dolor y miedo de perderla se lo demostré en una pequeña y traicionera lagrima que escapo y  resbalo por mi mejilla rápidamente sin tener tiempo de detenerla.

Luego de un momento ella puso su mano en mi mejilla, se separo de mí y vio la lágrima en mi barbilla, la limpio y me miro a los ojos como si le doliera esta situación, como si besarme la hubiera lastimado aun mas, sin embargo, no lloro.

-Lo lamento Sam.

-¿Por qué?

Pregunte sin saber muy bien a qué se refería.

Cerró los ojos y respiro profundo.

-No quiero verte nunca más.

Se me corto la respiración.

-Me hiciste un daño inimaginable Sam, estaba enamorada de ti, te quería y quería una historia contigo, no una vida porque eso sería pensar muy a largo plazo pero si quería al menos una historia de amor. Sé que el cliché no es lo tuyo pero deseaba pasar las tardes a tu lado, sentarnos y hablar por horas como lo hicimos en el pueblo. Pensé que tal vez todo lo hecho en ese lugar podríamos haberlo hecho aquí también, pero me equivoque al pensar que las cosas serian igual.

Siempre pensé que la expresión “corazón roto” era realmente estúpida, pero estando aquí frente a ella, puedo sentir mi corazón rompiéndose y causándome un dolor desgarrador. Es real, todo lo que un día leí y escuche sobre esto es completamente real.

Caroline acababa de romperme el corazón.

-No me hagas esto.- mi voz se corto- Se que te lastime ¿Bien? Lo sé, pero puedo arreglarlo amor lo prometo, no quería hacerte daño, no pensé que esto sucedería, iba a contártelo todo pero ella apareció y luego su padre y todo se salió de control. Pero si me aceptas juro que todo acabara, no me importa perder ese contrato, solo no quiero perderte a ti.

-Sam, paso mucho tiempo, dure días esperando que vinieras a buscarme pero no lo hiciste.

-Te llame, muchas veces te llame.

-¡Quería que vinieras tu mismo!

-No aceptabas mis llamadas como esperabas que pensara que querías verme ¡No soy adivino Caroline!

-No se trata de ser adivino o no, se trata de conocerme, pensé que vendrías a explicármelo mejor.

-Caroline, dame solo una oportunidad, dejare todo atrás por ti por nosotros solo escúchame.

Su rostro mostraba fuerza y determinación pero sabía que por dentro estaba tan destruida como yo, toda esta situación nos estaba destruyendo lentamente.

Estaba desesperado, no podía perderla… no quería.

Y ahí estaba yo, aquel chico que de niño jamás se arrodillo en una iglesia porque pensaba que nadie tenía que demostrar debilidad ni sumisión ante nada, de rodillas frente a la chica que amaba rogándole que no lo abandonara.

-No me dejes.

Ella, sorprendida por mi acto, me miraba desde arriba con sus ojos inundados en lagrimas. Tome sus manos y las lleve a mi boca, bese suavemente sus nudillos y la mire a los ojos.

-Por favor cariño, podemos con esto. Solo dame otra oportunidad.

Me miro y miro nuestras manos, negó con la cabeza y se fue.

-Lo siento.- alcance a escucharla decir.

Me quede ahí en el suelo de rodillas viendo como se alejaba, tomo a Steve de la mano y lo metió a un taxi, pero cuando ella estaba a punto de entrar grite:

-¡TE AMO CAROLINE!

Fue un grito desgarrador, lleno de dolor al darme cuenta tarde que mi amor por ella no era un simple querer, tuve que perderla definitivamente para descubrir que la amaba de verdad.

Ella se congelo un momento al escucharme, pero sin mirar atrás se subió en el taxi y se fue.

Cuando la perdí de vista me levante sintiéndome débil, tome el casco y conduje hasta llegar a casa.

Deje la motocicleta en el suelo de la entrada sin importar si se arruinaba, solo quería entrar y sacar todo el dolor. Allison iba saliendo de casa, era su hora de salida pero al verme corrió y me sujeto cuando estuve a punto de caer de nuevo sobre mis rodillas.

-¿Qué fue lo que te paso Samy?

Intente ser fuerte, intente de mil maneras retener todo en mi pecho mientras Allison estaba a mi lado pero me fue imposible seguir siendo fuerte cuando me abrazo.

-La perdí.

Sin importar la perdida de mi umbría o facultad de macho, llore. Aun cuando dije que jamás pasaría por la vergüenza de dejarla verme de esta forma lo hice, porque no había nadie más en quien pudiera confiar lo suficiente para entregar mi dolor.

No saben lo mucho que amo cuando narra Sam, espero les este gustando todo💕

MENTIRAS DE VERANODonde viven las historias. Descúbrelo ahora