XL - Miedo Latente

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EDUARDO

En estos momentos estoy furioso con Alaric, se supone que él se iba a encargar de todo en la empresa con Eliot, para yo poder pasar una linda tarde con mi esposa.

Bajo de mi auto y cierro de un portazo, estoy de muy mal humor y el idiota me va a escuchar si ésta es otra de sus pésimas bromas.

Dejar a Amanda sola no me agrada en lo absoluto, menos cuando estamos lidiando en encontrar a la mujer que tanto daño le hizo en el pasado.

Entro a la empresa con tan mal semblante que nadie es capaz de dirigirme la palabra, estoy realmente furioso. Me adentro en el ascensor privado, que es más rápido y presiono la clave para que me lleve al último piso.

Al abrirse las puertas, salgo como alma que lleva el demonio. Camino directamente a la sala de juntas porque si tiene su celular apagado es porque debe ser muy importante la reunión. Abro la puerta dispuesto a azotarla al cerrar pero me llevo la sorpresa observando todos los asientos vacíos. Mi mal humor crece y rezo porque Alaric tenga una muy buena explicación a su interrupción tan inoportuna.

Entro a su oficina sin tocar y lo veo tecleando en su computador con una actitud muy relajada. Río amargamente.

- ¿Así que una broma? - digo cerrando tan fuerte que los cristales tiemblan.

Alaric me mira confundido y asombrado.

- ¿Broma? No sé de qué me hablas hermano. - dice todavía con la confusión en sus ojos verdes.

- Dime de una vez por todas qué quieres Alaric - mascullo tratando de no perder la poca paciencia que tengo -. Te dije que me tomaría la tarde libre, no sé por qué carajos gozas importunar.

- Exacto, tarde libre - puntúa -. No sé a qué has venido y menos el por qué traes ese carácter de mierda. - frunce el ceño.

Ahora el que está confundido soy yo.

¿Qué clase de broma de mal gusto es ésta?

- Me pediste que viniera Alaric, no te hagas el desentendido. Mi mal humor se debe a que dejé sola a Amanda en el apartamento y sabes que con la serie de eventos que han sucedido y la persona que está detrás de todo esto, no me gusta para nada apartarme de ella.

- Eduardo no te he pedido que vinieras en ningún momento - dice alarmado -. Lo de Amanda lo sé perfectamente, apoyo tu decisión de hecho.

- Me enviaste un mensaje. - saco mi teléfono del bolsillo y abro la aplicación, encuentro el mensaje y se lo muestro.

Sus ojos se quedan atónitos ante lo que ven.

- No te envié ese mensaje hermano - dice sacando su celular y mostrándome la bandeja de mensajes con los últimos que ha enviado y corroboro que no hay ninguno reciente hacia mi -. Fuiste lo suficientemente claro para decirme que te tomarías la tarde libre y yo inteligente para entenderlo.

- No entiendo entonces absolutamente nada - digo chasqueando la lengua. De repente una desagradable idea viene a mi mente y miro a Alaric con los ojos muy abiertos, éste me regresa la mirada y entiende mi mensaje -. Amanda está en peligro.

Decimos los dos al mismo tiempo.

Salgo de su oficina corriendo hasta adentrarme en el ascensor. Él me sigue y bajamos juntos hasta llegar a la salida, subo a mi auto y Alaric va de copiloto, lo veo sosteniendo nerviosamente el teléfono en la mano de reojo y procedo a encender el motor rápidamente y acelero a todo lo que da, con el miedo corriendo por mis venas.

- ¿La estás llamando? - pregunto impaciente.

- Si, pero no contesta - maldice Alaric tras hacer varios intentos.

Cada segundo que pasa me desespero más, Amanda no contesta el puto teléfono y sufriré un ataque de pánico si ella no llega a estar sana y salva en el apartamento.

Aparco mal el auto y bajamos con prisa, corremos hacia adentrarnos e ir al ascensor. Ya en mi piso el mundo se me paraliza al ver la puerta del apartamento abierta en su máxima expresión y varios muebles derribados.

- ¡No! - grito cayendo de rodillas al suelo y llorando como un niño.

Alaric pasa al apartamento y sale unos segundos después.

- No está. - susurra en un hilo de voz.

El pánico me gana, no sé dónde podemos encontrar a Amanda y menos dónde puede estar la maldita mujer que está detrás de todo esto.

Lloro, sufro, ella es una chica noble, no entiendo por qué tiene que vivir esta porquería de horror.

- Haremos hasta lo imposible por encontrarla hermano. - dice Alaric con voz entrecortada.

Lo miro, tiene lágrimas en sus ojos y está apunto de llorar. Asiento creyendo en él.

- Lo irónico de todo esto es que hay que esperar veinticuatro putas horas para poner una denuncia y yo estoy que no aguanto ni una hora sin noticias de ella. - sollozo.

- Roguemos que esté bien hermano - sorbe su nariz -. Amanda es fuerte a pesar de todo.

Es inevitable no preocuparme, no llorar, no imaginar lo peor.

- Esto es producto de ella Alaric, no creo que la estén tratando muy bien. - digo lleno de rabia.

- Lo cierto es que esa mujer como sea tiene poder, contactos, hasta ahora no hemos dado con ella y en cambio, ella nos tiene en la mira a todos.

- Te juro que cuando la vea apretaré su cuello tan fuerte que si nadie me detiene la mataré, no importa si después tengo que pagar las consecuencias. - escupo con odio.

- Amanda te necesita, no puedes dejarte llevar por las emociones.

- ¡Se la han llevado Alaric! ¡No creo que la estén tratando de mil amores! - de sólo pensar que le pongan un dedo encima a Amanda hace que mi sangre hierva.

Me levanto del suelo alfombrado y salgo del apartamento con Alaric siguiéndome, iré a buscarla en todas partes, así tenga que ir casa por casa y me tome toda la vida en ello.

Eterno © |Completa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora