XXX - Compañeros De Vida

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Eduardo lucía guapo como siempre, vestía un jean negro con una camisa polo verde militar ajustada al cuerpo, la cual marcaba los músculos de sus brazos y pectorales, inusualmente llevaba una gorra negra en la cabeza que lo hacía ver más atractivo si era posible. Me acerqué y lo abracé por la espalda aspirando su aroma varonil, el perfume que llevaba me encantaba y me alborotaba las hormonas. Eduardo era un Adonis que cualquier mujer desearía tener.

Se giró suavemente mostrándome la sonrisa más hermosa que podía tener. Me abrazó me apretó contra él como si me fuese a desvanecer si me soltara.

- Te extrañé demasiado - habló en mi oído. Mis vellos se erizaron y mis mejillas se sonrojaron. Siempre que me hablaba de esa forma me dejaba temblando como una gelatina.

- Yo también te extrañé, me siento feliz de que hayas vuelto - correspondí.

- Vamos -me tomó de la mano y me guío a la salida-. Iremos a la empresa y luego a nuestro apartamento.

- Me gusta como suena eso - dije para mí, pero él me escuchó.

- Tengo una sorpresa para ti -anunció-. Pero te lo haré saber después de la boda.

Hice un puchero en mis labios tratando de hacer que me dijera de qué se trataba la sorpresa.

- Si te digo ya no será sorpresa.

- Esperaré entonces - suspiré no muy convencida.

Llegamos a la empresa minutos después, sentí celos mezclado con orgullo cuando las mujeres se quedaron viéndolo con ganas de saltarle encima, pero Eduardo en ningún momento me soltó y eso les hizo saber que estábamos juntos. Sus rostros de envidia me estremecían, puesto que en más de uno vi rabia pero se me pasó cuando entramos al ascensor y luego pasamos al piso de presidencia.

Marlen nos saludó amablemente, le contesté con una mano y seguí mi camino junto a Eduardo a la oficina de Alaric.

Tocó dos veces y luego entramos.

- ¡Hermano! -- saludó animadamente Alaric.

Se abrazaron palmeándose las espaldas. Luego le di un beso en la mejilla a mi amiga y nos sentamos frente a él en su escritorio.

» ¿Cómo te fue en el viaje? - preguntó.

- Todo estuvo bien, ya arreglé todo para no volver a viajar. Al menos no sin Amanda - me miró con amor.

- Eso me parece perfecto. Es tu día libre, así que hagan todo para mañana.

- ¿Lo sabías? - cuestioné intrigada a Alaric.

- Si Amanda pero no podía decirte porque era un secreto.

- Pero soy tu amiga - hice un puchero.

- Si pero compromiso es compromiso.

Ellos rieron cómplices y luego salimos.

Eduardo y yo fuimos a almorzar al apartamento, le había preparado lasaña al levantarme. Comimos a gusto y luego en la tarde salimos, compramos muchas cosas para la boda, llamamos a Susej, la organizadora y le pedimos que tuviera listo la recepción para mañana a las seis de la tarde. Siempre había soñado con casarme en la noche, imaginaba todo románticamente.

Eterno © |Completa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora