VI - La Calma Antes de..

17 1 0
                                    

- Quiero que te vengas a vivir conmigo. - dice luciendo relajado metiendo más palomitas en su boca e interrumpiendo la película.

Yo me atragando con mis papitas y toso, él palmea mi espalda para no ahogarme.

- ¿Qué? - es lo único que digo cuando logro recomponerme.

Este hombre definitivamente va a matarme.

- Sé que viy demasiado rápido pero quiero tenerte en casa. Aquí estarás cómoda y tendrías chófer para que te lleve a dónde quieras...

- ¿Qué pretendes Eduardo? ¿Controlar mi vida? -pregunto sonando chocante-. Primero me ofreces trabajo en tu empresa para brindarme mejor calidad de vida, ahora quieres que me mude contigo porque estaré más cómoda y espera.. ¿Me pondrás un chófer? -me río sin humor y lo miro realmente mal-. ¿Qué es lo que quieres? ¿Vigilarme, controlarme, manipularme...?

- Basta Amanda, me estás haciendo daño con tus conclusiones -dice enojado y triste a la vez-. ¿Ese es el gran concepto que tienes de mi? ¿Un manipulador que trata de convertirte en otra persona y controlar tu vida a mi manera?

Su expresión seria me hace pensar en lo que he dicho. Quizás estoy demasiado predispuesta con los de su clase porque ya he vivido humillaciones y además mi madre era un ejemplo de ello.

» Si, ese es tu concepto. - dice decepcionado.

Se levanta de la alfombra y sale de la habitación dejándome sola y recapacitando sobre lo que acaba de suceder.

Cuando han pasado varios minutos me levanto y salgo de la habitación para buscarlo y pedirle disculpas. La forma y las palabras que he dicho han sido drásticas y tampoco es lo que he querido transmitirle. Simplemente que me está ofreciendo mucho y yo quiero esforzarme en tener todo por mi cuenta.

Bajo las escaleras y lo encuentro en el pasillo observando algún punto de la pared. Me acerco aunque dejo una distancia considerable para hablar.

- Eduardo lo siento. Entiende que estoy acostumbrada a trabajar, a ganarme la vida, no puedes simplemente proponerme cosas porque tu tengas las posibilidades -explico seriamente pero hablando suave-. Estoy muy agradecida haata ahora con todo lo que has hecho por mi pero no intentes ir más allá tan pronto.

- Solo he querido darte lo que te ha faltado hasta ahora. - responde cabizbajo.

- Entiendo, pero no es necesario que me saques de mi mundo. Ya suficiente has hecho por mi.

- Tienes que aceptar que tu trabajo es arriesgado. Sin sumarle que tu jefe no me cae para nada bien.

Entiendo que Don Agustín no le agrade. En las oportunidades que lo ha visto conmigo, el señor lo mira de una manera despectiva y cuando Eduardo se va, ordena más que un dínamo. Como si le pusiera de mal humor verme con él.

- Tienes razón pero...

- Pero nada, que te vengas a vivir conmigo no cambiaría en nada nuestra relación. Tú tendrás tu propia habitación y estarías más cómoda que viviendo con tu tía que por lo visto se pasa el mayor tiempo posible fuera de casa.

Y no sabe lo feliz que me siento por eso. Al menos Aurora no ha sido una molestia.

Lo veo expectante, analizando los pros y contras de vivir con él. Han pasado dos semanas desde el día que me propuso trabajar con él en la empresa y hasta ahora no he aceptado. La presión del trabajo no me deja tiempo para nada, Don Agustín me tiene colapsada de cosas por hacer y ahora me tiene de secretaria, arreglando sus cuentas por lo que a veces trabajo tiempo extra. El pago es un poco más de lo que ganaba antes pero me sirve de mucho, ya tengo un buen dinero ahorrado aunque no es suficiente para irme lejos.

Eterno © |Completa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora