XXXV - Incertidumbre

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Desde que Eduardo se marchó no he podido dormir bien, las ojeras son enormes puesto que sólo he logrado dormir pequeños intervalos de tiempo. Apenas caigo en un sueño profundo, los recuerdos de la huida de él me atormentan como una pesadilla y es demasiado abrumador. No queriendo volver a sentir esa tortura mental, me cohibo de dormir. En el tiempo que he estado sola, he pensado en lo egoísta que se comportó y lo mucho que me hirió con su acto. No es justo que tenga que batallar tanto para que la persona que se supone que te ama, crea y confíe en ti.

Me siento lastimada, herida, profundamente decepcionada. No sé qué esperar de Eduardo, su actitud me dolió inmensamente y ésta vez pongo en duda la posiblidad de perdonarlo. Pensé que por el largo tiempo que estuvimos separados, buscándonos mutuamente había servido para comprender como lección, que nos amábamos y que sólo nos hicimos daño. Pero ahora, era él quien se había alejado de mí. ¿Acaso estaba pagándome con la misma moneda? ¿Acaso esto era un acto de rebeldía de su parte?, Sentía que era una gran bofetada a nuestros sentimientos, sólo me quedaba esperar a que el tiempo mostrara nuestro destino.

Ocho días exactamente habían transcurrido, no había ninguna noticia de su parte, parecía que Ibiza se lo había tragado. Allá había parado a tener, al destino que iba ser nuestra luna de miel, ahora él se encontraba solo. Mis ojos se llenaron de lágrimas, me sentí una estúpida por ser tan débil y sentimental, él debía estar pasándolo de maravilla y yo aquí sufriendo, poniendo todo de mi parte para encontrar al miserable que estaba detrás de las falsas fotos. Sonreí con amargura pensando en que debía ser él quien se encargara de ello.

Gracias a Alaric y Eliot, estábamos cada vez más cerca de encontrar el local donde se habían fabricado las fotos, habían contratado a un investigador privado y éste a su vez estaba moviendo sus contactos en toda la ciudad. Conversé con Alaric hace dos días y le dije avergonzada que no tenía como suplir económicamente todos esos gastos pero simpáticamente me respondió que él correría con todo sin importarle lo costoso que fuera. Entendía, para él era tan importante como para mí. Aunque me alegraba que Sofía lo haya perdonado. Finalmente entendió y confió en él. Suspiré con tristeza, pensar en Eduardo dolía demasiado.

Mi amiga se había ido a Venezuela por unos días, Alaric se lo había pedido para que estuviera alejada de el show que estábamos protagonizando. Era buena idea, pudieron haber aparecido más cosas en nuestra contra y poner en tela de juicio su relación nuevamente. Aunque en los últimos días no había aparecido nada y no sabíamos si sentirnos aliviados por tener un respiro pensando en el repentino olvido o si por el contrario, debíamos preocuparnos porque posiblemente estén planeando algo peor.

Mi celular suena sacándome de mis cavilaciones. Lo saco de mi bolsillo y en la pantalla se refleja la imagen de Alaric.

- Hola Alaric. - saludo a mi amigo amablemente.

- Amanda necesito que vengas a mi oficina, hay noticias.

- Salgo para allá. - contesto rápidamente y cuelgo.

Me levanto del sofá de un brinco y me cambio a la velocidad de la luz. Al terminar, chequeo mi rostro y limpio el rastro poco visible de unas lágrimas que no salieron. Sonrió al espejo y luego salgo disparada del apartamento.

Minutos, son los que me toma llegar a la empresa. Entro al edificio y no pierdo tiempo en observar o saludar a alguien, me introduzco en el ascensor y oprimo el piso de presidencia y unos segundos después las puertas se están abriendo y dejando ver el gran escritorio de recepción. Camino a paso rápido hacia la oficina de Alaric y sin tocar, giro el pomo de la puerta y entro.

Alaric y Eliot me están esperando.

Los saludo a ambos y me siento en la silla contigua a Eliot.

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