XVIII - Cumpleaño ¿Felíz?

9 1 0
                                    

Sofía se queda inmóvil observándome. Por largos segundos se queda de pié, como si tratara de digerir la noticia de que he pasado parte de la noche con Alaric. Por algo no quería contarle la verdad, aunque no sabe completamente lo que sucedió pero tampoco estoy obligada a hacerlo. Si lo hiciera su reacción sería peor. Ella tiene un enamoramiento por él y eso la desilusionaría. No quiero causarle daño, no es mo intención pero lo que ocurrió con Alaric es algo que sentía que debía pasar para poder tener en orden mis emociones con él. Siempre tuve claro que solo seríamos amigos, no lo quiero como algo más pero si debo admitir que me sentí atraída, no solo por su apariencia, sino por su atenta personalidad, siempre cariñoso conmigo. Pero después de nuestro encuentro es más notable saber que entre nosotros no pasará nada porque no hay nada que nos pueda unir.

Vuelvo a la realidad cuando veo distraídamente las lágrimas asomadas en los ojos de mi amiga. Me acerco a ella pero retrocede y eso inevitablemente hace que me duela.

— ¿Estuvieron juntos? — pregunta con voz entrecortada.

Trago saliva y me obligo a mentirle. No quiero verla sufrir.

— No digas tonterías Sofía, sólo hicimos un poco de ejercicio y conversamos.

Ella me mira nuevamente tratando de analizar en mi mirada si le estoy diciendo la verdad e instuyo que me cree cuando seca sus lágrimas y sonríe.

— Pensé que había pasado algo entre ustedes. — dice más calmada.

Sonrío y la abrazo, sintiéndome mal por ocultarle lo que ella pedía a gritos saber.

— Claro que no tonta, solo somos amigos y él es mi jefe.

— Además siempre has dicho que tu corazón está cerrado y que sólo puede abrirlo alguien que se quedó en Colón. — dice recordándome lo que una vez recién llegada le conté.

Asiento y sonrío.

— En eso no te equivocas — acepto siendo sincera, porque mi corazón sólo puede abrirlo Eduardo y sólo a él le pertenece.
















•••











Dos años después...

Siempre en la vida hay cosas que nos marcan, accidentes, metas sin cumplir, personas grandiosas y otras no tan significativas, amores pasajeros y otros verdaderos y duraderos, así como también desilusiones, desamores y un sin fin de situaciones. He aprendido que todo tiene un equilibrio y para que el universo esté equilibrado debe haber un término medio en la vida cotidiana, donde el mal no sobrepase al bien ni éste al mal. Donde aprendamos y nos llenemos de experiencia para enseñar y continuar.

En estos últimos años no me puedo quejar, me siento en el punto medio de la balanza. He sufrido y llorado, pero también he sido feliz y he sonreído con esperanza. Aunque no he podido borrar de mi mente los recuerdos de la pésima convivencia de casi tres años con Aurora, me siento bien y estoy en paz conmigo misma. Me he planteado seguir adelante, confiando en que todo en esta vida es pasajero y que algún día, los humillados tendrán su recompensa.

Con respecto a Agustín, puedo decir que me siento libre, no dejo que esos recuerdos me atormenten y puedo tener tranquilidad de que no volverá a molestar. Aprendí que debo seguir, así la vida se vuelva una carga enorme para mí. Sin embargo, Eduardo es un tema distinto, a él no puedo olvidarlo tan fácilmente y tampoco me lo he propuesto. Guardo la esperanza dr algún día volver, cuando las fuerzas las tenga en mi poder y quiera volver a enfrentar todo lo que dejé hace cuatros años.

Eterno © |Completa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora