-¿Quieres comer algo?- Preguntó.
-Por supuesto, muero de hambre- Sobé mi estómago.
-Una chica que no tiene miedo a comer frente a un chico-Sonrió- Me gusta.
-No soy como las demás- Se detuvo en seco.
-Eso lo sé, es una de las muchas cosas que me gustan de ti Avalon- Deslizó su dedo por mi mejilla- Ven, vamos a comer- Tomó mi mano y fuimos a pedir dos hot dogs para luego sentarnos en una banca muy retirada. Tendríamos privacidad, por lo menos por un rato.
-Tienes tatuajes- Solté de repente mientras mordia mi hot dog. El silencio era insoportable y tengo el pequeño don de mi madre de hablar sin parar.
-¿Así que te fijaste en mi pecho?- rió- ¿Te parezco sexy?
-No estas nada mal- Me encogí de hombros.
-Demonios, tu sí que sabes bajarle el ego a un chico.
-Digamos que es mi especialidad- le di otra mordida al hot dog.
-Hey Avalon.
-Dime.
-Tienes un poco de salsa- Se acercó un poco y plantó un beso suavemente en la comisura de mis labios- Listo, estas limpia.
-¿Gracias?-Respondi estirando un poco las mangas de mi sueter.
-Cuando quieras nena- Guiñó un ojo- Mañana tienes… ya sabes ¿trabajo?
-Por desgracia, sí- Bajé la mirada.
-¿Cuántos clientes ves al día?- Preguntó incómodo.
-Uno por día.
-Interesante- Me miró fijo.
-¿Interesante?
-Sí, ahora cuéntame ¿Cómo alguien que se sonrisa con palabra como "Besar" acabó en un lugar como ese?.
-Tomé aire -Yo firmé un contrato que se suponía que era para modelar en Nueva York, sin leerlo ni mucho menos, la emocion me bloqueó al saber que me habian aceptado, te podrás imaginar mi sorpresa cuando llegué al prostíbulo y me explicaron las cosas- Solté una risa amarga- El dueño del lugar entró, me explico que firme un contrato por ocho años para ser prostituta y bueno…
-¿Te violó?- Asentí y pude ver como sus manos se transformaban en puños- Maldito bastardo.
-Eso no importa, bueno ya llevo un año en esto y cada día es una mierda.
-¿Puedo hacer algo para ayudarte?
-Stefano es un hombre peligroso Matt y desafortunadamente, soy legalmente suya- Sentí como las lágrimas se acumulaban listas para rodar por mis mejillas.
-Nena no vayas a llorar- Tomó mi cara entre sus manos- Haré lo que sea necesario para sacarte de ese infierno o por lo menos para que todos los días te sientas especial- sonreí.
-¿Hecho?- Lo miré.
-Hecho- Me beso lenta y calmadamente. Demonios, este tipo sí que sabía besar.
-Me gusta eso- Dijo a pocos centímetros de mi cara.
-¿Qué?
-Esa pequeña sonrisa en tu rostro, tímida pero a su vez hermosa- Me acerqué un poco a él y rocé sus labios con los míos.
-Y luego preguntas por qué te llamo Casanova- Me separé de golpe.
-Oh pequeña chica provocativa, será mejor que corras.