Avalon
Desperté con un dolor de cabeza enorme, no puedo conmigo misma en estos momentos. Fui directo a la ducha y al salir me vesti con unos vaqueros y un sueter color rosa con zapatos a juego, como siempre en mi maquillaje sencilla, solo un poco de rimel y labial. Al salir me encontré con Julieth.
-Hola compañera, aun me debes un cuento.
-Te prometo que cuando lleguemos de el prostibulo hablaremos- la abracé.
-Eso espero ¿Quieres un bagel?
-Gracias- lo tome y unte un poco de mantequilla en el. Julieth y yo terminamos de comer y nos fuimos directo al local.
-¿Nerviosa?- preguntó Julieth.
-Solo un poco- entramos al prostibulo y cada una se fue a su habitación. Espere casi una hora y no habia señales de Matt, sentia que iba a vomitar, llamé a su teléfono y caia directo a la contestadora. Tocaron la puerta y sali corriendo a abrir.
-¿Que tal preciosa?- senti como se formaba un nudo en mi garganta al ver a Stefano en la puerta.
-¿Que hace aqui?
-Te dije que si tu novio no se presentaba vendria yo y aprovecharia su hora.
Sentí como las lagrimas se formaban listas para salir-Está a punto de llegar- Intentaba sonar segura pero en realidad estaba muerta de miedo, y me padecía y padecía a Matt por no presentarse. Cerro la puerta y paso el seguro.
-¿No puedo? Este es "MI" local y tú trabajas para "MI".
-Ya no quiero hacer esto más, renuncio, lo voy a denunciar se lo juro.- me aleje pero me tomo fuertemente de el brazo.
-Te voy a follar tantas veces que yo no tendré la necesidad de matarte porque tú sola lo harás.- le di una bofetada- ¿Qué acabas de hacer?- me tomo y me lanzó contra la pared a lo que solte un gemido de dolor.
-Suelteme- me retorci y me lanzó un golpe en la cara que me dejo el labio sangrando.
-Te callas- retiro mis vaqueros y luego mi sueter ya que no me habia dado tiempo de ponerme el baby dolls- Bonitas bragas- deslizo sus manos desde mis pechos hasta mi entrepierna- Aunque no es el uniforme y eso esta mal America- rasgo mis bragas y me penetro en una dura embestida la cual hizo que mis lagrimas salieran.
-Suelteme- lo golpee en el pecho pero él me tomo de las manos y comenzó a dar rapidas embestidas sin hacerle caso a mi llanto y a mis insultos.
-No han estado por aqui en mucho tiempo Avalon- dio una brusca embestida y al soltar un gruñido me hizo entender que habia terminado, lo empuje y fui al cajon a buscar unas bragas de repuesto, necesitaba cubrirme.
-Larguese- grité- Ya me follo ¿Qué mas quiere?- vi como encendia un cigarro y se acercaba a mi.
-Tienes un cuerpo muy bonito America y yo no he tenido tiempo de disfrutarlo como se debe- me tomó del cuello y me empujo hasta que cai en la cama, él se tumbo sobre mi y con una mano desabrocho mi sosten y este calló en mi regazo, ma decisión usarlo sin tirantes.
-Dejeme- lloré mientras intentaba darle una patada la cual esquivo.- Ya no puedo más- Mis lágrimas entraban en mis orejas,moría mi labio para dejar de sollozar pero me era imposible no hacerlo cuando volvía a vivir esta pesadilla.
-Callate maldita sea- tapo mi boca y apago su cigarro en mi hombro a lo que yo ahogue un grito.
-Eres un cerdo- tomo mis senos y los estrujo.
-Que hermoso cuerpo Avalon.
-Suelteme- mordi su brazo a lo que él me lanzó otra bofetada.
-Mira zorra, si te quedas quieta no te dolera y yo podre irme- hice un ultimo intento por safarme pero este fue en vano. Me rendi, deje que Stefano me penetrara duro y rustico hasta que él consiguio su liberacion y como habia dicho antes se vistio, dejandome aturdida en la cama- Te lo dije, ya termine y me puedo ir- antes de salir por la puerta me miro y dijo- Lo repetiremos pronto, eres mi prostituta favorita- al salir me abracé a mi misma y sollocé sin control por unos 10 o 15 minutos hasta que decidi buscar mi otra ropa interior para luego vestirme e irme a mi casa, lave mi rostro para que el taxista no me viera mal y sali corriendo de el prostibulo sin soltar una sola lagrima. Tome el primer taxi que vi y en 20 minutos estaba frente a mi edificio, bajé con cuidado de no moverme demasiado y seguir aumentando el dolor que tenía en todo mi cuerpo. Le lance al taxista un billete y camine lentamente hacia la recepción del edificio. Subí el ascensor y metí la llave en la cerradura de mi puerta, la cerré de un portazo y caí de rodillas al suelo. Estaba llorando tan fuerte que sentí una presión en mi cabeza y un dolor en mi pecho. La vida no puede ser tan injusta Dios mío.