Capítulo 33

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Los ojos violetas de la chica, que minutos antes se habían cerrado para concentrarse en contar la historia, se abrieron para encontrarse con la pálida cara, los ojos gatunos y la piel sudorosa de Magnus frente a ella.

-Magnus, sé que es algo impactante pero, ¿no estás exagerando con la reacción?- El mago no pudo modular ninguna palabra pero un dedo señaló hacia afuera de las enredaderas. Pronto un olor demasiado dulzón comenzó a inundar el lugar. Sophia se puso de pie dispuesta a salir de la habitación, se supone que todo estaba congelado en el tiempo; hasta los olores.

-Quédense aquí- Los cazadores de sombras se pusieron alerta al notar el cambio radical que había dado el ambiente en ese lugar. Algo malo pasaba.

La chica caminó en medio de la gran sala y pudo notar que había cuatro seres que no estaban allí antes, cuando se había asegurado de que el cuarto se encontrara despejado para contar la historia.

-Es una lástima que al mago se le haya agotado los dones, mi princesa- Una figura macabra de cabellos rojos como la sangre se acercaba a Sophia caminando lentamente como si pensara cada paso que daba, tal y como un puma se acercaba a su presa malherida para poder dar el ataque final y matarla al fin.

-¿Qué estás haciendo aquí, Lilith?- Su boca le supo a veneno cuando pronunció el nombre de la susodicha.

-Desde mi benevolente corazón, deseaba reunir a Jonathan con su madre, princesa- La voz de la Reina Seelie se hizo presente antes de que la otra pelirroja respondiera, ella no mentía pero tenía sus trucos para deformar la realidad a su manera.

-¿Con cuál de las dos, imbécil?- La castaña estaba completamente irritada en el lugar.

-Con ambas- Le restó importancia a la conversación mientras se miraba las pulcras uñas. En ese instante, los cazadores de sombras y Magnus salieron de la sala y se dispersaron por el cuarto.

-¿Qué es ese olor?- Preguntó el rubio mirando por toda la habitación inspeccionando de dónde provenía el olor dulzón que cada vez era más insoportable.

-Lilith- La hermana de Jonathan siseó con el mismo veneno la voz del demonio.

-¡Clarissa! Pero qué alegría volverte a ver. A ti y a tu Jace, claro está- Ambos entrecerraron los ojos al mismo tiempo, mientras se acercaban un poco el uno al otro para protegerse.

-Lástima no poder decir lo mismo, Lilith- La joven de ojos verdes le respondió.

-Bueno, ambas madres estáis reunidas, ahora solo falta el hijo perdido. Si disculpáis a esta fiel sirviente, iré en busca de mi Sebastian.

-Yo iré mejor, vos quedaste en traernos comida pero no lo habéis hecho. No dejaré que vayas a por Jonathan, tal vez sea que falles también en esa simple tarea, mi reina- Sophia se mordía la lengua con cada palabra tratando de no gritar las vulgaridades más atroces hacia la reina.

- Oh no os preocupéis, princesa mía. Vosotros sois mis invitados, falta haría que os pusiera a hacer algún tipo de trabajo, dejádmelo a mí, os lo traeré en menos de cinco minutos- Le hizo señas con la cabeza a las dos hadas que estaban de pie sin hacer caso a la tensión que se sentía en la habitación.

Ambos corrieron en dirección de Sophia y la agarraron de sus muñecas mientras la inhabilitaban también de sus dos piernas. La chica trataba de soltarse de sus amarres, pero sentía cómo se estaba quedando sin energías mientras veía a la reina Seelie salir del lugar. Un golpe seco se oyó fuertemente en la habitación, pero la chica no tenía aliento de mirar hacia dónde provenía el ruido.

-Deberían de soltarme por su bien- Se dirigió hacia las dos hadas que todavía la seguían inhabilitando.

-Nuestra reina....

-¡Yo soy a quien vuestra adorada reina obedece!- Ambos se miraron antes de soltarla y dejarla caer en el suelo, trató de pararse pero sus piernas no respondían y sus brazos comenzaban a flaquear de la debilidad.

-Magnus...- Susurró. El mago la miró, él también estaba en el suelo; de hecho todos estaban en el suelo tratando con todas sus fuerzas de mantenerse despiertos, pero el mago era el que no parecía tan afectado. "Ese debió haber sido el golpe seco de ahora".

Magnus dejó a Alec sobre las piernas de Jace con suma delicadeza y gateó hasta llegar a su lado- Magnus, algo raro pasa aquí.

-Lo sé, mi chocolatito; ya miraremos qué es lo que sucede- Él acarició suavemente el largo cabello castaño de su amiga mientras ésta escondía su cabeza en el pecho tibio del mago.

Sophia comenzó a pensar en qué era lo que pasaba cuando el duce y hostigante olor se metió en sus fosas nasales quemando su aparato respiratorio a su paso. La joven abrió los ojos del terror mientras se alejaba del pecho de su amigo quien también traía esa mirada en su rostro.

Gateando rodeó a los cazadores de sombras que yacían sobre el suelo semi inconscientes hasta quedar frente a Lilith, ésta la miró con suficiencia mientras una malvada sonrisa cruzaba por su boca. Sabía qué era ese olor dulzón, pero era tarde.

-El reino de las hadas es hermoso, ¿No te parece, princesa? O debería decir nuera mía, ya sé que has firmado el compromiso de bodas, lo que me pone muy feliz, tendré el control de algunos reinos por derecho. Pero no estoy satisfecha, quiero más, quiero tener todo bajo mi control. Lastimosamente no puedo matar a tu padre, eso me causaría una muerte segura por parte de todos los demonios que lo adoran como si fuera un dios- Lilith se arrodilló hasta quedar frente a frente con Sophia, luego pasó uno de sus calientes dedos por el contorno de la mandíbula de la chica- Pero puedo torturarte a ti y obtener la sucesión del trono.

-Eso nunca sucederá, todavía queda Lucifer al poder- Ella sentía cómo comenzaba a quemar en su interior, sus órganos parecían desintegrarse por el vivo calor dentro de ella. Quería gritar, pero esos gritos no salían de su boca.

-Le haré un trato, la vida de su hija por el trono y sé que no lo rechazará, hará lo que sea por tener la seguridad de su hermosa y preciada hija- El demonio se puso de pie- Sabes muy bien el olor que hay en el ambiente, ¿verdad? Es un veneno tan potente que puede hacerle daño a ángeles y demonios, en las dosis perfectas los puede dejar inconscientes por varios días hasta despertar, pero si se excede así sea medio milímetro, tal vez nunca se despierte de ese estado de inconsciencia- La sonrisa malévola se hizo más profunda desfigurándole su perfecta cara. Ahora se veía como un monstruo- Es un veneno muy inteligente, les hace daño a todos, menos a quienes diseminaron el veneno. Ahora mi bella princesa, es hora de que dejes este cruel mundo y duermas.

Los ojos de Sophia comenzaron a cerrarse, ella luchó por mantenerlos abiertos parpadeando rápido, pero era muy difícil, hasta llegar que llegó un punto donde se rindió y los cerró por completo para permitir ser sumida en una oscuridad.


Ángel Infernal. (TERMINADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora