-Mi chocolatito, ¿Estás bien? ¿Puedes oírme?- Una voz familiar y desesperada sonaba muy lejos de la consciencia de la chica, ella quería acercarse a ella pero no podía, algo la retenía- Sophia, por favor no me asustes. Despierta, por favor.
-Ya, déjala. Ella despertará, Magnus- Alguien habló, pero su voz no le resultaba familiar a la chica semi consciente. Aun así ella trataba de avanzar hacia las voces.
-¿Quién me lo asegura?- Ella sentía que se estaba acercando cada vez más, podía sentir el calor recorrerle cada centímetro de su piel y, en especial, sentía una fuerte presión sobre su mano derecha.
-Magnus- La voz varonil de un hombre se hizo presente en su cabeza, era la voz autoritaria de Alec, el novio de su mago.
-No, Alec, si algo le llega a pasar yo no sé de lo que sería capaz de hacer. Mataría a Lilith, pero no sé qué más sería capaz de hacer- "Lilith" Unos vagos recuerdos golpearon a Sophia. Ella en el suelo; débil, Magnus en el suelo, la demonio con una sonrisa asquerosa en su cara, veneno dulzón, ella manteniendo sus ojos abiertos y luego, oscuridad.
"Magnus... Magnus... Magnus"
-Magnus...- Su voz salió más débil de lo que sonaba en su mente.
-¿Sophia? ¡¿Sophia, cariño estás bien?!- La joven asintió sin ganas de decir algo con su débil voz-No puedes abrir los ojos. Bien, eso no importa al menos sé que estás viva.
-¿Lo ves? Eres un exagerado- Otro hombre habló, ella supuso que era Jace- ¿Cómo lo soportas, Alec?- No oyó respuesta de parte del aludido por lo que supuso que éste había respondido con algún gesto. Definitivamente debía abrir sus ojos.
Intentó pero los tenía pegados, sentía que sus parpados estaba cosidos unos con otros. Pero trató con todas sus fuerzas de abrirlos y pegó un gemido de dolor al sentir la luz quemarle las corneas al instante.
-¿Qué es este lugar?- Tapó sus ojos sensibles con un brazo mientras observaba todo el lugar. Era parecido a una habitación para pacientes psiquiátricos; todo era blanco, las paredes estaban abollonadas y solo había cinco cuerpos más llenando la habitación. Nada más.
-Pensábamos que tal vez tú lo sabrías- Le respondió Magnus atontado.
-Nunca en la vida he estado aquí, Magnus- Pero antes de continuar, la puerta blanca y abollonada se abrió. Un ser capaz de ser el mismísimo Frankestein, por su piel de diferentes tonos de color, entró a la habitación. Sus ojos blancos recorrieron a los presentes hasta llegar a ella.
-Parece ser que la princesa ha despertado. Tengo el deber de escoltarla a un lugar- Dijo en una lengua extraña. Tal vez ella no conocía el lugar, pero sí conocía la el idioma en el que hablaba. Era un torturado del infierno Marfor, el infierno donde todos los demonios tenían prohibido entrar y quienes desobedecían esa regla, se convertían en alguien parecido a ese monstruo dispuestos a ser torturados por toda la eternidad como castigo a la desobediencia de Lucifer. Así su padre se deshacía de los rebeldes que no se atrevían a seguir sus reglas. Simplemente eran demonios desterrados del infierno.
-No, nadie puede darte ese deber, mi padre no te ha dado ese trabajo y yo tampoco. ¿A qué demonio por debajo de mi padre y yo estás obedeciendo?- Al parecer esas palabras enojaron al desterrado porque corrió hacia ella y agarró su cuello para ahogarla.
La chica le dio una patada tan fuerte que lo tiró al otro lado. Ella cayó de rodillas y sintió su estómago revolverse. Tenía ganas de vomitar.
-Chocolatito, ¿estás bien?- Magnus la abrazó- Estás pálida y fría.
-Sí, solo estoy mareada y siento nauseas. Debe ser por el hambre. ¿Hace cuánto estoy inconsciente?
-Llevas casi una semana desde que nosotros recuperamos la consciencia, no sé cuántos días llevamos aquí, también despertamos varios días después.
-Princesa, no lo repetiré una vez más. Si no vienes conmigo, el mago será el que venga conmigo y no para donde tengo el deber de llevarte, será torturado hasta que cambies de opinión- La chica se tensó en el abrazo de su amigo y sintió la bilis subir por su garganta. Definitivamente no soportará estar ahí sin vomitar.
Sophia se alejó de Magnus y le dio un beso en la mejilla antes de ponerse de pie.
-¡NO LO HAGAS, SOPHIA!- Magnus fue detrás de ella para agarrarle su brazo. Alec lo alejó de su agarre y la chica le agradeció por hacerlo con una sonrisa.
-No me hará daño, Magnus- Comenzó a caminar hasta donde estaba el desterrado, pero una mano se posó en su hombro haciéndola parar. Miró a la persona que le sostenía el hombro, era Jocelyn quien la miraba con ojos maternales.
Sophia se sintió en paz ante la mirada dulce, pero una parte de ella sentía rabia por lo que le había hecho a Jonathan.
-Creo que nos merecemos una conversación después- Le dijo antes de retirar su mano del hombro de la castaña, ella solo asintió. Caminó fuera de la puerta siguiendo al demonio y sintió la puerta cerrarse tras de su espalda.
-¿A dónde vamos?
-A donde mi señora Lilith- Esas palabras bastaron para que la chica soltara toda la bilis retenida, en el pasillo mientras sentía como una sensación de alivio la inundaba.
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Ángel Infernal. (TERMINADO)
Hayran KurguUna joven observaba, desde el cielo, la muerte de Sebastian Morgenstern. Ella sabía que debió haber hecho algo para impedir que esto llegara hasta ese punto, pero no pudo hacerlo, por órdenes de su padre, la joven no pudo salvar de la muerte trágica...