La alarma sonó, eran las 5 de la mañana y Sophia se dispuso a levantarse. Todavía estaba de noche, hizo una mueca de frustración, ella y la palabra madrugar nunca se llevaron bien, ni aunque tuviese centurias de años, no se podía acostumbrar a tener que levantarse incluso antes de que el sol lo hiciera.
Se estiró y con pereza comenzó a hacer la rutina matutina que debía hacer antes de ir a trabajar.
Al bajar las escaleras hacia el primer piso, oyó las profundas y lentas respiraciones típicas de alguien mientras dormía. Sonrió ante la idea de ver a Jonathan dormir de nuevo.
Sin hacer mucho ruido, llegó a la cocina donde comenzó a preparar su desayuno y el de Jonathan. Hizo unos simples Hot Cakes de cereza que comenzó a comer con hambre, la noche anterior no había comido nada y sabía que Jonathan tampoco, por eso le guardó una porción lo suficientemente grande como para dos estómagos humanos. Los guardó y dejó una notita adhesiva en el mesón de mármol diciendo que ya había preparado su desayuno y dónde debía encontrarlo.
Cuando salió del apartamento eran las 6 de la mañana, tenía justo media hora para llegar al hospital, de donde saldría luego de seis horas si no se le presentaba algún inconveniente.
El cuerpo de Sophia pasó gran parte de la mañana revisando pacientes que habían tenido alguna cirugía previa hecha por ella, pero su mente se preguntaba qué estaba haciendo Jonathan en ese momento, pensó llamarlo varias veces pero se contuvo pensando que tal vez seguiría dormido y de pronto él odiaba ser despertado.
A la una de la tarde, Sophia se sintió tan libre como una adolescente corría al final de su jornada escolar un viernes. Corrió hacia su carro dispuesta a encontrarse con su mago después de haberlo visto por última vez hace un par de décadas atrás.
Condujo por las calles de Frankfurt hasta un restaurante que se veía algo formal. Entró y un trabajador la miró.
-Disculpe, señorita. ¿Tiene usted alguna reserva?- Sophia miraba hacia el interior del restaurante, no veía a Magnus, el idiota no le había dicho a nombre de quién estaba, él solía cambiarse de nombre regularmente al hacer alguna reserva en algún lugar.
Ella se mordió el labio y miró al camarero.
-Aunque le puedo hacer una reserva si me da algo a cambio- Le sugirió coquetamente el hombre que debía tener unos cuarenta años y tres hijos por delante.
-Ni loca, vengo a ver a alguien- Le repuso cortantemente al camarero- Magnus Bane- El camarero revisó la hija de reservas, la chica comenzó a hacer un sonido de impaciencia rezando que el mago hubiese reservado con su veredero nombre.
El trabajador suspiró pesadamente.
-Mesa 54, ¿necesita que la ayu...- Y antes de que terminara de preguntar, Sophia se fue elegantemente hacia la mesa 54.
Al llegar solo pudo ver a un chico apuesto de ojos azules y cabello marrón, tenía unas runas que salían de su camisa blanca de botones hacia su cuello, un cazador de sombras. El chico la miró y su cara reflejaba el poco ánimo que tenía para hacer buenos amigos.
Sophia estaba a punto de irse, pensando que se había equivocado de mesa y que el mesero le había dado el número de mesa equivocado como venganza, pero antes de dar un paso atrás alguien la abrazó. Ella sabía perfectamente que era Magnus, después de conocerlo hace tanto tiempo, ella reconocía todo sobre él sin tenerlo que ver.
Le correspondió el fuerte abrazo que duró por un minuto hasta que el chico de ojos azules carraspeó.
Magnus se separó de ella con una sonrisa de oreja a oreja, ella tenía la misma mueca que él.
-Ven siéntate- Le señaló una silla que estaba frente al muchacho. Ella se sentó y Magnus hizo lo mismo pero al lado del cazador de sombras que ahora la veía con ganas de romperle el cuello allí mismo. Al parecer su amigo mago se dio cuenta de esa mirada porque decidió romper la tensión- Sophia, él es...
-Su novio- Le terminó la frase, a Magnus, bien tosco. Sophia miró al mago con sorpresa.
-No me digas que es él- Le cuestionó sin aliento, él solo se limitó a asentir. Sophia sonrió y miró al chico.
-Felicidades a los dos. En especial te felicito a ti- Miró al cazador de sombras que ahora estaba algo asombrado- Llevo cientos de años tratando de enderezar a este Don Juan sin poder lograrlo. Pero tú lo hiciste en menos tiempo que yo.
-¿También fuiste una de las tantas aventuras que tuvo Magnus?- Le preguntó con mil venenos en la boca el chico frente a ella. Sophia se quedó en blanco, ¿acaso él pensaba que Magnus y ella habían estado saliendo antes?
-¡Alexander!- Su amigo gritó, pero el chico la seguía mirando con furia en sus ojos- No seas grosero, esta mujer que tienes acá es como una madre para mí. Escucha, Alexander; Sophia y yo nos conocemos desde hace varios siglos, cuando yo estaba en España con los hermanos silenciosos, luego de que mis padres murieran. Ella me ayudó a salir adelante con mi vida, me dio el amor maternal que nunca tuve y me hizo sentir querido por alguien, Sophia me hizo ser quien soy, como ser humano y como mago. Sin ella, yo no sé qué hubiese sido de mí, le debo tanto- La chica miraba con ternura a Magnus, él era su mago, su todo. Escucharlo decir esas bellas palabras la hicieron conmover- Y no, nunca salimos juntos, no sería capaz de tener una relación sentimental con mi madre- Bueno, se sintió conmovida por unos buenos segundos, porque luego golpeó en el brazo a Magnus con buena fuerza- ¡Ey!- Gritó él y ella lo miró desaprobatoriamente.
-No pudiste haberlo dejado hasta donde decías que me debías tanto, tenías que dañarme el sentimentalismo, ¿no?- Magnus comenzó a reírse, Sophia puso los ojos en blanco y recordó lo que había pasado la última vez que hizo ese gesto, no pudo evitar sonreír.
-Lo siento mucho, pensé que eras otra de las ex novias de Magnus, no pensé...- El ojiazul comenzó a disculparse, ahora se veía totalmente arrepentido, pero Sophia lo interrumpió poniendo una de sus manos sobre las de él que estaban empuñadas, él las relajó ante su tacto frío.
-No tienes que hacerlo, comprendo bien por qué fuiste así- Magnus estaba fuera de la conversación pues se encontraba hablando con un mesero que había acabado de llegar a la mesa y estaba teniendo problemas al tener que escoger la comida del menú- Por cierto, no nos hemos presentado formalmente; soy Sophia Haborym, la aparente madre adoptiva del cabezón de allá- señaló con la cabeza a Magnus quien estaba todavía en una discusión con el camarero.
-Yo soy Alexander Lightwood, el novio de ese cabezón- Alec tenía una sonrisa genuina cuando miró a Magnus, pero a Sophia se le cayó un balde de agua encima. Él era un Lightwood, él pertenecía al instituto de cazadores de sombras de Nueva York, había crecido con el otro niño criado por Valentine, el niño que le robó la atención paternal de Valentine a Jonathan; y también conocía a la hermana de éste, conocía a Clarissa Morgenstern.
Una sonrisa amistosa se abrió paso por los labios de Sophia, pero su mente estaba ansiosa de hacer sufrir a aquellos que convirtieron a Joanthan en lo que fue antes de morir, en un demonio. Y ahora que tenía en frente a Alexander Lightwood pudo ver más de cerca el inicio de su plan.
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Ángel Infernal. (TERMINADO)
Fiksi PenggemarUna joven observaba, desde el cielo, la muerte de Sebastian Morgenstern. Ella sabía que debió haber hecho algo para impedir que esto llegara hasta ese punto, pero no pudo hacerlo, por órdenes de su padre, la joven no pudo salvar de la muerte trágica...