Capitulo 24

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-¡Jonathan, es en el tarro gris que tiene un dibujo de una botella!- Una aguda voz gritó desde el otro lado de la puerta. Sophia y Jonathan estaban arreglando el desastre en la habitación de ésta, pero al parecer el chico estaba causando más desorden al tratar de ubicar algún lugar donde pudiese tirar los restos del destrozado espejo; ya había intentado arrojarlos a la calle, o al jardín, incluso quemarlos pero la chica siempre acababa regañándolo.

Ya la mayoría del trabajo estaba hecho, solo había que tender la cama y todo quería como nuevo, excepto por su espejo; solo quedaba el marco negro que lo sostenía, definitivamente tendría que encargar otro.

-Listo, por fin me deshice de esa mierda- Gruñó el joven al entrar de nuevo al cuarto.

-¿Seguro que no lo tiraste a los balcones de los vecinos?- Jonathan puso los ojos en blanco y resopló.

-Mejor arréglate, saldremos esta noche a uno de mis bares- Se acercó a su oído, Sophia podía sentir una respiración caliente en su cuello- Ponte más bonita y sexy de lo que eres, princesa- Le susurró antes de salir a una velocidad sónica del cuarto.

La chica se quedó mirando a la nada, pero decidió hacerle caso e irse a cambiar, sea lo que sea que tuviese planeado hacer esta noche, lo dejaría todo en manos de Jonathan.

Quince minutos después, ella lucía un bello vestido corto de cóctel color azul oscuro recubierto con encaje negro; se maquilló un poco sin querer parecer exagerada, dejó su cabello que caía largo en pequeñas ondas sobre su espalda y salió, sin antes coger un bolso plateado que tenía sobre una silla.

Jonathan la esperaba en la entrada del apartamento, iba todo de negro con un pantalón formal y una camisa manga larga. Su piel y su cabello se veían más claros que de costumbre, la chica no se resistió y lo besó suavemente en los labios mientras le agarraba un mechón de su suave cabello para tirar un poco de él.

-Te ves muy bien- Le dijo al momento de alejarse de él.

-Podría decir lo mismo de ti, pero te prefiero sin ropa- Un de los ojos verdes de Jonathan se cerró por un segundo, haciendo un gesto de un pequeño y sensual guiño hacia ella. Sophia apretó sus dedos en el bolso y sintió una calidez inundar su cuerpo por segunda vez en el día- Debemos irnos- La apuró mirando el reloj que marcaba las 9:30 pm.

Los dos salieron hacia el carro nuevo del rubio y se fueron rumbo a la ciudad. Sophia no tenía ni idea a dónde la llevaría él, se sentía algo emocionada ante la sorpresa que le traería esta noche planeada por Jonathan. Normalmente ella era siempre quien se encargaba de su propia vida, pero se sentía bien ser consentida por una vez y dejar que otro se hiciera cargo de la situación.

Ambos llegaron a una discoteca que quedaba en un suburbio. La fachada de la discoteca era muy elegante, de esas donde solo entraría la gente de la alta sociedad, incluso los gorilas que cuidaban la entrada estaban bien vestidos y arreglados.

Los gorilas los dejaron pasar obviando la larga fila que esperaban para entrar al lugar. Dentro de la discoteca todo era aún más elegante sin dejar de ser juvenil, era la típica esencia que Jonathan emanaba a su paso.

Sophia, quien estaba enganchada a él, lo hizo frenar para quedar frente a frente.

-¿Este lugar es tuyo?

-Así es, es aquí donde me encuentro cada vez que salgo, debo ocuparme de éste lugar y de otros cuantos. Pero todo lo hago desde aquí- Le recogió un mechón de cabello oscuro que se le vino hacia sus pechos y lo puso detrás de su oreja- Ahora ven, quiero disfrutar de esta salida contigo.

Caminaron hacia un extremo de la discoteca, evitando a la gente que bailaba muy cerca de ellos dos, y llegaron a unas pequeñas salas que estaban separadas del resto del club por unas puertas corredizas. Jonathan abrió una de ellas para dejar ver un gran sillón rojo en forma de U con una mesa redonda frente a ellos.

Sophia estaba a punto de sentarse cuando un dedo tocó su hombro.

-Disculpen, ¿van a querer tomar algo?- Ambos se giraron ante la voz, era una mesera de unos escasos veinte años, ella se veía cohibida por la fuerte presencia que desbordaban los dos juntos.

-Sí, tráiganos dos botellas de vino tinto. Del mejor que tengan- Respondió Jonathan, la chica asintió y se fue casi que corriendo. Después de la interrupción, ambos se sentaron en la silla esperando a que la chica regresara con el alcohol.

-¿Por qué no vamos a bailar un rato?- Sophia preguntó tirando del brazo del rubio para hacerlo parar, pero este no se movía.

-No ahora, primero...- Dejó la frase en el aire, pues alguien tocó la puertecita antes de abrirla.

El aroma a flores primaverales inundó la habitación, era el mismo olor de hada con el que Jonathan había llegado a su casa el día de su cumpleaños. La chica se tensó mientras apretaba fuertemente sus nudillos y enfocó su vista ante el hada que había delante de ellos.


Ángel Infernal. (TERMINADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora