Después de tantos meses por fin soy libre y volví!
Este capítulo es algo corto, pero debía hacerlo para poder darle introducción al próximo.
Espero que realmente lo disfruten.
Los amo <3
Varios meses después
Se encontraba en un ensueño de seda, satín y encaje blanco. Todo a su alrededor resplandecía casi que enceguecedoramente. Los brillos daban varios arcoíris que se plasmaban en su piel dándole un aspecto mítico y angelical.
Las manos revoloteaban por todo su cuerpo, tocándole hasta la mínima zona que le pertenecía. Las voces se escuchaban como pequeños cuchicheos en sus oídos. Se sentía mareada, complemente exhausta, pero no podía sentarse, ni mucho menos darse el gusto de caer dormida en aquel lugar.
-Señorita... -Una de las trabajadoras llama a la despampanante mujer volviéndola a la realidad- Debería verse en el espejo, está tan hermosa como una modelo de talla mundial –La pequeña mujer, que le llegaba apenas al hombro se siente algo incomoda por el aura que Sophia desprendía, tan inalcanzable e irreal.
La aludida camina hacia uno de los grandes espejos del lujoso local ubicado al final del pasillo, teniendo que pasar por encima de varias novias quienes, al verla, se desanimaban por no verse ni el 10% como el demonio lo hacía. Se observó, su relejo la mostraba demacrada y hueca; se iba a casar en poco más de dos días, pero no podía ser feliz con aquello. Simplemente ella no era feliz.
Quería arrancarse aquel largo vestido de su cuerpo, le quemaba. Más que las mismísimas llamas del infierno que tocó más de una vez en su infancia, le quemaba tanto como aquel vestido delicadamente entallado especialmente para ella.
-¿Así está bien, señorita? –La pequeña mujer hizo acto de presencia a su lado tocando su brazo con temor.
-Si... Solo empáquelo, me lo llevaré ya –Susurra con melancolía. Sentía la cavidad donde debía latir su corazón estrujársele con fuerza, haciendo que pusiera una mano en aquel lugar dando pequeños puños para apaciguar el dolor.
Llevaba varias semanas en ese mismo trajín. Pero cada día, cuando se acercaba la boda, el dolor se hacía más insoportable y frecuente.
-S-Señorita, ¿se encuentra bien? –aquella molesta voz solo hizo que perdiera la poca paciencia que traía encima. Respira profundamente y le aparta el dedo, que todavía residía en su brazo, de un manotazo.
-¡SOLO!... Encárguese de llevar ese vestido a la dirección que le han dado –Dice por última vez antes de salir del sofocante lugar a cambiarse, tirando aquel vestido lo más lejos que podía de su piel.
Corre hacia la calle sintiendo una sensación parecida a la de los humanos cuando el aire le comienza a faltar. Tose, tose fuerte cayendo sobre una banca en medio de un parque lleno de gente que no notaba su presencia, nadie excepto por un par de ojos completamente negros.
Un chico se acercaba casi que con cautela, ese par de ojos negros tan vacíos pero que lograban demostrar varios sentimientos a la vez le hacía sentir en una tranquilidad y paz que no había experimentado desde que logró tomar consciencia meses atrás.
El rubio se arrodilló frente a ella y tomó entre sus manos el puño que seguía golpeando incesantemente la piel enrojecida del pecho izquierdo. El dolor cesó por completo y las lágrimas aparecieron rebeldes bajando por sus mejillas; no sabía por qué lloraba, pero se sentía realmente liberador.
-No lo hagas, Soph... No lo hagas –Una varonil voz apareció en su cabeza. No comprendía nada, no sabía de qué le hablaban ni mucho menos quién tenía esa suficiente fuerza y conexión para aparecer como si fuera un anuncio en su cabeza, pero el estar en blanco no la dejaba reaccionar con certeza. Aquella voz se había apoderado de todo su cerebro sin dejarle espacio a sus pensamientos.
Tan rápido como sucedió, el hombre se paró de su lugar depositando sus labios suavemente sobre los de ella antes de emprender la marcha hacia el centro del parque, donde se perdió en medio de la multitud. Ella seguía mirando a la nada, llorando y sin saber cómo reaccionar.
-¡SOPHIA! –Otro hombre apareció frente a su cuerpo. Era Hod, quien al verla, la abrazó.
En cualquier situación, ella se hubiese alejado; pero justo en ese momento decidió apoyarse en él y cerrar sus ojos durmiéndose en los brazos del demonio, quien se aseguró de sostenerla con fuerza para no dejarla caer.
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Ángel Infernal. (TERMINADO)
Fiksi PenggemarUna joven observaba, desde el cielo, la muerte de Sebastian Morgenstern. Ella sabía que debió haber hecho algo para impedir que esto llegara hasta ese punto, pero no pudo hacerlo, por órdenes de su padre, la joven no pudo salvar de la muerte trágica...