Unidos por siempre - Continuación

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-No Victoria, mi amor, cómo puedes creer que esto es ridículo. Dijo Jerónimo mientras corría hacia ella y le quitaba la sábana con la que ella se intentaba tapar
-Victoria estás hermosa, estas divina, no puedo dejar de admirarte, bueno creo que no tengo que hacer más que enseñarte lo que produces en mi. Dijo al mismo tiempo que dirigía su vista hacia la erección que ya era incontrolable.

Victoria rió y luego volvió a caer en la situación exitante en la que ambos estaban. Ella en lencería, algo que jamás había hecho y Jerónimo correspondiendole. De un momento a otro Victoria metió su mano dentro del calzoncillo de Jerónimo y comenzó a besar a Jerónimo mientras subía y bajaba su mano en toda la intimidad de su esposo.
Esto era algo que ya había hecho con Jerónimo, casi le había pedido permiso para hacerlo como si fuese algo malo incluso, Jerónimo parecía no soportar los estimulantes masajes que Victoria le estaba dando pero ella seguía besándolo cada vez más intensamente al igual que el trabajo que realizaba con ya ambas manos, Victoria notando esto casi empujó a Jerónimo a la cama dejándolo semi acostado apoyándose en sus codos para poder apreciar lo que ya sabía que Victoria iba a hacerle. Victoria se arrodilló frente a él abriéndole las piernas para entrar con comodidad y comenzó a besar sus muslos, dirigiendose de a poco a su centro y finalmente llegando al punto principal, suavemente como Jerónimo le había enseñado tomó el miembro de Jerónimo y lo besaba; ésto era algo que con Enrique nunca había hecho y que había causado sorpresa en Jerónimo cuando le confesó no solo que nunca había practicado sexo oral sino que deseaba que él le enseñara.
Para esta instancia Victoria ya había aprendido a la perfección donde lamer, donde tocar, en qué momento moverse y en qué intensidad y esta noche iba a lucirse. Victoria tomó el miembro de Jerónimo entre sus manos y lo  introdujo dentro de la boca, esperó a escuchar un suspiro de Jerónimo. Lo siguiente fue un oceano de sensaciones, Victoria lamía y chupaba cada vez con más intensidad, quería beber cada gota que saliera de él, Jerónimo se sentía en el cielo. En un momento Victoria decidió probar algo que hasta el momento no le había salido, tomó el miembro de Jerónimo desde la base y lentamente fue metiéndolo dentro de su boca intentando meterlo por completo, no lo lograría y lo sabía, mientras Jerónimo enredada sus dedos en la melena suave y negra de ella, acariciándola por momentos, no soportaba más y Victoria lo sabía, subiendo y bajando generando aún más entre gemidos Jerónimo casi le rogó que siguiera lo cual Victoria cumplió. Solo bastaron minutos para que Jerónimo descargara todo de si, ella sintió como ese liquido caliente llenaba su boca. Mientras sonreía por lo que acababa de pasar seguía masajeando el miembro de Jerónimo con la clara intensión de que vuelva al estado óptimo.
Victoria miro a Jerónimo con los ojos llenos de deseo, claro está ella aún no estaba satisfecha y lo que había hecho hace unos segundos la había excitado increíblemente, se sentía sexy, se sentía apasionada, sentía que era capaz de satisfacer a Jerónimo como ninguna mujer lo había hecho ni haría jamás.
Una vez que su respiración y su corazón pudieron bajar un poco el ritmo Jerónimo tomó a Victoria con ambas manos en su cara y la beso apasionadamente, sentía su propio gusto en la boca de Victoria e increíblemente eso lo exitaba más. El beso se hizo cada vez más profundo y caliente hasta que Jerónimo tumbó a Victoria en la cama, se terminó de desnudar y comenzó a quitarle la poca ropa que ella llevaba, al quitar su tanga se dió cuenta del nivel de exitacion que traía Victoria, nunca la había visto así, la miró por un momento apreciando lo hermosa que era la mujer con la que compartiría su vida de aquí en adelante y de un momento al otro la besó otra vez. Acomodándola en la cama, ya ambos desnudos, fue poniéndose en la posición más práctica que existe pero Victoria no aceptaría nada básico esta noche, después de todo era su noche de bodas, y por eso giró a Jerónimo sacando fuerzas desde la misma excitación que sentía, quedando así ella sobre él.
Apasionadamente tomó su miembro otra vez pero esta vez con fines distintos a los que ya había empleado, de a poco fue introduciendolo dentro de ella, el placer que Victoria sintió al notar a Jerónimo dentro de ella fue casi demasiado y sin hacer ningún movimiento lo miró fijamente para después sonreírle, no con una sonrisa como las de siempre, ésta era una sonrisa de placer, una sonrisa de satisfacción. Jerónimo posó sus manos sobre las piernas de Victoria y subiendo a sus caderas la tomó fuerte y comenzó a moverla, de a poco Victoria fue siguiendo por si sola el ritmo que Jerónimo había impuesto al punto de que él ya no necesitaba guiarla con sus manos. Sus movimientos eran cada vez más enérgicos, los pechos de Victoria rebotaban con cada empujón que daba buscando introducir más de Jerónimo en su ser y él los tomaba con sus manos para luego intentar sentarse y tomar uno de sus pechos con su boca.
A esta altura Victoria estaba fuera de sí, no importaba la vergüenza, la pena o el pudor, su mente ya no estaba en eso, ahora quería disfrutar, quería sentir cada vez más, quería llegar al éxtasis, estaba lista y necesitaba saciarse de una vez.
Sus movimientos ya eran frenéticos, cabalgaba a Jerónimo como nunca antes lo había hecho, esta vez no tenía comparación a aquella vez que estuvieron en el Hotel Spa escapándose de sus familias para poder amarse por primera vez, aquella vez ambos fueron delicados; Victoria había probado esta misma posición pero fue distinto, aquella vez fue con pudor hasta de que su amor la viera desnuda pero ahora era distinto, las inseguridades habían quedado de lado y ahora solo era amor y pasión lo que los invadía.
En un momento Jerónimo logro sentarse y al quedar en esa posición rápidamente encontraron el ritmo. Victoria se movía de adelante hacia atrás, así le había enseñado Jerónimo, el movimiento era mejor que de arriba a abajo y Victoria sentía más también, él por su lado ya sentado podía mover su cadera y tomándola de la cintura podía introducirse más en ella. La habitación olía a sexo, por la casa retumbaban los gemidos y los vidrios se empañaban con el aliento que escapaba de sus cuerpos casi sin permiso.
Victoria no podía reprimir sus gemidos cada vez más fervientes así que Jerónimo mirándola fijo me dijo - Estás conmigo, déjate llevar.
No bastó decir más para que Victoria libere toda la manifestación de lo que estaba sintiendo, comenzó a gemir cada vez más fuerte aunque aún lo hacía en los oidos de Jerónimo.
La cama crujía de tanto movimiento y clavandole las uñas en la espalda a Jerónimo Victoria llegó al clímax; tuvo un orgasmo largo e intenso, tanto, que Jerónimo comenzó a venirse otra vez viendo como su ahora esposa gozaba de un clímax casi perfecto, al momento de venirse Victoria logro recuperar su aliento y le pidió casi en ruego a Jerónimo que lo haga dentro, le gustaba sentir a Jerónimo en ese momento, muchas mujeres confiesan no sentir nada pero Victoria si, adoraba sentir a Jerónimo venirse dentro de ella, sentir como él depositaba su néctar, el líquido que sale desde lo más profundo de si dentro de ella le gustaba y hasta la volvía a excitar.
Jerónimo se quedó dentro de Victoria hasta que está comenzó a moverse de nuevo pero no para dormir exactamente, Victoria buscaba otra erección, volvió a acostar a Jerónimo y con movimientos suaves logró que su esposo volviera a exitarse. La noche aún no acababa para los nuevos marido y mujer. Aún quedaba mucho más por hacer, mucho más por gozar, mucho más por amarse y esta vez tenían todo el tiempo del mundo.

Cautiva de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora