Una nueva -vieja- vida.

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Los días siguientes siguieron ajetreados, Victoria se estaba acomodando a su nueva aunque ya conocida vida, a volver a la empresa, a tener a sus hijos nuevamente cerca al igual que sus amigas, Jerónimo estaba reorganizandose en su nuevo trabajo y buscando colegio para Martín.
Además de esto Jerónimo y Victoria estaban buscando una casa propia ya que en la casa de Victoria ahora estaban su madre y hermana además de la empresa que aún se mantenía con un calor hogareño. Victoria quería una casa no muy grande ya que eran solo ellos tres y Jerónimo coincidía con ella. Ambos buscaban el hogar perfecto para comenzar a formar su vida como marido y mujer.
Mientras lo encontraban se quedaban en el viejo departamento de Jerónimo, un lugar más que especial para ambos, el lugar que los vió enamorarse, que los vió darse los primeros besos, las primeras caricias, el lugar que albergó todas las fantasías de Jerónimo en aquellas noches donde no podía conciliar el sueño y lo único que hacía era fantasear con la vida que hoy tienen. Era un lugar mágico en su historia y por eso habían decidido dejárselo a Martín para cuándo se independice, quizás también como deseo de que él también algún día encuentre un amor como el que ellos tenían.
Entre todo el movimiento y papeleo nuevo Victoria de todas maneras se tomó un par de horas para ella y sus amigas en el spa que solían frecuentar. Los días anteriores no estaba sintiendose nada bien, tenía dolores intensos y su presión subía y bajaba constantemente y aunque no quería asustar a nadie, mucho menos a Jerónimo, los malestares la estaban sobrepasando.
- Bueno Victoria cuéntanos sobre tu nueva vida en España.
- ¿Y qué quieren que les cuente si ya saben todo? ¿O no las llamé todo este tiempo?
- Bueno, no todo. Dijo Camila con una cara sujestiva hacía Victoria.
- Eso es verdad. Dijo Fernanda entre risas de todas.
- Eso también lo conté todo.
- Vamos Victoria, nunca cuentas nada, cómo son tus días con Jerónimo... O mejor dicho, tus noches. (Carcajadas)
- Ya Camila! Lo único que voy a decir es que mis días y noches con Jerónimo han sido espléndidas!!
- Aaah jajajaja (risas de todas)
- Y cuéntanos, ¿cuándo será la fiesta de casamiento?
- Supongo que cuando las cosas se calmen aquí, aún queda mucho por hacer y en cuanto tengamos todo en orden comenzaremos a pensar en la fiesta. De todas maneras va a ser algo íntimo, solo los que siempre estuvieron con nosotros. Ustedes de por si.
- Y ahí estaremos todas Victoria. Dijo Helena.
La tarde siguió llena de risas, masajes y anecdotas.
Una vez en la casa Victoria preparaba la cena mientras esperaba que Martín volviera de la casa de su abuelo y Jerónimo de la editora. Había elegido un menú especial está vez ya que en los días anteriores no habían tenido tiempo de comer juntos.
Victoria se dedicaba por completo a la hora de la cocina, después de todo era una de sus pasiones y sin lugar a dudas era su profesión. Picaba cada verdura, hervía cada pasta y zazonaba cada plato con un amor inmenso. De repente sintió unos brazos rodear su cintura y unos labios besar su cuello.
- Hola. Dijo Jerónimo seductoramente.
- (Girandose y poniendo sus brazos al rededor de los hombros de Jerónimo) Hola mi amor.
- ¿Cómo la pasaste hoy?
- Mmh bien, esas dos horas de relajación eran necesarias.
- Bueno creo que entonces yo también necesito un par de horas de relajación (dijo Jerónimo tocando a Victoria desde su espalda a su trasero)
- No, no, no, ahora a comer. Esto ya casi está listo asique usted, señor Acosta, tiene que poner la mesa. Martín debe estar por llegar.
- Bueno, está bien. Dijo Jerónimo poniendo cara triste.
Una vez que llegó Martín comieron los tres juntos mientras se contaban historias y futuros planes. Luego los hombres de la casa lavaron los platos mientras Victoria se daba un baño y al final cada uno se fue a su cama.

Jerónimo y Victoria dormían juntos en la habitación de él y Martín dormía en el living.
Una vez en la cama Jerónimo veía como Victoria se ponía crema en las piernas y casi no resistía las ganas de tocarla, la imagen era demasiado para contenerse, finalmente cuando Victoria se recostó, a Jerónimo no le importaba mucho insinuar sus ganas y directamente se abalanzó a ella pero para la mala suerte de Jerónimo Victoria no se sentía muy bien como para una exhaustiva noche de amor.
- (entre forsejeos) Jero, Jerónimo, mi amor, no.
- (Jerónimo extrañado) ¿Qué pasa?
- Mmh es que estuve todo el día con dolor de estómago y creo que mi presión está un poco fuera de control por estos días. ¿Me perdonas si lo dejamos para mañana?
- (tratado de calmar a su corazón) ... Si, no pasa nada, ven aquí recuestate, mañana vamos a ir con tu médico para hacerte chequeos, ¿si?
- Si, lo se, hoy por la mañana lo llamé para acordar una cita y mañana por el mediodía tengo que verlo.
Victoria se recostó sobre el pecho de Jerónimo y platicaron hasta que ella se quedó dormida. Una vez esto, Jerónimo la miraba descanzar preocupado por el repentino malestar que estaba teniendo, había visto a Victoria sintiéndose mal esos últimos días y le preocupaba que su esposa sufra algo grave.
De todas maneras consiguió consiliar el sueño y solo esperaba que llegue la mañana para ir al médico y lograr que Victoria dejé de sentirse mal.

Cautiva de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora