Protegida.

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Victoria pasó todo ese fin de semana y mitad de la semana que siguió en el hospital, más que nada por prevención a que se complique su estado pero por esos días todo había transcurrido sin problemas, los dolores ya no estaban y el sangrado había parado por completo, Victoria se encontraba más tranquila aunque con miedo de que pudiera pasar lo peor, mientras tanto Jerónimo iba y venía a cada rato, había quedado a su cargo la mudanza completa, algo que de todas maneras lo confortaba ya que significaba menos trabajo para Victoria. Al comienzo de la semana era cuando debían realizar la mudanza de los muebles tanto del departamento como de la casa ya que Victoria quería conservar algunas cosas de su antiguo hogar y Jerónimo igual.
Mientras que él se encargaba de mudar todo y poner en orden la casa nueva Victoria aguardaba impaciente a que le den el alta médica y poder conocer su casa nueva ya sabiendo que era SU casa.

- Hola.

- Hola mi amor.

- ¿Cómo te sientes?

- Bien, no me dolió ni sangro en todo el día. (Agarrando la mano de Jerónimo​) te extrañe hoy.

- (suspirando) aaah yo también a ti, ya casi acabo con los arreglos de la casa, quiero que esté perfecta para ti. (Le dió un pequeño beso)

- ¿Sabes cuándo me voy a ir?

- Espero que pronto aunque si se tiene que quedar no sea rebelde señora Victoria.

- Lo se, lo se, es que estoy aburrida aquí y te extraño mucho...

- Ya vamos a tener mucho tiempo, lo primero es esta cosita de aquí (acariciándole la barriga)

- La sentí pateando hace rato.

- ¿Ah si? Es que es hija mía, es fuerte como su papá Jajaja

- jajajaja eso espero porque su mamá no lo es por lo visto​. (Agregó Victoria entristecida)

- Al contrario Victoria, tu eres la más fuerte de todos, ¿sabes porqué? Porque tienes la fuerza de mantener a esta bebé aún aquí con nosotros.

- Espero poder mantenerla hasta el final.

- Así va a ser mi amor, el tiempo va a pasar rápido.

Al otro día Jerónimo estaba en la casa nueva junto con Santiago, Estrella y Fernanda quienes se habían ofrecido a darle una mano con la mudanza, la cantidad de cajas que había en un comienzo ya no estaban y se veía realmente como un hogar, Jerónimo había acomodado todo para que Victoria no tuviera que caminar mucho, incluyendo que la habitación donde dormirían esté abajo así no tenía que subir escaleras. Además había comenzado a arreglar la habitación de la bebé, la pintura ya estaba y Estrella había colocado un cuadro muy tierno para decorar las paredes, la cuna había sido una que Victoria y Jerónimo habían elegido juntos por catálogo hacia un tiempo, al igual que algo de ropita y otra que ya le habían obsequiado. La habitación era muy sobria pero tierna para recibir a la beba una vez que estuviera con ellos. Verdaderamente Jerónimo quería que Victoria no se esforzara para nada.

Al fin de esa semana, casi siete días internada finalmente le dieron el alta a Victoria.

- ¡¡Al fin!!

- ¿Estás contenta?

- ¡Feliz!

- ¿No te duele nada?

- Nada, quédate tranquilo.

Cuando Jerónimo abrió la puerta de la casa Victoria estaba aún más feliz, aquella se veía como un verdadero hogar, en definitiva éste iba a ser el lugar donde iban a pasar el resto de su vida e incluso donde ya estaban sobrellevando un momento difícil, quizás el más difícil que les había tocado. Victoria recorrió la casa aunque Jerónimo insistió que el segundo piso lo deje para otro momento y aceptó. La verdadera emoción surgió cuando Jerónimo llevó a Victoria a la habitación de Malena, aún faltaban cosas pero Jerónimo se había apurado para que en esa semana esa habitación estuviese especialmente lista.

Cautiva de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora