Tuyo y mío.

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Victoria había preparado todo, había arreglado hasta qué comida hacer pero así y todo no podía controlar los nervios.

Su vida estaba a punto de cambiar, ésta era la noche en la que le iba a anunciar a Jerónimo que iba a ser padre nuevamente, esta vez, de un bebé con ella. Sin lugar a dudas estaba feliz, mientras cocinaba tenía que parar para secar sus lágrimas y hasta inconscientemente tocaba su barriga a cada rato. Ese bebé había traído nada más que alegría desde el primer momento que se supo de su existencia y Victoria ansiaba compartirlo con Jerónimo para comenzar a vivirlo juntos.

Martín se había quedado en casa de unos amigos así que Victoria tenía la oportunidad de pasar este momento a solas con su esposo sin ser interrumpidos y esto le daba un poco de tranquilidad. Había preparado la cena como si fuese un evento romántico, de paso aprovechando que este día cumplían medio año de casados.

Una vez que Jerónimo llegó sintió el aroma de la comida y aunque estaban en su anterior departamento y no en la casa donde definitivamente iban a vivir se sintió como en su hogar. Al llegar a la cocina encontró a Victoria y lo primero que hizo fue correr a besarla y abrazarla.

- Mmh hola mi amor. Felices seis meses siendo la señora de Acosta.

- Hola (dijo Victoria dándose vuelta y pasando sus brazos sobre los hombros de Jerónimo) felices seis meses de mi siendo la señora de Acosta (riendo) cómo te fue?

- Bien, con mucho trabajo y cansado pero bien, extrañándote. (Dándole besos en el cuello y poniendo la situación cada vez más caliente)

- (soportando los besos de Jeronimo) mmm para un segundo o vas a cenar un vaso con agua.

- (Siguiendo con los besos y con sus manos en el trasero de Victoria) no me importa.

- No, no, en serio (logrando que Jeronimo se detenga) hoy fui al médico.

- Es verdad, perdóname mi amor, ¿cómo te fué, qué te dijo?

- Me hicieron chequeos y todo está perfecto, mi presión sube y baja pero me dijo el cardiólogo que continuara con la medicación regular.

- Que alivio mi amor, de verdad, debo confesarte que estaba muy asustado así que la próxima yo voy contigo.

- (Victoria pensando que seguramente la próxima vez que vaya al médico sería para la primer ecografía del bebé) eso seguro mi amor.

La noche siguió tranquila, cenaron y hablaron de lo que habían hecho durante el día, por momentos Victoria inconscientemente se acariciaba la barriga pero al instante se daba cuenta y disimulaba.

Después de la cena se sentaron en el sofá y como tantas otras noches charlaban de la vida, como si recién se conocieran y aún fuesen "el señor Acosta" y "la señora Santiesteban". Victoria trataba de seguir la conversación pero en su mente solo tenía una cosa: anunciarle a Jerónimo que estaba embarazada. En un momento Jerónimo se paró y le ofreció vino pero Victoria lo rechazó por obvias razones, o al menos obvias para ella, así que Jerónimo cambio la oferta a un café el cual si fue aceptado.

Mientras Jerónimo lo preparaba Victoria trataba de calmar los nervios del próximo anuncio, ya está, era suficiente, se lo iba a decir ya!!

Cuando Jerónimo regresó con las tazas de café Victoria aprovechó y se sentó sobre él y solo se quedó mirandolo.

- ¿Qué pasa? Dijo Jerónimo mientras acariciaba su rostro.

- ¿Alguna vez pensaste en formar una familia, conmigo?

- Victoria nosotros somos una familia, tu, Martín, tus hijos, yo...

- Si, pero hablo de algo más nuestro, algo tuyo y mío, fruto de nuestro amor.

Cautiva de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora