Las dudas de Jerónimo.

961 86 4
                                    

Jerónimo dudaba de todos pero principalmente de Enrique, su historia lo hacia desconfiar, después de todo la última vez que se vieron se agarraron a golpes en casa de Camila cuando Victoria aún estaba preparando su segunda boda con él.
El hecho de que nadie pida rescate le llamaba la atención a todos, era extraño que si secuestran a alguien nadie llame para pedir dinero o incluso para amenazar, las cámaras de seguridad demostraban que seguramente los hombres que se llevaron a Victoria eran enviados por alguien más osea que no solo sabían quién era Victoria sino que no la querían para reclamar dinero a cambio, los oficiales claramente hacían pie en ésto y lo que les indicaba: quién ordenó el secuestro de Victoria es alguien conocido, alguien que la quiere a ella y no está dispuesto a cambiarla por nada.

*En la casa donde tenían a Victoria, habían pasado cinco días desde que la secuestraron y el trato que tenían para con ella era lamentable, le habían dado de comer solo dos veces cada día, una persona común podría soportarlo pero una mujer embarazada de riesgo que además debía nutrir a su bebé no solo no podía sino que no debía exponerse a una situación tal. Victoria lloraba casi todo el día aunque trataba de calmarse ya que no había tenido dolores aún, algo que era un milagro teniendo en cuenta que estaba atada en una cama y era alimentada como si fuese un animal.
Tres hombres custodiaban el lugar, los mismos que habían secuestrado a Victoria, no era su deber entrar a verla, Enrique cerraba las puertas y ellos solo debían chequear que nadie pasara por el lugar, principalmente la policía y si ese era el caso tenían coches preparados para llevarla a otro sitio.
Por la noche era el momento donde Enrique la visitaba, luego de salir del bufete y antes de llegar a su departamento. Éste era el momento de terror para Victoria, quién debía soportar la locura de Enrique y rogar que ésto acabará de una vez.

- Hola mi amor!! Gritó Enrique. ¿Cómo estás, cómo está nuestro niño?

- ...

- Sabes qué, como has sido tan buena te ganaste algo, pero antes debes prometerme que no gritaras. ¿Lo prometes?

- (asintiendo con la cabeza)

- Bueno (Enrique le quitó la cinta de la boca que solo le quitaban para comer, los labios de Victoria sangraban por momentos debido a la cinta adhesiva que usaban y renovaban cada día)

- Ahí está, ¿estas mejor?

- Enrique estás loco, déjame ir, te prometo que no voy a decir nada, necesito un médico, necesito ver si mi bebé está bien, falta poco para el parto, tu sabes que no puedo dar a luz de forma natural, no voy a poder.

- Noo, no, aún no necesitas un médico, aún falta para que nazca nuestro hijo.

- No es nuestro y no es un niño, es una niña y es mía y de Jerónim--

- (Tomándola por el rostro) no. El sexo lo veremos más adelante pero este bebé es tuyo y mío, de nadie más Victoria.

- (rompiendo en llanto) ¿Qué vas a hacer conmigo? Cuando tenga que dar a luz, ¿quién me va a asistir, tú? ¿Y luego?

- Todo a su tiempo mi amor, lo importante es que vamos a estar juntos, como siempre, tu y yo.

Ésta era una escena diaria para Victoria, Enrique llegaba, deliraba sobre la bebé y Victoria, la peor parte pasaba cuando Victoria harta de la situación peleaba con Enrique o forcejeaba para desatarse, ahí era cuando Enrique la golpeaba en el rostro para luego volver con los diálogos sin sentido como si hubiese sido un error de ella y luego se retiraba.
Victoria ya no soportaba más la situación, temia por su bebé, por momentos tenía contracciones normales pero le daba terror que se adelantará el parto o peor, perder el embarazo. Cada día Victoria rogaba  que Jerónimo la salvará, no tenía dudas de que la estaban buscando pero cada día desesperaba más.

* Cuando la policía le preguntó a Enrique dónde había estado el día del secuestro contestó la verdad

- Estaba en una reunión con unos clientes, aquí están los números para que certifiquen quienes estaban conmigo.

- ¿Qué relación tenía con la señora Victoria?

- La última vez que la ví fue en la casa donde vivíamos, la encontré ahí e intercambiamos algunas palabras.

- ¿Sobre qué?

- Sobre su vida y la mía, no le voy a negar que me sorprendió el embarazo asi que le comenté que me hacía recordar a cuando estaba esperando a nuestros hijos. Fue breve y luego me retiré.

- ¿No la volvió a ver después de ahí?

- No, ni supe nada de ella, es más no sé de cuánto tiempo de embarazo lleva, podría haber dado a luz y yo ni enterarme.

- ¿Le molesta?

- ¿Qué cosa?

- Su ex esposa embarazada de otro hombre.

- Mire oficial, soy abogado, se qué preguntas son comunes y cuáles no, como también sé cuáles me veo obligado a contestar y cuáles no. De todas formas la respuesta es no, Victoria y yo tuvimos una vida juntos, tres hijos, una nieta y después de veinticinco años de matrimonio decidimos terminar todo. Cada uno tomó su camino y siguió. Ella hoy se encuentra embarazada y me alegro por ella y por Jerónimo.

- ¿Conoce de alguna razón o persona que podría hacerle daño a su ex esposa?

- No, como ya le dije, cada uno tomó su camino, ella se fue con Acosta a España y no volví a verla hasta hace un par de meses.

El interrogatorio continuó con preguntas bastante personales, para suerte de Victoria los oficiales dudaban de Enrique debido a su mala relación en el pasado y no se convencían de éste Enrique superado al que ya no le molestaba ver a la mujer que él quería con otro hombre. A pesar de las dudas no podían apresarlo solo por preguntas asique por esta vez Enrique salió ileso.

Afuera de la oficina de los oficiales se encontraban Jerónimo, Camila, los hijos de Victoria y Fernanda quienes habían rendido testimonio ese mismo día. Mientras esperaban Jerónimo no hacía más que comentar sus dudas.

- Camila fue él.

- Jerónimo necesitas calmarte, no podemos acusar a nadie, la policía sabrá qué hacer.

- (sobrepasado por toda la situación) no sé qué hacer, no duermo, no como, no puedo pensar, qué pasa si Victoria vuelve a tener perdidas, si no le dan de comer o beber o si le hacen algo malo a ella o la bebé.

- Ey, ey, escuchame, cálmate, necesitas pensar claramente para poder ayudarla.

Al salir Enrique Jerónimo lleno de ira no tuvo mejor idea que enfrentarlo. A penas lo vió salir se le fue encima ante la sorpresa de todos en el lugar y la incómoda posición de los hijos de Victoria quiénes elegían confiar en su padre pero no querían ponerse contra Jerónimo quién se veía claramente desbordado por la situación.

- FUISTE TU!! Gritó Jerónimo mientras empujaba a Enrique contra la pared.

Cautiva de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora