~ El trabajo de parto llevaba más de diez horas, un horario común en algunas mujeres, para muchas es menos mientras que para otras tantas suelen ser más, Victoria estaba en un promedio pero ya no aguantaba, estaba demasiado adolorida y aunque había llevado las contracciones bastante bien, al momento de sentir cómo la bebé bajó directamente al útero ya no pudo aguantar las ganas de pujar, y para colmo se encontraba sola hasta que llamo a la enfermera.
- Señora Victoria, recuestese, recuestese.
- No, no quiero, tengo muchas ganas de pujar. Dijo entre lágrimas y mareos. No aguanto, algo está mal...
- Recuestese, se puede hacer daño.
- ¿Porqué no me escucha? Siento a la bebé a punto de salir, necesito pujar ahora.
- En cuanto venga el doctor comenzamos el parto. Contestó la enfermera con demasiada calma para luego retirarse de la habitación como si nada.
- Esto no está bien, algo anda mal. Dijo Victoria en voz alta mientras otra contracción atacaba nuevamente. El dolor era terrible, sus tres anteriores partos habían sido por cesarea debido a que cada vez que pujaba su presión se disparaba y es por esa razón que no reconocía con facilidad si la intensidad de las contracciones era la correcta o exageraba; así que guiandose en la extraña calma de la enfermera solo trató de sortear las siguientes contracciones y esperar al médico.
Los minutos pasaban y nadie llegaba, llamaba a las enfermeras pero nadie venía, así que decidió ir a buscar ayuda antes de que otra contracción atacara, en el momento de levantarse notó con horror que entre sus piernas escurría sangre casi pura; era increíble la cantidad de ésta y entre el miedo y el llanto se adentró a los pasillos del hospital para buscar al menos a una enfermera que la viera.
Al salir, Victoria se cruzó con la enfermera que la había atendido y corrió a pedirle ayuda.
- Enfermera, estoy sangrando, esto no puede ser normal, necesito dar a luz.
- Señora necesita descansar, venga conmigo-
- No, no, no, no necesito descansar, NECESITO DAR A LUZ!!! Gritó Victoria y acto seguido otra contracción parecía partirla al medio, en ese momento se sostuvo de las paredes mientras la enfermera la guíaba nuevamente hacía la habitación. La vista de Victoria se nublaba por momentos como si perdiera la conciencia por unos segundos, realmente la situación era extraña y algo estaba mal.
En un momento Victoria se encontró a si misma atada de pies y manos con las piernas abiertas y un médico gritándole que pujará, sin pensar en nada más accedió al pedido del médico al que no podía ni siquiera verle la cara desde su posición.
- Puja, PUJA!!!!
Y así lo hizo, Victoria trataba de dar pujadas largas aunque el dolor era demasiado, sentía a la bebé como si estuviese atorada en su interior. Mientras la enfermera empujaba su barriga Victoria seguía pujando pero el cansancio era demasiado y nuevamente se desvanecía para luego volver a la conciencia.
- Jero-Jeronimo, ¿dónde está Jerónimo? Dijo en un rapto de lucidez. Necesito a Jerónimo, ya no puedo más.
- Victoria debe pujar, empuje fuerte o no va a nacer. Enfermera necesito toallas, el sangrado es masivo.
- ¿Qué? No, necesito a Jerónimo, basta, basta, no puedo más. Y en ese momento todo se volvió oscuro para ella.
- Victoria, mi amor, aquí estoy, aquí estoy, vuelve, vuelve...
Jerónimo se desesperaba tratando de hacerla volver a la vida, la pérdida de sangre había sido demasiada y Victoria no pudo resistir.
- Señor Acosta, lo siento mucho. Dijo el médico levantándose y saliendo de la habitación.
- ¿Qué? No, ey, la bebé, ¿qué pasa con la bebé? Dijo Jerónimo entre lágrimas mientras se giraba siguiendo la mirada del médico. Ahí estaba la enfermera con la pequeña manta rosa que cubría el cuerpo de su bebé, se había ido con su madre. Ninguna de las dos había sobrevivido al nacimiento.
Jerónimo la tomó y llevándosela al pecho solo se arrodilló y lloró, se había quedado sin nada, así, de un momento a otro. La muerte se había llevado a la mujer que más amaba y al fruto de ese amor de un solo tirón. ~
- Jerónimo, Jerónimo!!!! Despierta!
De un salto Jerónimo casi salta de la cama.
- Estabas soñando, cálmate...
En ese momento Jerónimo se abalanzó a Victoria abrazándola y tocandola sin parar, como serciorandose de que ésta Victoria si era la real.
- Ya, ya pasó... Fue solo una pesadilla, ya estás bien...
Jerónimo tocaba la barriga de Victoria con desesperación, ésta había sido una de esas pesadillas demasiado realistas, había sentido hasta los perfumes.
- Fue real, fue demasiado real... Dijo Jeronimo mientras recuperaba el aire y la calma.
- No lo fue, ya pasó, estás bien y yo también. ¿Me quieres contar qué soñaste?
- No. Prefiero no hacerlo, fue horrible. Contestó mientras acariciaba la barriga de Victoria. Fue sobre tu y la bebé...
- ¿La perdía?
- Algo así...
- Bueno pero ya está, quizás tus sueños reflejaron tus miedos, no nos va a pasar nada, estamos las dos muy bien, muy sanas y muy contentas de estar aquí, con papá, protegidas... Dijo Victoria mientras le daba pequeños besos con los que buscaba calmar a Jeronimo.
- Está bien, me asusté demasiado, en ningún momento me di cuenta de que era un sueño. Decía Jerónimo mientras se recostaba abrazando a Victoria casi como envolviendola. Si te pasa algo me muero Victoria.
- No me va a pasar nada, ni a mi ni a nuestra bebé. Duerme y no pienses más en nada.
- Te amo.
- (girandose) Y yo te amo a ti, ambas lo hacemos.
Y se besaron para luego volver a dormir esperando que ninguna pesadilla ataque de nuevo.
Por la mañana Jerónimo aún seguía con miedo, despertó antes que Victoria y se quedó observandola mientras acariciaba a la bebé, de a ratos presionaba la barriga para hacerla patear pero aún no habían tenido esa oportunidad, y ésta mañana no iba a ser la excepción. De a poco Victoria despertó para encontrarlo en esa situación y recordando la noche anterior solo pudo sonreír.
- Buenos días. ¿Aún estás con miedo?
- De verdad fue muy real. (Besándola) Buen día hermosa.
- Mmmh pero no lo fue, ya te dije, ambas estamos perfectas.
- Lo sé, creo que inconscientemente tengo miedo de que pase algo, pero no importa, no quiero transmitirte esos miedos a tí, hablemos de otra cosa. Hoy se lo contaré a Henry.
- No tienes que tener ningún miedo, cualquier cosa que pase la consultamos con Bernardo y se soluciona. No va a pasarnos nada malo, ¿si? (Dándole un beso) Y está bien, yo sé lo diré a Camila, Helena y a mi hermana, veré si se lo cuento a mi mamá.
- ¿Quieres que te acompañe con eso?
- No, creo que la fiera ya está domada.
Entre risas ambos siguieron la mañana, Victoria consolaba a Jerónimo de su pesadilla mientras él no paraba de mimarla, ambos desayunaron y luego Victoria se dirigió hacia la casa familiar mientras Jerónimo fue a la casa de Henry para contarles las (muy) buenas noticias...
ESTÁS LEYENDO
Cautiva de tu amor
Fanfiction+18 Historia sobre Victoria y Jerónimo de la Telenovela Victoria (2008). En este fanfic Victoria y Jerónimo ya como matrimonio deciden regresar a su país para instalarse definitivamente. Jerónimo es trasladado allí a una sucursal del diario para el...