Recuperando el tiempo perdido.

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Tomando la cara de Victoria entre sus manos Jerónimo se preguntaba porqué lloraba, habían pasado de el primer momento apasionado en mucho tiempo a Victoria llorando.

- Mi amor ¿qué tienes?

- Es que...

- Dime.

- Después de la bebé...

- (No entendiendo)

- Bueno, del embarazo...

- (Finalmente entendiendo que todo se trataba de inseguridades, nuevamente.)

- Es que no se si mi cuerpo...

- Victoria, escuchame, eres hermosa, te amo, te deseo y me muero por estar contigo otra vez (besándola) no tienes nada que no tuvieras antes ni te cambiaría nada. Al contrario, estas mejor. Agrego Jerónimo con un guiño mientras posaba sus ojos en los pechos de Victoria.

- ¡Basta, atrevido! Bromeó Victoria. ¿De verdad, no te molesta mi cuerpo?

- Victoria tu dime ¿en qué podría molestarme? Eres hermosa y yo que vea no tienes nada "malo" ni por lo que estar insegura, siempre te cuidaste la piel, las únicas marcas que tienes son cicatrices por golpes, no engordaste nada, al contrario, yo diría que ni siquiera se nota que tuviste un bebé hace poco. Escuchame, así se notara no me importaría, no me importa, ¿qué más debo decir para hacerte saber que me gustas así, como eres, y así te amo? ¡¡¡¿Debo GRITARLO?!!!

- NO, no, la bebé duerme... Está bien, te creo y te amo, es solo que quiero estar bien para ti.

- Es para ti que debes estar bien, y así yo también te veré hermosa, aunque ya lo haga.

- (Poniendo sus brazos sobre los hombros de Jerónimo) eres el mejor hombre, esposo y padre, gracias por todo lo que haces.

- Tu lo mereces, te amo.

- Te amo.

Así comenzaron a besarse nuevamente, ésta vez las manos de Jerónimo tenían libertad sin ser detenidas por Victoria. De a poco Jerónimo fue subiendo la falda que traía Victoria mientras ella por su lado desabrochaba su cinturón y abría su pantalón, poniéndola de espaldas contra la mesa de la cocina Jerónimo comenzó a besar el cuello y luego de desabrochar su camisa y bajar su sostén besó su espalda mientras acariciaba sus piernas, subiendo de a poco bajó su ropa interior para luego quitar la suya.
Victoria sentía todo con más precisión, quizás por su estado o las hormonas que aún revolucionaban su cuerpo pero por alguna razón los besos de Jerónimo calaban en el centro de su cuerpo. Fue cuando jerónimo finalmente entró en ella cuando sus piernas casi se vencen a la sensación, hacia meses que no tenían relaciones y se notaba en el nivel de pasión que tenían, Jerónimo buscaba besar el cuello de Victoria con hambre y ella se derretía en cada suspiro.

- Te amo, te amo, no te imaginas cuánto te deseaba. Dijo Jerónimo entre suspiros.

- Yo te amo a ti, te deseo Jerónimo, te amo...

Acelerando su ritmo Jerónimo tomaba las caderas de Victoria como queriendo introducirse aún más en ella. Con una mano en su cintura y la otra en uno de sus pechos Jerónimo estaba al borde del éxtasis, Victoria por su lado ya lo estaba sintiendo, con pequeños gemidos le hizo saber a Jerónimo que debía profundizar aún más sus embestidas, inclinándose sobre la mesa Victoria no toleraba el nivel de su orgasmo, Jerónimo sintiendo como el interior de Victoria temblaba se recostó sobre su espalda sin cambiar el ritmo de sus movimientos. Una vez que Victoria recuperó el aliento Jerónimo salio de ella solo para girarla y ponerla de frente a él, volviendo a entrar en ella Jerónimo ésta vez quería su propio clímax, tomandola de las piernas y haciendo que rodeen su cintura Jerónimo buscaba entrar aun más en Victoria, su miembro iba a explotar, su mente estaba consumida viendo el rostro de Victoria y escuchando los gemidos que ésta hacía, tomando uno de sus pechos con su boca jerónimo pudo sentir el gusto de su néctar, sin embargo no le importó, su esposa le había dado a su hija hace solo un mes y lo que sus pechos produjeran era solo una consecuencia para nada desagradable para él.
Entrando y saliendo de Victoria frenéticamente y casi con desesperación Jerónimo trató de articular una frase.

- Victoria - me haces - sentir- ...

Jerónimo no pudo terminar de decir lo que su mente pensaba en ese momento al ser interrumpido por un nuevo orgasmo de Victoria, teniéndola de frente, viendo su rostro y notando los temblores de su cuerpo Jerónimo tampoco pudo resistir así que se dejó llevar finalmente. Así, a los gemidos de Victoria se sumaron los de Jerónimo que desesperado trataba de entrar aún más en Victoria.

Luego de éste momento, ambos se quedaron ahí, aun únidos, besándose. Después de un momento ambos se vistieron y sin decir ni una palabra se dirigieron a su recamara. Victoria cargó a Malena y ambos la llevaron a su recámara particular, estaba dormida tan profundamente que no escuchó nada de lo que había pasado, aunque si lo hubiese hecho no entendería.

Luego de dejar a su bebé plácidamente dormida en su cuna los dos se fueron a su propia cama, ahí continuaron lo empezado antes, ambos se deseaban con desesperación, desde antes que secuestraran a Victoria ya no tenían relaciones debido a los problemas que Victoria había tenido con el embarazo y ahora debieron esperar a los tiempos correctos, ésto había aumentado el deseo aún más de lo normal y ahora que podían estar juntos iban a recuperar el tiempo perdido.

Cautiva de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora