Cuando por fin logramos ponernos de acuerdo con James, las niñas iban a empezar a ir al jardín de niños. David ya tenía el lugar en el colegio asegurado y hoy era el primer día, para los tres. James aún tenía una semana antes de comenzar a trabajar y yo, bueno, yo, estaba todo el día aburrida en casa.
Al no haber terminado la secundaria, como correspondía. No iba a conseguir un buen trabajo, aunque según James no hacía falta, a mi me hubiera gustado colaborar con los gastos de la casa. James siempre decía que con cuidar a los niños y hacerlo feliz a él, ya bastaba. Pero yo no me quedaba tranquila, más aún cuando me dejaban sola en casa, cuando me aburría esperando que llegaran todos de estudiar o trabajar.
La primera parada fue en el colegio de David. Caroline se quedó dentro del auto con Megan y Ashley, mientras James y yo acompañábamos a nuestro hijo mayor a entrar en el edificio.
-¿Qué pasa si no hago amigos?
-Créeme, campeón, los harás.
David se mordió el labio inferior y bajó la mirada. Tenía los ojos llenos de lágrimas, tenía miedo a quedarse solo en un lugar completamente nuevo y diferente para él.
-Vamos, ya tienes que entrar –James le dio un leve empujón apoyando su mano en la espalda.
-No quiero quedarme –me observó a mí.
Me puse a su altura y besé la punta de su nariz. Me abrazó al instante y murmuró algo que no pude comprender.
-¿Y si nadie me quiere?
Lo separé un poco de mí para decirle algo. El móvil de James comenzó a sonar, así que se alejó de nosotros y atendió la llamada. Me quedé con David, tenía que animarlo y convencerlo de que todo iba a ir bien.
-Hijo, verás que hay muchos muchos niños que son nuevos como tú y puedes hacerte amigo de ellos –dije. Negó con la cabeza-. Va a estar todo bien, son solo unas horas, si pasa algo malo, al llegar a casa me dices y lo solucionamos, pero verás que será lindo, que hay muchos niños buenos, y que aprenderás mucho muchísimo.
-Quiero quedarme en casa con las mellizas –hizo morros.
Observé a James que aún hablaba con alguien. Lo insulté en mi mente, debería haber estado ayudando, en vez de hablando por el móvil.
-¿Y si cuando salgas vamos a tomar un helado? Los cinco juntos –le animé.
No tardó más de dos segundos en sonreír. Cómo amaba verlo sonreir, era tan lindo y tierno a la vez.
-¿Ah, que dices?
-Vale, me quedo –me abrazó-. ¡Papá! –le gritó a James.
Mi marido le dirigió una fugaz mirada y le sonrió. Volteó y siguió con esa maldita conversación que estaba teniendo.
-¿Qué le pasa a papá?
-Nada, está teniendo una conversación de la cual nunca vamos a enterarnos. Le dejas un beso aquí en mi mano –le tendí la mano y el besó la palma, la cerré como si estuviera guardando el beso para James- y luego se lo doy.
Me sonrió y besó mi mejilla.
-Te quiero mucho, mami.
-Yo a ti, compórtate.
Asintió con la cabeza y salió corriendo para entrar al edificio detrás de todos los otros niños y maestras. Me incorporé y fui hasta donde James. Abrí la mano donde "tenía guardado el beso de David" y le pegué una cachetada a James.
-El beso de despedida de tu hijo –le dije antes de alejarme.
Lo sentí quejarse y luego se llevó la mano a la mejilla. Volví al auto y me senté en el asiento del copiloto.
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LA BELLA Y LA BESTIA (JAMES MASLOW Y TU) SEGUNDA TEMPORADA
RomanceSegunda parte de la Bella y La Bestia