CAPITULO 22

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Estamos sentados en Mc.Donalds almorzando comida que aporta calorías para todo un año. No ha cambiado eso de ir a comer a ese lugar cada vez que se nos presenta la oportunidad y creo que si no tuviéramos a los niños, iríamos más seguido. James está más concentrado en su hamburguesa que en respirar y creo que va a atragantarse en cualquier momento. Amo verlo como un niño. Somos jóvenes, muy jóvenes para andar con tres niños. Si, es ahora cuando lo pienso, cuando tengo dos segundos sin hablar mi cabeza comienza a maquinar y a veces puedo sentirme hasta arrepentida de no habernos cuidado cuando me quedé embarazada de David , pero aún así lo amo y esas son veces que pienso demasiado. Realmente tendría que dejar de pensar porque no voy a llegar a nada y me voy a deprimir sola. La mente puede ser muy peligrosa.

-¿Vas a comerte eso o qué?

-Qué –digo divertida-. Si voy a comerlo. Deja de comer como un cerdo.

Se apoya contra el respaldo de su silla mientras succiona de la cañita.

-Si como mucho soy un cerdo, pero cuando estamos en la cama me dices desnutrido.

Me río divertida y meto una papa en mi boca. Luego le saco la lengua.

-Podemos compartir mi hamburguesa, si quieres.

-No. Tú tienes que comer, porque nunca comes nada y de verdad me pareces más rara que cuando llegaste a casa. Voy a pedirme otra.

-¡JAmes! Deja de gastar en comida que no alimenta.

-Tú comete eso y cállate.

Se pone de pie con su vaso en mano y se dirige al local. Niego con la cabeza dando a entender que está loco y sigo comiendo mis papas.

-Hola, linda... -Un chico ocupa el lugar de James.

Creo que esto no va a ir nada bien cuando Maslow se entere.

-Hola... -digo frunciendo el ceño-. Estoy con mi esposo, si no te molesta. ¿Puedes salirte de su silla?

El chico se ríe animado. Tiene ojos grises y cabello negro enrulado. Una perfecta sonrisa y pecas distribuidas por todo su rostro.

-Me llame Axel.

-Que lindo nombre –digo ladeando la cabeza-. No quiero problemas, ¿puedes irte del asiento de mi marido?

-¿Estás casada? –Alza una ceja-. Más cachondo me pone eso.

Ruedo los ojos y luego busco a James en la fila de Mc.Donalds. Sí, ahí está, esperando su comida. Está de espaldas a nosotros, pero eso no asegura mi seguridad. Este chico tiene que desaparecer antes de que a James se le ocurra volver.

-¡Axel! –Grita un chico del otro lado.

-¡Robin! –Le hace una seña para que se acerque.
No, mierda, no. Robin, el amigo de Axel, viene con dos chicos más. Si, era un día perfecto que cuatro estúpidos están arruinando.

-Vete, por favor –le digo a Axel.

El ignora haberme escuchado y se pone de pie para abrazar a su amigo.

-Así que estás en una cita.

-No, nada de eso. Ni siquiera lo conozco –digo frunciendo el ceño.

Los chicos se ríen. Perdón, ¿era gracioso? Tengo ganas de ponerme de pie e irme al lado de James.

-Ya, es en serio.

-¿Cómo se llama tu novia, Axel?

-No soy su novia y ni siquiera él sabe mi nombre.

-Michelle.

-¿Qué? Me voy.

-Amor, no te pongas así. Son mis amigos, Robin, Chris y Louis.

LA BELLA Y LA BESTIA (JAMES MASLOW Y TU) SEGUNDA TEMPORADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora