El cielo estaba gris, las nubes se arremolinaban en grandes cantidades negras, mientras que los truenos llamaban la atención de cualquiera. Megan junto a Ashley, permanecían en sus sillitas de comer. David observaba dibujos animados, mientras que yo anhelaba la llegada de James.
Se me estaba haciendo complicado, el no poder tenerlo bajo techo junto a mí y nuestros hijos. James no estaba a salvo con la tormenta que se aproximaba y yo dudaba mucho que llegara antes que las nubes decidieran desatar su furia sobre las calles de Nueva York.
-¡Mamá!-gritó David mientras corría a abrazar mis piernas-. Araña, mamá, araña.
Bajé la mirada e intenté concentrar mis pensamientos en el niño.
-¿Dónde, David?-le pregunté observando donde él había estado.
Me jaló del brazo, llevándome así donde el intruso de ocho patas se encontraba. Estaba quieta, sin mover una sola de sus patas, sin notar nuestra presencia.
-Mátala-susurró David.
Reí levemente y levanté mi pie para matarla con fuerza. Lastimosamente, Megan pegó un gran grito antes de largar un tremendo llanto.
La araña corrió rápidamente a través de la sala y se metió bajo el sofá.
Suspiré resignada mientras David moría internamente y tomé a Megan en brazos.
-¿Qué ocurre, pequeña?-apoyó su rostro en mi hombro.
-¡Mama, mátala!
-No sé dónde ha quedado, David.
-Va a matarnos, mami, va a modernos mientras estemos durmiendo.
-No va a pasar nada de eso.
Megan volvió a llorar con fuerza, mientras que David me observaba con sus ojos vidriosos y sus labios en curva hacia afuera. Moví un poco mi cuerpo, haciendo que Megan se tranquilizara, la dejé junto a su hermana y me puse a la altura de David.
-Vamos a buscarla y la matamos, no llores-lo abracé.
David se secó las mejillas inundadas en lágrimas y aspiró con su nariz. Se tomó el borde de la remera y lo arrugó con nerviosismo.
Operación "buscar la araña", iniciada.
Media hora había transcurrido desde que David decidió buscar la araña. El arácnido no se encontraba bajo el sofá, bajo la mesa, ni siquiera bajo el televisor. Cuando la encontramos, David le pegó con una de sus pantuflas de oso, mientras que yo agradecía al cielo por haberla encontrado y no tener que desordenar más nada de la sala.
-A dormir, David.
-Es temprano, mamá-se quejó-. Papá aún no ha llegado, siempre me voy a la cama cuando llega papá.
-Pero hoy papá va a llegar más tarde, así que cepíllate los dientes y a la cama.
David se quejó con un bufido y luego se levantó del sillón, caminó escaleras arriba. Megan observaba desde su silla, cuando David desapareció, ella volteó a verme. Ahí fue cuando me dí cuenta de que Ashley estaba durmiendo con su cabeza caída sobre su hombro.
-¿Te aburres, Megan?-pregunté tomando en brazos a Ashley-. Yo también, tu papá nos ha abandonado.
La niña siguió observándome con sus ojos miel mientras yo subía la escalera para dejar a Ashley en su cuna.
La tormenta se desató a media noche, cuando mis tres hijos dormían placidamente bajo sus sábanas, cuando mi esposo no daba señales de vida.
-James, Dios mío, James-susurré mientras me aseguraba de que todas las puertas y ventanas estuvieran cerradas-. ¿A qué hora piensas llegar, cariño?-seguí diciendo.
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LA BELLA Y LA BESTIA (JAMES MASLOW Y TU) SEGUNDA TEMPORADA
RomanceSegunda parte de la Bella y La Bestia