Fruncí el ceño sin comprender qué hacía mi vecino en casa a esa hora. Venía con un traje impecable y su cabello bien peinado.
-¿Qué necesitas? –pregunté sin dejarle paso a la casa.
-¿Puedo pasar?
-Te he preguntado algo –sonó muy duro, lo sé.
Se acomodó la corbata y luego me sonrió.
-Necesito pasar si quieres saberlo.
-Bueno, antes dime a qué vienes.
-Te estaba buscando a ti, te encontré, ahora necesito entrar.
Fruncí mi ceño nuevamente y dejé caer todo mi peso sobre una de mis piernas. Crucé mis brazos sobre mi pecho mientras lo escuchaba reír profundamente. Me empujó a un lado y cerró la puerta tras sus pasos.
-¿En qué planta tienes las habitaciones?
-¿Disculpa? –Pegué un alarido.
-Lo que has escuchado, _______.
-Oye, eres un hombre de familia, no seas asqueroso. Tengo tres hijos y un marido al cual amo, no voy a acostarme contigo –le grité intentando alejarme de él.
Me tomó por la muñeca bruscamente y me acercó a su cuerpo.
-¡Suéltame y vete de mi casa! –Grité enojada.
-Espera, espera, tranquila. Pareces una nena de diez años, ¿qué edad tienes?
-Eso a ti no te importa.
-¿Qué edad tienes?
-Veinticuatro, ya vete.
-No.
-Eres un viejo verde asqueroso. Me doblas la edad y me vas a violar, ¿es en serio? No sé ni cómo has hecho para entrar, pero te juro que voy a denunciarte, viejo depravado.
Dos de las criadas se asomaron a la sala. Me observaron atentamente e hicieron una seña de llamar a la policía o no. Negué con la cabeza.
-Tenemos público, eso es aún más excitante.
-Vete de mi casa y suéltame, maldito seas.
Me soltó la muñeca e hizo amago de tomarme entre sus brazos, pero me moví rápido y me alejé de él. Se quejó mientras se aflojaba el nudo de la corbata.
-Váyase o llamaremos a las autoridades –dijo una de las criadas.
-Vale, ya me voy. ______, creo que correspondo que me acompañes a la puerta.
-La tienes detrás de ti, viejo.
El corazón me latía descontroladamente. Le abrí la puerta principal y quiso acercarse a mí, con una mano sobre su pecho, lo aparté. Pero cuando fui a cerrar la puerta tras él, me plantó un asqueroso beso y antes de alejarse de mí, me mordió el labio inferior. Cuando logré cerrar la puerta, las lágrimas ya corrían por mis mejillas.
-¿Le hizo daño, señorita? –Preguntó una de ellas.
Negué con la cabeza y corrí por mi móvil que estaba sobre la mesita de café de la sala. Marqué el número de James y respiré varias veces seguidas antes de sentarme sobre el sillón mientras las lágrimas corrían por mis mejillas.
-Amor estoy en medio de una importante junta te llamo luego.
Sorbí mi nariz para contestarle.
-Te necesito –susurré entre sollozos.
-¿Qué ocurre? –Preguntó alarmado-. Espera un segundo –sentí su voz alejarse-. Disculpen, debo atender este llamado.
Una puerta abrirse, otra cerrarse, una abrirse, otra cerrarse y nuevamente volví a oír a mi James.
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LA BELLA Y LA BESTIA (JAMES MASLOW Y TU) SEGUNDA TEMPORADA
RomanceSegunda parte de la Bella y La Bestia