CAPITULO 21

342 15 1
                                    

Rodeo la cama y me siento mientras dejo colgando mis pies. Acabo de salir de la ducha, estoy envuelta en una gran toalla blanca y me observo las piernas. Necesito crema hidratante urgente. James acaba de meterse en la ducha y no tengo ganas de levantarme a buscarla por mí misma. Me tiro hacia atrás y dejo hacer mi cuerpo atravesado en la gran cama de matrimonio de nuestra habitación. Definitivamente voy a esperar a que James salga, no quiero buscar la crema por mí misma. Tengo flojera, mucha flojera. James debería apurarse, no puedo pasarme la noche desnuda, a menos que esté en sus brazos, envuelta en una toalla sobre la cama. Cierro los ojos y tarareo una canción. El sueño me arrastra muy lejos...

-¿Qué haces?

Abro los ojos sobresaltada e intento ponerme de pie. Intento fallido. Mi frente choca contra la frente de James y siento un grito ahogado de su parte. Vuelvo a caer en la cama, mierda, como ha dolido aquello, hasta estoy medio mareada. Cierro los ojos de vuelta y luego me siento nuevamente en la cama.

-Mierda, _____ -dice James adolorido.

-Ouch, perdona, Mals. –Me toco la frente-. ¿No sangra?

Se ríe divertido y niega con la cabeza. Tiene el torso desnudo y una toalla que prende de su cadera. Dios, que sensual.

-Me quedé dormida y cuando escuché tu voz me asusté.

-Oh, no me di cuenta. –Se tapa la boca con fingida incredulidad.

Me río y estiro mis brazos. Le sonríe cuando se pone de pie para buscar su ropa y recuerdo que necesito mi crema.

-¿Sabes? Estaba esperandote para que me pasaras la crema hidratante.

-¿Ah...si? –Pregunta poniendose unos boxers-. Mira que bien.

-Oh, vamos... -me río.

-Así que esperas a tu esposo desnuda en la cama, solo por crema hidratante... Interesante.

Me río de nuevo y me pongo de pie. Ya sé por donde viene la mano, pero James se me adelanta y coge el pote de crema. Lo menea en el aire.

-Que va... ya hasta flojera me da.

Busco entre mi ropa y tomo mi pijama junto con la ropa interior que he elegido.

-Deberías ser más ágil –me dice mientras se coloca el pijama-. Usted y yo tenemos un tema pendiente.

Alzo una ceja y me dirijo a la cama. James lanza el pote a la cama y este rebota antes de quedarse en su lugar. Me siento al borde de la cama y alzo la barbilla en dirección a mi esposo, ¿qué tema pendiente? Abro la crema y tomo un poco en mano, la esparzo por mis piernas y las masajeo hasta que se absorbe toda en mi piel.

-Megan y Ashley quieren trencitas y tatuajes.

Me río antes de colocar el pote de crema sobre la mesa de noche.

-Te juro que no ha sido mí culpa.

-¿Debo creerte?

Coordinamos al momento de apagar y prender luces. Él paga la luz principal y yo prendo la luz de la mesita de noche. Corre y se tira en la cama haciéndome saltar sobre esta. Me río y me meto en la cama, él se acomoda para que lo cubra con las sábanas.

-Claro que debes creerme.

-Oh, no, no, señorita.

-¿Qué pasa?

Me acurruco a su lado y lo abrazo. Apoyo la cabeza en su pecho y él me abrazo a mí.

-Sabes cómo volverme loco.

-No he hecho nada.

-Eso es lo que más me asusta.

Me río divertida y froto la mejilla contra el vello de su pecho. Se ríe y sus dedos comienzan una carrera por mi espalda mientras van acariciando a su paso, van dejando pequeñas cosquillas. Esa sensación cuando James me hace cariño, cuando James se comporta como un novio enamorado. Nunca va a desaparecer, aún recuerdo nuestro primer y torpe beso, las mariposas en mi estómago.

LA BELLA Y LA BESTIA (JAMES MASLOW Y TU) SEGUNDA TEMPORADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora