13. El corazón de Alexander

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Continua soñándome hasta que nos veamos de nuevo.
(Goethe)

* * *

POV ALEC

Caminamos unos minutos en silencio. De momento me perdí al recordar las palabras de Catarina, tengo dos semanas y ya casi ha pasado una y no he logrado gran cosa.

Sí, Magnus está de algún modo aceptando que siente algo, pero Catarina dijo que eso no basta... Y, para colmo, siempre nos interrumpen, empieza a ser frustrante.

Solté un involuntario sonoro suspiro y Magnus se detuvo.
-¿Estás bien, Alexander? -preguntó sin soltar mi mano, llevando ambas, la suya y la mía, a mi mejilla, su caricia haciéndome cosquillas, y sonreí. Extrañaba tanto estos gestos suyos. Sentí mis ojos llenarse de lágrimas por la nostalgia y preferí cerrarlos, concentrándome mejor en su toque en mi piel, ahí donde iba dejando rastros de fuego que al dejar de arder dejaban a su vez el fantasma de otros toques pasados. Porque yo sí los recordaba y eso me hacía querer gritarle para que él también lo hiciera.

-¿Alexander? -repitió bajando nuestras manos, yo dejé de entrelazarlas para llevarme la suya a los labios y besar su palma. Tal vez no bastaban las palabras de mis cartas para hacerlo recordar, podía reforzarlo con acciones. Lo escuché jadear suavemente y sonreí satisfecho.

-¿Por qué no me dices Alec? -pregunté abriendo los ojos, buscando los suyos que estaban fijos en su mano.

Sus labios se fruncieron al igual que su ceño antes de jugar nervioso con sus manos. Y esto era tan nuevo, Magnus Bane nervioso, que si no fuera por la falta de tiempo lo disfrutaría.
-Porque todos te llaman así y no me gusta sentirme como los demás, quiero...algo más...nuestro... -y ahí estaba, rubor extendiéndose en su rostro y sus ojos de gato brillando inseguros y confundidos.

Y yo lo entendía, para él siempre fui "Alexander" y en sus labios mi nombre era perfecto y sonaba diferente y especial.

POV MAGNUS

-¿Por qué no me dices Alec...?

Su pregunta quedó flotando unos segundos, y a mi mente llegó una idea que no entendí del todo: <<queriendo decir algo más que"Alec", llamarlo por un nombre que fuera más largo que eso y diferente del que usaba el resto del mundo, un nombre que fuera más mío, más entre nosotros dos>>.

Ya estaba acostumbrado a no entender ni las reacciones de mi cuerpo, ni mis deseos, mis sueños o estos flashazos raros. Alexander me estaba volviendo literalmente loco.

-Porque todos te llaman así y no me gusta sentirme como los demás, quiero... -no expresé del todo la idea en mi mente, pero lo intenté-. ...algo más...¿nuestro? -finalicé casi con una pregunta, sintiendo mi rostro extrañamente caliente y lo miré un poco confundido e inseguro. -¿Prefieres que te llame Alec, como todos? -pregunté luego de carraspear cuando no pude más con el intenso azul de sus ojos brillando hacia mí.

-No -dijo caminando de nuevo. Y mi mano extrañó la suya, pero no lo dije. Sólo lo seguí-. Alexander está bien. Y dime, Magnus Bane, ¿crees entonces en la reencarnación?

-¿Así que era verdad? -dije llegando a su lado, rozando su mano pero sin tomarla, él sonrió pero no intentó ningún movimiento para hacerlo. ¿A qué estaba jugando? ¿A qué estábamos jugando?

-¿Qué es verdad? -preguntó con la vista al frente, metiendo su mano en el bolsillo del pantalón.

No pude evitar una mueca de frustración.
-Que esperas una respuesta a eso -dije, entrelazando las mías para evitar la tentación.

-La espero -dijo simplemente-. ¿Cree en la reencarnación, profesor Bane? ¿En los sueños de vidas pasadas, tal vez?

-Creo. Estuve haciendo un estudio, de hecho, para un manuscrito al respecto. Creo que algunos sueños son recuerdos y otros son deseos, tanto reprimidos como conscientes, que se hacen más evidentes mientras dormimos. Pero no únicamente recuerdos de ese día, esa semana, mes, año, o incluso vida, creo que a veces soñamos nuestras vidas pasadas...o futuras. La mente humana es más poderosa de lo que se cree, hay quien piensa que dormidos somos más avanzados, y viajamos a través del tiempo y el espacio, como dije, a momentos vividos o por vivir, y lugares igual...

-¿Y si el corazón fuera más fuerte? -me pregunta, de repente, interrumpiéndome.

-¿A qué te refieres, Alexander?

-¿Y si el corazón es más fuerte que la mente? A eso me refiero -su mirada azul, intensa, con una chispa especial, me busca un segundo. Y algo en mi interior se remueve incomodo, pero, a la vez, familiar-. ¿Y si el que recuerda vidas pasadas fuera el corazón y no la mente? Tal vez los recuerdos siempre quedan guardados ahí, en la memoria del corazón.

Me detengo cuando veo que llegamos a la universidad. Y lo veo con renovado interés: -¿Nunca dejarás de sorprenderme?

-Espero que no -dice, acercándose peligrosamente a mí, pone una mano en mi pecho y otra tras mi cuello, se pone de puntitas y me pregunta, sus labios sobre los míos: -¿Y si te dijera que el mío te recuerda de otra vida?

Trago nervioso, embriagado por su olor al tenerlo tan cerca, pero no me da tiempo de contestar. Rompé la casi inexistente distancia entre nuestros labios y me besa casi con rudeza, como queriendo demostrar lo que acaba de decir. Un sonido ronco sale de mi garganta sin que pueda ni quiera impedirlo. Mis manos se mueven, casi con voluntad propia, hacia su cintura y lo pego más a mi cuerpo. Mi cuerpo que ahora tiene una revolución en cada célula gritando por más.
Pero entonces él se separa.

POV ALEC

Mi cuerpo quiere más que esto y sé que el suyo igual cuando me pega más a él y lo siento vibrar como lo estoy haciendo yo también. Pero esto no es lo que quiero. Necesito primero sus recuerdos. Ahora entiendo cuando él me dijo <<quizá deberíamos esperar un segundo>>. Y estoy harto de los papeles invertidos.

Me separo y lo veo esperando una respuesta. Él me devuelve la mirada con sus ojos de gato, brillando, pidiendo definitivamente más, y me dice con voz ronca: -Tal vez te creería...

Mi corazón salta emocionado, sintiendo que no está todo perdido. Entonces me doy cuenta donde estamos: -¿Vives en la universidad?

-¿Qué? -pregunta todavía con esa voz ronca que hace mis piernas temblar.

-Dije que te acompañaría a tu casa...

-Ah, es que mi auto está aquí, ¿quieres que te lleve a la tuya?

-Oh, claro. No, está bien, caminaré.

Estoy por irme, cuando él vuelve a hablar: -¿Alexander?
Lo miró y se ve nervioso antes de decir: -¿Te veo mañana?

Sonrío cuando digo -Mañana no hay clases, profesor.
Pero me apiado de él cuando lo veo más nervioso todavía: -Dame tu número.
Me lo dio y, cuando lo hizo, le pregunté: -¿No me dirás "llámame" con un guiño que me deje sin palabras?

Él me miró raro y luego se rió. -Creo que estás loco, Alexander.

No pude evitar una sonrisa. -Tal vez... Por ti... -no sé si escuchó lo último. No le di tiempo de contestar. Le di un último beso fugaz y huí del lugar corriendo.
Intentando no mirar atrás y pensando en mi conversación de mañana con Catarina, dijo "tenemos", ¿ella y quién más?

CONTINUARÁ...

Bueno, ¿qué les pareció el capítulo (a parte de cursi) y la respuesta de Magnus?

Y gracias a los que leyeron "Tus ojos no me ven", ya pueden leer el segundo capítulo sobre el día 1 y decirme si estoy loca... 🙈🙊

Mi inmortalidad por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora