No quiero el mundo. Te quiero a ti.
(C. Clare)* * *
POV MAGNUS
Fue simplemente perfecto. Mágico, correcto y perfecto. Sentirme dentro de Alec, sentir su piel contra la mía, envolviéndome, siendo uno. Sentir su calor, el sudor y el calor de su cuerpo igualando al mío. Sentí que podía morirme justo ahí y no me importaría, valdría la pena una y mil veces por el simple hecho de haberlo conocido y sentido.
-Siento como si no fuera la primera vez… –le dije mientras nos íbamos volviendo uno. No sé por qué, pero algo en mi cuerpo parecía estar perfectamente acostumbrado al suyo, no era simplemente el haberme encontrado con mi otra mitad, era como si ya supiera que era él y ahora volviera a tenerlo, y mi cuerpo podía respirar tranquilo al reencontrarlo. Tal vez no tenía sentido pero así era.
Nuestros cuerpos no necesitaron ni de un segundo para acoplarse, para encontrar su ritmo, era…era simplemente perfecto.
La canción que estaba sonando llega a su fin cuando nosotros lo hacemos. Yo, llenando el cuerpo de Alexander, y él llenando mi alma, mi corazón, mi vida, todo en mí estaría incompleto sin él. No sabía lo que era vivir antes de él, ahora me doy cuenta…
Nos quedamos ahí. En silencio. Sin movernos. Nuestros cuerpos enredados. Hasta que nuestras respiraciones se tranquilizan y nuestros ojos y nuestras manos se buscan. Nuestros corazones latiendo a un mismo ritmo y sonreímos a la vez.
-Eres perfecto, Magnus Bane –me dice con ternura, a la vez que yo le repito una vez más: -Te amo, Alexander.
Su sonrisa se hace todavía más grande y mi corazón se detiene. Mi cabeza empieza a dolor un poco y una mueca se me escapa.
-¿Estás bien? –pregunta preocupado, incorporándose un poco, sus manos a cada lado de mi rostro, acariciando con cuidado.
-¿Cómo podría estar mal si tú estás conmigo?
Sale de él un sonido extraño, como una risa contenida, amarga, sarcástica. Y ahora soy yo quien se preocupa. -¿Estás tú bien?
Recuesta su cabeza en mi pecho y sus brazos me rodean, sería perfecto si no supiera que lo hace para evitar mi mirada. –Siempre estoy bien, si tú estás aquí, conmigo. Prométeme que pasaremos juntos cada segundo de lo que resta de este día y el siguiente…
Lo siento aferrarse un poco más a mí, su voz desesperada, su cuerpo temblando levemente. -¿Estás llorando? –uso mis manos para separarlo de mí, busco ese azul que me vuelve loco y me parte el corazón verlo así-. ¿T-te… te hice daño? ¿Te arrepientes de esto?
-Nunca, nunca podría arrepentirme de nada que pueda suceder contigo, ¿me escuchas? –deja salir las lágrimas que estaba conteniendo-. Estoy llorando de felicidad, todavía no puedo creer que estemos aquí, así… -de repente sus ojos, todavía rebosantes de lágrimas, recorren nuestros cuerpos y se sonroja.
-Yo tampoco puedo creerlo, Alexander. Nunca hubiera imaginado que cuando acepté cubrir a Tessa estas dos semanas…me encontraría con el amor de mi vida.
El azul de sus ojos se ilumina y ya no por las lágrimas. -¿El amor de tu vida?
Junto nuestras frentes antes de prometerle un: -Siempre. Me han bastado estos días para saber que lo eres. Y si, como dicen tus cartas, hay otras vidas, entonces eres el amor de mis vidas. De todas y cada una de ellas. Nunca podrás deshacerte de mí, mi amor.
-Ni tú de mí.
Nos acomodamos de nuevo, abrazados en silencio hasta quedarnos adormilados. Y de repente su voz, llegándome como entre sueños, me pregunta: -¿Crees que es posible que lo logremos?
-¿Qué cosa? Le pregunto, sintiendo el peso del sueño arrastrarme a la inconsciencia.
-Que me recuerdes…
-Uumm… -ya no sé si en verdad estamos hablando o estoy soñando, pero aun así contesto: -Nunca podría olvidarte.
Creo escucharlo decir “Gracias” y siento sus labios en los míos antes de perderme por completo.
* * *
Estoy soñando, sueño con uno de los pasajes de las cartas de Alexander, estamos en un lugar extraño, junto con sus hermanos, Jace e Isabelle, están también Clary y Sheldon. Y hay un hombre, con unos ojos peligrosamente parecidos a los míos. Siento mi corazón latir con mucha fuerza, Alexander se aferra a mí, sollozante, desesperado: -No quiero el mundo. Te quiero a ti…
Y una carcajada demoniaca me saca de mi sueño. -¡AH! –y cómo duele, cómo duele mi cabeza cuando despierto. Alexander se remueve, me aprieta más contra su cuerpo y susurra entre sueños “¿Magnus?”, pero no despierta.
¿Qué rayos fue eso?
Dejo un beso en la frente de Alexander y me aparto de él, con cuidado de no despertarlo. Me dirijo a la cocina por un vaso de agua, seguramente eso lo soñé por estar pensando, inconscientemente, en sus cartas.
Cuando voy de regreso a la habitación, me parece ver una sombra. Dejo el vaso cerca de la chimenea y me encamino hacia donde creí ver el movimiento aquel. Es la oficina que era de mi padre, pero no hay nadie ahí. Qué raro. Estoy por salir cuando algo cae del escritorio. Volteo y ahí están, en el piso, las cartas de Alexander, asomando de la carpeta en la que las había guardado. Regreso a recogerlas y ponerlas en su lugar, entonces sucede: cuando toco la última, la del sobre rojo, la única que no he leído, un par de chispas azules saltan de mi mano.
-Auch.
¿Qué demonios? Eso se sintió como energía pasando del sobre a mi mano. Y entonces mi curiosidad puede más. Regreso a la habitación, cargando con todas las cartas, incluida la roja, enciendo la luz de noche en la mesa alejada de la cama, miro a Alexander, hermoso y pacífico, dormir, antes de empezar a leerlas todas:
CARTA UNO:
<<Querido exbrujo de Brooklyn:
Generalmente las personas, shadowhunters y subterráneos, acuden a ti para borrar y recuperar recuerdos…
CONTINUARÁ…
Les tengo dos noticias (no sé si buenas o malas, ustedes dirán):
1. Creo que el día sábado durará cuatro capítulos, es decir, dos más, 37 y 38.
2. ¿Recuerdan que a algunas de ustedes les mencioné que haría una recopilación de las cartas porque decían que les gustaban? Pues va en el siguiente capítulo, como pudieron notar. Les diría que pueden saltarse el capítulo, pero la verdad es que pasará algo importante…así que no…Último, ¿creen que Magnus leerá también la carta prohibida? ¿Debería? ¿Pasará algo bueno o malo?
¡Y en un rato más subo la conversación telefónica para concluir el día 12!
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Mi inmortalidad por ti
Fiksi PenggemarTERMINADA» ¿Qué hubiera pasado si Simon no se hubiera sacrificado en Ciudad de fuego celestial? ¿Qué hubiera pasado si Magnus hubiera tenido que dar su inmortalidad a Asmodeus? Alec sueña todas las noches con lo sucedido en Edom, sueña todas las no...