Mi inmortalidad por ti

39. Despedida

Nunca has acabado de entender cómo es ser un demonio, ¿verdad? ¿Alimentarse del dolor? Pero ¿qué es el dolor? ¿El tormento físico?, pero eso es muy aburrido; un demonio cualquiera puede hacer eso. Ser un artista del dolor, crear agonía, ennegrecer el alma, convertir los motivos puros en sucios, y el amor en lujuria y luego en odio, convertir una fuente de alegría en una fuente de tormento, ¡para eso existo!
(C. Clare)

***

POV MAGNUS

Estoy por preguntarle directamente a Alexander, en vez de crearme conjeturas yo sólo. Cuando, de nuevo, cae algo: el sobre rojo.

No debería romper mi promesa, pero ¿qué más puedo perder?
Saco la hoja, también roja, y empiezo a leer:

<<Querido Magnus, mi amor:

Seguramente es domingo ya en la noche y, si estás leyendo esto, significa que no lo logramos…>>

Dejo de leer por la presencia de alguien a mi espalda. Volteo, sintiéndome culpable, preparando mi disculpa para Alexander por faltar a la promesa. Pero me deja sin palabras el hombre ahí, alto, pálido, vestido de blanco, sus ojos de gato verde dorado, idénticos a los míos, me sonríe con diversión antes de decir:

-No te detengas por mí, hijo. Termina la carta…

Este hombre… Su cara me suena… pero, ¿de dónde? Lo veo entrecerrando los ojos… ¿De mi sueño?

-¿No la vas a terminar? –me pregunta acercándose un poco más a mí, como si fuera lo más normal del mundo irrumpir en casas ajenas-. Ya sólo te faltaba esa…para entender la historia. Ya casi lo lográbamos, Magnus. No te detengas ahora…

Aferro la hoja roja con las palabras de Alexander contra mi pecho, como si fuera mi tesoro. -¿Q-qui-én eres?

Esa maldita sonrisa. -¿Tan rápido olvidas a tu padre? Tus palabras me hieren, Magnus. Tú me has hecho sentirme orgulloso…

-Tú no eres mi padre. Yo…yo conozco a mi padre…

Él hizo un gesto con la mano como restándole importancia. –Ah, eso. Él no es nada… Yo necesitaba alguien que te cuidará en esta vida, que contuviera tu magia hasta que estuvieras listo para controlarla, alguien que vigilará tus progresos…

-¿D-de qué es-tás hablando?

-Sólo termina la carta para irnos de aquí, Magnus. Empiezo a desesperarme y no querrás que a tu hijo del Ángel le pase algo…

Siento algo arder en mi pecho. Mis manos empiezan a picar, a hormiguear, demasiado, siento como electricidad juntándose en ellas. Y lo sé, haría cualquier cosa por defender a Alexander. -¡No te atrevas a tocarlo!

Él suelta una carcajada que retumba en mi mente y algunas imágenes acuden a mi memoria. El mismo hombre en otras circunstancias. –No será necesario si tú accedes a ir libremente conmigo. ¿Y por qué no lo harías? Digo, él te ha estado mintiendo todo este tiempo…

-Alexander no me ha mentido…

-Lo ha hecho. Sólo lee la maldita carta y vámonos.

Junto mis manos intentando contener la ira y vuelvo a leer.

<<Querido Magnus, mi amor:

Seguramente es domingo ya en la noche y, si estás leyendo esto, significa que no lo logramos.

Quiero agradecerte, no por nuestro amor en el mundo de las sombras, ya que no lo recuerdas. Quiero agradecerte por el aquí y ahora, por este amor mundano, por estas dos semanas a tu lado. Aprendí a amarte otra vez, y lo haría todas las veces que fueran necesarias. Aprendí a enamorarte y ser paciente…

Tuve que aprender de ti, en la otra vida, para conseguir tu corazón. Y creo que lo logré, ¿cierto? Tengo tu corazón, sin importar tu mente sin recuerdos, tengo tu amor y sólo por eso ha valido la pena…

Ahora entiendo las palabras de Tessa y Catarina. Yo no podía decirte la verdad y obligarte a sentir algo sólo porque tus recuerdos te dijeran que era lo correcto. Tal vez no lo logramos, pero no me arrepiento, porque ahora sé que siempre tendré tu amor sin importar nada más.

Te amo, Magnus Bane, mi brujo de Brooklyn, mi maestro, mi amor por siempre. Perdóname por no haberlo logrado. Y, si hay justicia en el universo, nos volveremos a encontrar sin importar la magia y los demonios, y te amaré una vez más.

Con amor, hoy y siempre, tu Alexander, tu nephilim, tu estudiante, todo siempre tuyo.>>

Siento mis ojos inundarse de lágrimas y hay un nudo en mi garganta. No puede ser, no es tarde. Aún hay tiempo, ¿verdad?

Lo necesito, necesito a Alexander, tocarlo, asegurarme de que está bien. Y entonces, algo me detiene, una fuerza invisible me impide moverme. Y mis ojos se clavan en este hombre que dice ser mi padre mientras acaricia el rostro de Alexander, quien se aleja levemente del toque y susurra entre sueños: -¿Magnus?

-¿Vienes conmigo o quieres verlo morir? –otra sonrisa.

-No-le-harás-daño –le digo en un gruñido.

Su sonrisa no desaparece. –Puedes ponerme a prueba –se encoge de hombros y su mano va al cuello de Alexander ahora-. Aunque, sabes, no sólo él, puedo herir a sus hermanos, a tu amiga Tessa y su novio…

Y entonces sucede. Algo en mí se enciende y llegan de golpe todos y cada uno de los recuerdos y de mis manos sale la energía suficiente para mandar a Asmodeus hasta el otro lado de la habitación.

Él se levanta con una sonrisa todavía más satisfecha, se sacude el traje y me ofrece su mano: -Estás listo, hijo mío. Ven conmigo y te regalo la vida de tu mundano.

No tengo muchas opciones. No creo poder contra él justo ahora, pero tal vez después… Si, con el tiempo controlo de nuevo mi magia, pueda volver por él…por Alexander.

Tomo su mano, la mano de mi padre. Y con la otra, sin que se dé cuenta hago aparecer una nota en la mano de mi nephilim. Y el estúpido soy yo.

Me despido de él con una última mirada.

Te amo, Alexander…

CONTINUARÁ…

Bueno ya se puso feo esto… No tengo idea cuánta vaya a durar el día domingo (2, 3, 4, 5 capítulos) porque en éste día es donde todo se debe solucionar o no solucionar…

En fin, mañana no sé si actualice porque voy a subir capítulo de El favorito del rey y Amor entre libros (ahora sí! Ya tengo el capítulo). Así lo más probable es que el jueves sepan qué dice la nota de Magnus y qué hará Alec…

Me deberían amar por actualizar, tengo un dedo lastimado y me mata escribir 💔
En un rato subo el día 13…