44. Final (parte 2)

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Quiero compartir mi vida contigo, y eso significa hoy, el futuro, y todo mi pasado, si lo quieres. Si me quieres.
(C. Clare)

* * *

POV MAGNUS

“Destiny” se acercó lentamente a Jem, él no hizo nada por alejarse, ¿por qué lo haría? Comprendí todo tal vez demasiado tarde, cuando los ojos de ella se fijaron en los míos y con una sonrisa dijo “Confía en mí”.

En ningún momento sus ojos se despegaron del demonio. Puso una de sus manos en el hombro derecho de Jem y con la otra ladeo su cabeza, él se lo permitió. Cuando sus labios rojos tocaron su cuello, mis manos sacaron la energía suficiente para arrojar al brujo aquel lejos. Mi magia todavía no era la suficiente para matarlo o herirlo de gravedad pero sí para que soltara a Alexander y a Catarina.

En ese preciso momento, Tessa perdió la transformación. El brujo la miró, desde el suelo, con furia no contenida, Catarina y yo no pudimos evitar una sonrisa, mientras Alexander se quedaba literalmente con la boca abierta, y no lo culpo, hasta el demonio se vio furioso y sorprendido pero se recompuso al instante.

Jem se giró, todavía entre los brazos de Tessa, para mirarla y ella le sonrió, en sus ojos y en esa sonrisa brillando todo el amor posible. “Ya estoy aquí” le susurro ella antes de darle un pequeño beso en los labios.

En momento se vio roto, cuando Asmodeus habló: -Muy buena jugada. Pero sabes que eso no cambia nada, ¿cierto, hijo? Yo no me iré de aquí con las manos vacías…

Nada, ni siquiera el miedo de tener que ir con él o dar de nuevo mi inmortalidad, mi vida o mi magia, me dolió tanto como el temor brillando en los ojos azules de Alexander. Sus hermosos ojos abiertos demasiado buscaron los míos, sus manos temblando casi imperceptiblemente… Y no me importó más, me acerqué a él rompiendo por fin la distancia que nos separó todo este tiempo.

Alexander se lanzó contra mí en cuanto me tuvo a su lado, sus brazos aferrándose a mi cuerpo, su rostro contra mi pecho, podía sentirlo temblar mientras intentaba no llorar y eso, como decía aquella maldita canción, “nada me hace más fuerte que tu frágil corazón”, eso estrujo el mío y me dio la fuerza necesaria para enfrentarme a todo, para salvarlo, así tuviera que sacrificarme…otra vez.

-Todo va a estar bien, amor –le susurré al oído mientras pasaba mis manos por su espalda, tratando de controlarlo-. Yo los voy a sacar de ésta.

-No otra vez –sollozo sin separarse de mí, rompiendo lo poco que quedaba de mi corazón. Mi corazón era suyo y sólo Alexander tenía el poder para acabar con él.

Mis manos dejaron su espalda para atraer su rostro hacia el mío. Sus ojos, llenos de lágrimas, devolviéndome la mirada. Brillando en ellos un miedo que nunca podría ocultarme a mí que lo conozco ya tan bien. –Es necesario, lo entiendes, ¿cierto? Nunca, así se repita mil veces más, nunca dejaré de sacrificarme por ti. Te amo, y prefiero morir a perder tu vida, prefiero condenarme yo a que tú lo hagas. Eso es el amor, sacrificios. Y yo lo haré siempre que sea necesario, siempre por ti, porque te amo, Alexander.

Las lágrimas volvieron a brillar en ese azul, sus labios temblando sin pronunciar palabra intentaron sonreírme. –También te amo –en mi vida había visto sonrisa tan triste, intenté borrarla con mis labios, en un beso suave y lento, en medio del cual él me dijo: -Pero no quiero perderte.

-Qué divertido. Ustedes sigan –se escuchó la voz del demonio-. Sigan tranquilos, me dan un poco más con que alimentarme antes de irnos. Antes de irme con MI hijo, ¿cierto, Magnus?

Alexander y yo, ambos volteamos a verlo, sin soltarnos. –Magnus no irá contigo –le dijo él, buscando mis manos con las suyas y aferrándose a ellas.

Mi inmortalidad por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora