30. ¿Sabes quién soy?

2K 237 139
                                    

Experimentaba esa viva contrariedad de los amantes inquietos, que desean continuamente la vista del objeto amado, sin saciar nunca esa sed ardiente...
(Alejandro Dumas)

* * *

POV ALEC

<<¿Qué haces, Alexander?>>

Volteo y encuentro a Jem parado frente a mí y Tessa tras él, ambos mirándome curiosos.

-¿No es eso de Magnus? –pregunta Jem-. No me digas que eres un novio celoso.

-Claro que no. Estaba viendo la hora. Si Magnus no despierta en un rato, no llegaremos a clases… -tal vez sea lo mejor-. ¿Seguros que lo hará?

-Claro –dice Tessa, parándose frente a él. Se agacha y acaricia su rostro. Magnus abre los ojos y los fija en ella, la cual se tensa y se relaja cuando sonríe y los vuelve a cerrar-. Está por despertar. Venimos por Catarina, debemos hablar del brujo. Hoy estuvimos…

-¿Tessa? –pregunta Catarina con voz adormilada, sentándose en el sillón y tallándose los ojos, y agrega con un bostezo: ¿Qué averiguaron?

Magnus se remueve y murmura algo.

-Vamos afuera –dice Jem-. No puede despertar y vernos.

Catarina y Tessa asienten. La primera me dice: -Pasa hoy a la enfermería y te pondré al tanto. Cuida a mi Maggs.

-Claro.

Ellas salen y yo vuelvo a la habitación de Magnus, esta vez no pierdo tiempo leyendo textos ajenos, sólo tomo dos hojas y una pluma. Regreso a la sala, me siento en el sillón donde estaba Catarina, lo observo un momento dormir y luego empiezo a escribir:

<<Querido exbrujo de Brooklyn:

Creo, amor mío, que hay momentos que no se olvidan, así pasen aos, siglos, vidas… Literalmente. Sensaciones como esas de unirte en cuerpo y alma con el ser amado.

Yo fui tuyo por primera vez en París y fue perfecto, no podía ser de otra manera. Después de la batalla que tuvimos juntos, aquella donde luchamos contra demonios y me dijiste que me amabas, te prometí presentarte a mi familia. Luego de eso nos fuimos de vacaciones por el mundo… que fueron interrumpidas por C…eso no importa.

Volviendo al tema central, ¿cómo pudiste olvidar aquella noche mágica? El olor de las velas mezclado con el de nuestros cuerpos, la poca luz que nos daban sus llamas y la luna colándose por la ventana, no era importante vernos sino sentirnos, recorrer cada rincón de nuestros cuerpos, reconocernos con las manos y la boca, besarnos hasta el alma, hasta ser uno solo. Sin lujuria de por medio (no mucha), con la pasión necesaria para demostrarnos al otro que lo amas, que le perteneces, no de un modo posesivo, eres suyo porque quieres, porque eliges serlo.

Nuestros cuerpos encajaban perfectamente, el mío inexperto y primerizo vibraba sintiéndote dentro, y fue perfecto, fue correcto. Ese era mi lugar en el mundo y lo había encontrado en ti, y tú en mí. Dos mitades de un mismo ser, destinadas a encontrarse y a unirse siempre, en cada vida…

No era sólo sexo, nunca lo es cuando hay amor. Y, justo porque lo había y lo hay, me atrevo a decirte que mi cuerpo te extraña, mi alma te extraña… De corazón, te suplico: recuerda, por favor.

Att. Tu nephilim.>>

Estaba terminando la segunda carta, cuando escuché a Magnus despertar. Las doblé y las guardé. Puse la pluma en la mesita y me encontré con sus ojos de gato.

-Hola –dije sonando más inseguro de lo que pretendía.

-¿Hola? –me pregunta confuso.

Yo trago con dificultad. ¿Y si han bloqueado algo más?

Mi inmortalidad por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora