16. A pesar del oscuro silencio

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Sólo sé que, pese a la irracionalidad que entraña, te amo intensamente, mi destino depende de un murmullo de tus labios, se una seña de tu mano.
(Jorge Volpi)

* * *

POV ALEC

No podía perder el tiempo. No podía perder esta nueva oportunidad que me daban la vida, el destino, Tessa y Catarina. Yo lograría que Magnus recordara y me volviera a amar incluso más que antes.

Hay amores inmortales, ya lo dije, definitivamente. Y el nuestro es de esos. Yo lograría que el volviera a recordarme y así hacer posible nuestro amor en todas las vidas, pasadas, presentes, futuras y alternas. En todos los tiempos, espacios y dimensiones nuestro amor triunfaría.
Porque hay amores contra los que no puede ni el mismísimo príncipe del infierno. Y yo se lo demostraría.

Estuve vagando, nervioso, durante horas, por la ciudad. Decidí no volver a casa, haría tiempo hasta que dieran las siete para ir al encuentro con Magnus.

Cuando eran ya las seis, empecé a caminar con deliberada lentitud hacia la universidad. Aún faltaban quince minutos cuando di vuelta en la esquina. No podría verme más desesperado e interesado, me sentí un poco avergonzado de ello, hasta que levanté la vista y lo vi. En la esquina contraria venía él, luciendo un poco perdido por la situación y definitivamente nervioso, limpiando el sudor de sus manos en sus jeans.

Sonreí un poco, hasta que él sintió mi mirada y volteó, sus ojos de gato chocando contra el azul de los míos. El tiempo empezó a ir más lento a medida que cortábamos la distancia entre los dos. Él me regresó la sonrisa, la suya túmida pero brillante, iluminando mi mundo, acelerando mi corazón, enviando mariposas a mi estómago...

-Hola, nephilim -me saludó, ensanchando su sonrisa, cuando estuvimos frente a frente.

Una cosa era leer esa palabra en sus mensajes y otra muy diferente escucharla de su voz, ver sus labios moverse al pronunciarla, y la chispa divertida y burlona brillar en sus ojos dorados.

Vino, inevitablemente, a mi mente el recuerdo de aquella vez que dijo que me amaba:

<<-Eres un idiota.

-¿Por eso no me has llamado? ¿Porque soy un idiota?

-No. No te he llamado porque estoy cansado de que sólo me quieras ver cuando necesitas algo. Estoy cansado de verte enamorado de otra persona...de alguien, por cierto, que jamás te devolverá ese amor. No como yo te amo.

-¿Me amas?

-Nefilim estúpido.>>

Mi corazón dio un salto ante el recuerdo y no pude, ni quise, evitarlo. Me abalancé contra él. Mis manos tras su cuello, poniéndome de puntitas. Mis labios, temblando de urgencia, chocando contra los suyos, entreabiertos por la sorpresa, un suspiro se le escapó y se perdió en mi boca... Sus manos viajaron hasta mi cintura, colándose en poco entre mi ropa para sentir mi piel; sus manos cálidas acariciando suavemente, provocando escalofríos que hacían vibrar todo mi cuerpo...

La gente nos veía, murmuraba cosas al pasar a nuestro lado, y no podía importarme menos. Tenía nueve días, si contaba el resto de hoy, para vivirlos al máximo con él e intentar que fueran para siempre.

Así que no, no me importaba en absoluto lo que la gente pensara o dijera al vernos ahí, en plena calle, besándonos, abrazándonos, aferrándonos al otro como si al soltarnos se fuera a desvanecer, y era tan posible, aunque él no lo supiera...

Un suspiro, un poco triste, se  coló entre nuestros besos y, esta vez, se perdió en Magnus. Sus suspiros en mi boca, los míos en la suya. Amantes compartiendo besos, suspiros, y todo lo que viniera. Sonreí ante esto último y él me dio un último beso, tronado, antes de separarnos.

Mi inmortalidad por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora