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Atrás...
Había atrasado mis estudios durante una semana, mis padres estaban con los trámites del divorcio que se olvidaron de mí y mis obligaciones.
Uno de las secretarías del instituto llamo a casa advirtiendo que si faltaba más iba a ser removida. Mamá aún estaba sentida por el divorcio por lo que estaba molesta con medio mundo, ¿era mi culpa acaso? Papá se ofreció a llevarme y arreglar el asunto con el instituto.
–Espero que hagas muchos amigos –Papá me dio unos leves golpecitos en la espalda, trate de sonreír levemente. Nos encontrábamos en la sala de espera para que una secretaría pudiera atendernos. Los estudiantes que pasaban se veían tan espontáneos y libres.
Es normal que me sintiera cohibida y pequeña al ser de primer ingreso. Tenía bastantes sentimientos encontrados últimamente.
Recargue mi cabeza en la pared tratando de que aquellos sentimientos se fuera, quería tener confianza en mí... quiero ser espontánea y sobre todo caer bien.
Pudimos escuchar la voz de una autoridad acercándose, y al parecer no iba solo...
–¡Ni se les ocurra moverse de aquí! –El policía escolar entro con dos chicos del cuello, uno era más alto que el otro y mire con atención la escena hasta que mi mirada se encontró con la del último chico.
Este era pálido y sus ojos estaban ardiendo literalmente, fulminaba con la mirada al otro chico, su cabello azabache con sudor goteando por los cabellos. Me sostuvo la mirada algunos segundos traté de sonreír pero este giro hacia otro lado, ¿debe ser por mis frenillos?
Sentaron a los dos chicos juntos, el otro chico castaño tenía moretones en la cara, la sangre goteaba y su nariz y labio al igual que había raspones y sangre en sus nudillos desgastados.
Una asistente de la enfermera escolar le paso una bolsita de hielos para que la colocara en su cara. En cambio el chico azabache parecía como si no le hubiese pasado nada; excepto de un rasguño en su mejilla derecha y nada más.
Lo inspeccione de pies a cabeza: Su uniforme estaba con ligeras manchas de sangre y tierra, su corbata no estaba en su lugar y sus zapatos estaban sucios.
El otro muchacho parecía como si se fuera a desmayar en cualquier instante, estaba bastante noqueado.
–Se quedaran aquí toda la mañana hasta el descanso. –El policía salió de la sala de detención y pude notar como el chico de piel pálida lo miraba con odio.
–Lee Taeyong. –Una chica de la oficina le llamó. Con que ese es su nombre. –Es tu tercera suspensión, por lo pronto deberás irte con a casa los próximos tres días.
El chico abrió los ojos como platos –: ¿Qué? ¡Fue él quien empezó todo! –El chico estaba que tomaba de nuevo al chico para golpearlo pero el gran hombre lo detuvo.
–Haz eso de nuevo y te irás expulsado. –Amenazó, entonces el chico rodó los ojos.
Papá ignoraba la situación, entonces una mujer nos llamó, pero a pesar de estaba de espaldas podía sentir la mirada del chico sobre mí.
...
–Bien Raehyun, acompáñame te llevaré a tu nuevo salón de clases. –Explico la señorita de las oficinas. Abracé a papá y me despedí de él mientras me alejaba con la señorita.
Entramos al aula A y todas las miradas se posaron en mí, sabía que me iba a sentir pequeña ya avergonzada... quería que me dejaran de ver pero parecía que hasta aparecía gente de otros grados a mirarme.
Bueno exagero.
–Buen día chicos, ella se integrará a su curso. Por favor preséntate.
–Hola... mi nombre es Yoon Raehyun, espero que nos llevemos bien... –Hizo una reverencia.
Todos sonreían... ¿será que nos podemos llevar bien? Espero que sea así...
Pero una vista fría al fondo me estaba matando, gire la cabeza y era el chico problemas de hace rato. Su semblante no cambio ni un poco cuando me gire a verlo.
