Sus mejillas se pusieron rojas, quizá era por la fiebre, me removí algo incómoda y me puse a un lado de Yuta quién sonreía y le decia algo a Taeyong que no comprendí.
—¡Taeyong-ah! ¿Qué no ves cuanto frío hace? ¿Qué esperas para cubrirte? —La mujer parecía algo molesta y con un frazada de animalitos tiernos cubrió a su hijo, Eunji se separó de él, Taeyong se puso más rojo y no supe si era la fiebre que aumentaba o la vergüenza. Obviamente todos rieron al ver eso. —Chicos, siéntense, prepararé algo para ustedes. —Y a paso alegre se dirigió a la cocina.
—¿Qué hacen aquí? —Gruñó. Mientras esperaba a que los demás respondieran aproveché para mirarlo; sus ojos lucían cansados, la punta de su nariz estaba algo roja al igual que sus mejillas, sus labios parecían estar secos. Realmente lucía mal. Ni siquiera presté atención a lo que los chicos le decían, continuaba mirándolo y de pronto se dió cuenta. Él tampoco hacía caso a lo que le decían y me miraba, no supe si desviar mi mirada o dejar salir el aire que esta conteniendo.
Pero él me hizo el favor y desvió la mirada. Por fin pude respirar con normalidad.
—Apúrate Taeyong, acerca tus cuadernos. Vamos a estudiar. —Le dijo Taeil mientras se sentaba en el suelo a un lado de Hyomi.
—¿Eeeh? ¿Estudiar? ¿Para esa mierda vinieron a mi casa? —Espetó lanzando la frazada al sofá, Taeil lo miró con el ceño fruncido. —Sí piensas que estudiaré con ustedes estan realmente equivocados.
—Los examenes comenzarán pronto, debemos estar preparados para cuando lleguen... —Dije. Todas las miradas del lugar cayeron en mí, Dios ahora estaba nerviosa, moví mis dedos calmando mis nervios.
—Mira Taeyong lo que he traído para ti. —Eunji le dió la bolsa que tenía entre sus manos a Taeyong, él parecía confundido más sin embargo tomo la bolsa. —Son dulces de miel y algunas compresas calientes por si tienes fiebre. —Se sonrojó, era la primera vez que veía a Eunji sonrojarse. ¿En verdad estaba tan enamorada de él?
Aunque todos estaban atentos a sus propias conversaciones yo estaba fija a la de esos dos; no podía despegar mi mirada, pero intentaba pasar desapercibida.
Que idiota soy, ni siquiera debería estarlos mirando. Saqué mi libreta de matemáticas, la maestra era algo estricta y me costaba mucho llevarle la par en sus clases así que decidí estudiar eso primero, pero antes que nada pase mi mirada por toda la sala, era amplia y llena de colores vivos, la pared estaba tapizada de un cálido amarillo y el suelo de madera brillaba; los sofás eran color crema al igual que las cortinas de la ventana y había un estante lleno de libros y fotos de la familia. De repente me imagine como se vería Taeyong de niño y aunque la curiosidad me carcomía trate de no parecer tan cotilla, porque estaba apunto de levantarme y mirar las fotos.
Iba a regresar la vista a mi cuaderno cuando la mirada de Taeyong se encontro con la mía, tragué duro y de nuevo contuve el oxígeno. No sabía porque lo hacía. Entrecerró sus ojos y estuvo mirándome de aquella manera durante varios segundos, ¿acaso sospechaba de mí? Intentaba encontrarle sentido a su mirada, pero la desvío la volvió a Eunji, una mirada aburrida y banal.
Jaehyun le explicaba algo de gramática a Ten y Johnny estaba leyendo algo en su celular, no estaba interesado en el estudio y era de esperarse. Yuta leía algo de Historia y Winwin si quiera intentaba leer una frase sin balbucear, me pareció tierno a la vez.
—¡Taeyong-ah! ¿Puedes venir a ayudar a mamá? —Llamó la mujer desde la cocina con una voz muy dulce, él dejo con la palabra en la boca a la odiosa de Eunji y se encaminó a la cocina.
La pequeña empalagosa se sentó en el sofá de piernas cruzadas y sacó una revista de su bolso.
Enseguida, llegó madre e hijo con una bandeja de fruta y algunos panecillos, lucía realmente apetitoso.
—Oh, olvide las bebidas. ¿Está bien el té? —Preguntó y la mayoría asintió.
—¿Puedo ayudarle? —Me ofrecí, ella asintió totalmente excitada y sentí la mirada de Taeyong perforándome el alma. Me levanté y la seguí a la cocina.
—¿Cuál es tu nombre pequeña? —Dijo mientras lavaba algunos vasos.
—Raehyun... —Respondí cohíbida, la mujer giró y me miró sorprendida.
—Omo, creo que he escuchado a mi pequeño Taeyong hablar de ti —¿De mí? ¿Qué dira de mí? Sin querer me sonroje. —Taeyong es un buen muchacho...
"Sí, lo es" Pensé.
—Sí...
—Sabes, él siempre ha sido alérgico a estas temporadas de invierno, desde que era un bebé ha preferido enfermarse durante estas fechas frías, recuerdos que cuando era más pequeño no podía salir a jugar junto a su hermana mayor en la nieve porque estaba resfriado y tampoco podía asistir al festival navideño de la escuela. Siempre lloraba en mi regazo porque le dolía algun lugar de su cuerpo, era tan tierno... pero últimamente he notado que se ha vuelto frío y distante, tal vez no lo quiero asimilar, pero esta creciendo. Ya no es el mismo niño que disfrutaba de pasar la noche jugando juegos de mesa junto a su padre, ahora se la pasa encerrado en su habitación o quién-sabe-donde y me preocupa que vaya por el mal camino. —Miré su espalda, su voz parecía afliguida y de una madre que se preocupaba por sus hijos, un sentimiento extraño estalló en mi estómago. ¿Cuándo fue la última vez que mamá se preocupo por mí?
Por un instante odie a Taeyong por preocupar a su madre e incluse pude deducir que el comportamiento frío y seco de su hijo le afectaba.
—Él... es un buen chico. —Susurré. Ella se giró y me sonrió enormemente, sirvió té en los vasos y le ayude a llevarlos hasta la sala.
Repartimos las bebidas y todos agradecimos por la atención tan cálida de la madre de Taeyong.
Ella dijo que estaría preparando el almuerzo por si necesitabamos algo y volvimos a agradecer. De regreso al estudio todos los chicos estaban concentrados en sus libretas, excepto Taeyong y Eunji; él perdía el tiempo en un cubo rubik y ella en una revista de chismes.
Rodeé los ojos y en ese momento la puerta principal fue abierta, una voz energética y viva se escuchó. ¿Quién sería? Yuta rápidamente levantó la vista y abrió los ojos en espera que aquella persona se dejara ver.
Pude ver como Taeyong le salía fuego por los ojos al notar la actitud de mi mejor amigo el japonés. ¿Por qué no entendía nada?
—¡Mamá, he llegado! —Era una muchacha, igual de pálida que Taeyong y delgada, su cabello era más claro que el de él y largo; supe desde allí que era su hermana mayor. —¿Uh? Pero si son los chicos, ¿cómo están? —Y sonrió, incluso su sonrisa se parecía bastante a la de Taeyong.
—¡B-Bienvenida Hayong! —Balbuceó Yuta y los demás se burlaron, tampoco había notado que estaba rojísimo.
Ella sonrió y Yuta se puso rígido; caminó hasta la cocina y se perdió en ella. Yuta tocó su pecho y suspiró.
—Vaya, no has cambiado Yuta. Sigues estando enamorado de la hermana de Taeyong~ —Canturreó el tailandés picando el codo de Yuta con su lápiz. El aludido negó rápidamente con sus manos. —Es una pena que sea mayor que tú y peor aún, que este casada con alguien más.
Oh, yo realmente ni siquiera estaba enterada de que Yuta estuviese interesado en la hermana de Taeyong, dirigí mi vista hacía él y refunfuñaba.
—Eres patético, Yuta.