25. Say You'll Remember Me. // Nico.

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A la mañana siguiente, la lluvia seguía cayendo como si no fuese a detenerse jamás. Miriam fue hasta la puerta del cuarto donde la "Señorita Alexandra" había entrado la noche anterior y llamó varias veces, con golpes suaves, hasta que ella salió del dormitorio. Se fue enseguida, dando la excusa de que tenía cosas que hacer cuando una de las tres mucamas que iban a la casa durante el día insistió en que se quedara a desayunar con ellas. Llegó al campamento antes de que el sol se pusiera, y antes de lo que le dijo a Nico.

-Debemos irnos a la Erregue Familia mañana por la mañana.- Le dijo Bruno, mientras la sentía llegar a la habitación donde él estaba. A Aleksandra le dio la impresión de que estaba esperándola para persuadir y no dejarla hacer lo que había decidido.

-¿Y Nico?

-Hablando con Hazel.

-¿Mañana? -Bruno asintió.- Bien.

-¿No tienes miedo? -Le preguntó él, antes de abandonar la habitación.

-¿Por?

-Planeas hacerlo mañana. Yo estaría acojonado.

-Hay algo liberador en no tener futuro, ¿Sabes?

-No lo hagas.

-No tengo opción, ¿Qué será de tu plan de rebelión si una nueva guvernantka se alza?

Bruno se marchó, sin decir nada más.

.

.

Nico llegó a la habitación al anochecer, sorprendiéndose de encontrar a Aleksandra ya en la habitación que ambos compartían en Nueva Roma. Le comento que Hazel aún estaba histérica, pero comenzaba a entender sus motivos. Solo un poco, él no quiso entrar en detalles.

Ella se quedó sentada en la cama, en silencio, mientras él hacía cosas por la habitación. Guardaba unos papeles en una caja fuerte, cuya contraseña ella desconocía, y después dejaba la caja en el último lugar de su armario. Aleksandra observaba cada uno de sus movimientos, atentamente.

Dioses, lo iba a extrañar. Era casi lo único que iba extrañar.

-Nico...-Murmuró, mientras él se terminaba de lavar los dientes.- Ven.

Escenas explicitas.

Él llegó a estar frente a ella, que estaba sentada en la cama. Aleksandra lo miró desde abajo, con sus ojitos verdes con una expresión de inocencia pura.

Bajo un par de centímetros su bóxer negros, sintió como el cuerpo de Nico se estremecía ante el cálido contacto de sus labios, mientras dejaba besos húmedos un par de centímetros por debajo de su ombligo, y luego se ponía de pie, quedando muy juntos los dos.

-Te amo...-Murmuró, antes de unir sus labios. Nico la abrazó, pegándose más a su cuerpo. Poco tardó en quitar su vieja playera, dejando al descubierto sus pechos, redondos y suaves. Tomo uno y lo amasó suavemente, mientras su otra mano bajaba los shorts de la chica y se encontraba con que no llevaba bragas.

Se obligó a separarse de ella. La observó, sonrojada frente a él.

Esas eran las únicas circunstancias bajo las cuales Aleksandra se dejaba a si misma sentirse inferior a un hombre.

¿Se sentía inferior? Pues claro. No porque ella fuese la chica y él el chico. No porque tenía que mirar hacia arriba porque él era más alto que ella. No porque ella era sumisa y él dominante. Es también porque ella estaba completamente desnuda y él completamente vestido, a excepción de los zapatos.

-Date la vuelta.- Ordenó él. Ella obedeció, sin decir nada.- Cierra los ojos.

Sintió sus manos en sus muslos, subiendo hacia sus caderas, sujetándola por el estómago y pasando por la cintura. Paseó la yema de sus dedos delicadamente sobre el estómago de la chica, acariciando la piel como si fuese a romperse en cualquier minuto. Sus manos se posicionaron sobre sus pechos, su piel se erizó ante el tacto y un suspiro fue lo único que dejó salir por sus labios. Una de sus manos bajó, alcanzando la feminidad de la chica.

Green Eyes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora