28. Little Ballerina.

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Palabras: 4237.

Lean "Still Love You. Call Me.", por fis.

Nunca escribí la profecía del niño y la niña. No exactamente, no como en este capítulo.

...

"Recuerdo a la perfección varias cosas de ti, Aleksandra Romanoff. Quizá recuerdo varias perfectamente, y todas y cada una de forma especial. Como si cada vez que apareciste rompieras un poco todo, lo desacomodaras y luego te marcharas, dejando mí mundo hecho un desastre y mi corazón dolorido en mi mano, como si cada vez que apareciste y te fuiste me hubiese traumatizado y ya soy incapaz de olvidar nuestros encuentros más cortos, al igual que los más largos.

(Aquí es cuando te ríes un poco, por lo del trauma.)

La primera cosa que siempre recordaré de ti es, por algún motivo, las dos primeras veces que te vi.

(Sé que sabes que yo recuerdo poco de nuestro pasado, pero también sé que no tienes idea de que tan poco es ese poco, por lo que quizá no recuerdas que esa primera vez.)

La primera vez que te vi tenías 10 años, al igual que yo y todos los que nos rodeaban. Recuerdo que eran escasas las oportunidades de ver a las niñas que vivían al otro lado del vasto terreno cubierto de nieve, que componía el "Internado". Dos edificaciones, una frente a la otra, majestuosas y exactamente iguales, alejadas una de la otra. Una era de las niñas y la otra de los niños, ¿No? Recuerdos que solo nos veíamos una vez cada mucho tiempo, cuando teníamos las peleas donde alguien terminaba muerto, peleas que cada vez duraban menos. Recuerdo que la primera vez que te vi tenías 10 años y una navaja se movía ágilmente entre tus delgados dedos. Recuerdo que tenías dos trenzas castañas, me sonreíste (Si, me sonreíste en ese lugar tan horrible. Creo que por eso te amo.) Con esa sonrisa que hacías, esa donde aprietas tus labios entre sí y tenías un ojo morado. Recuerdo que nuestro "Supervisor" (Armado en todo momento) me dijo que no me distrajera, que nuestra propia pelea iba a comenzar, que quizá luego tendría tiempo para preocuparme de las niñas.

Lamentablemente, me fije en la peor que me pude haber fijado. Me fije en la que iba a hacerme más daño, la más mentirosa, la que más secretos me guardó y la que más amores tuvo, y que, sin embargo, tuvo la maravillosa forma de siempre hacerme sentir (Y saber) Que soy el único que amaría jamás.

(Por que debes admitirlo, fue bastante jodido eso de que nos gustáramos los dos, precisamente que tú me gustaras a mí y yo a ti.)

La segunda primera vez que te vi... ¿Cómo describes eso? Es jodido, ¿No? Porque podría comenzar hablando de que me llamó la atención tu cabello atado en una coleta alta y lo poco abrigada que caminabas por nueva York, durante el invierno. También podría hablar de cómo me llamó la atención tu forma de caminar, como pisando con cuidado. O podría hablar de cómo tus ojos me parecieron muy bonitos.

Pero no, la verdad no puedo hacer nada de eso. Lo que me hizo buscarte entre mis recuerdos fue la sensación de dolor que me embriago cuando tus ojos se toparon con los míos y me fije en el ojo morado y la sonrisa que haces presionando tus labios entre sí con fuerza. Me fije en tus ojos por como verlos fue como si volviese a ver a los ojos de Bianca.

Como si todo lo que amé volviese a mí, pero al mismo tiempo me hiciese daño. Ver tus ojos fue saber que me ibas a hacer mucho mal, saber que ya lo hiciste una vez y lo volverías a hacer.

(Aquí puedes llorar un poco. Solo un poco, porque no quiero que manches me bella carta con tus lágrimas, iugh.)

La otra cosa que recuerdo muy bien de ti, es la primera carta que te escribí. La primera de muchas que jamás entregue.

Green Eyes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora