18. Ballet slippers // Bathed in blood.

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18.Zapatillas de ballet // Bañadas en sangre

Ver a Bruno pelear era algo que mantenía a quien lo observa con los pelos de punta. Antes ya de perder la visión, el chico se privaba de ver a su adversario cerrando los ojos tan pronto comenzaba la pelea. Cerraba los ojos antes y ahora no los tenía, de cualquier forma su estilo de pelea se basaba en desconfiar de su vista y entregarse por completo a lo que sus poderes como hijo de Thanatos le podían decir, lo cual era lo básicamente lo necesario: Ubicacion, alma y si seguía vivo. Suficiente para él. Sus movimientos eran  impredecibles, pero siempre esquivaba los golpes por poco, siempre daba la impresión de que ahora si lo mataban, pero un movimiento repentino de su mano lo salvaba justo a tiempo. Se tomaba su tiempo para atacar, pensaba cada movimiento y salía siempre casi ileso. 

Nico para pelear era una cosa por poco brutal. Golpe tras golpe, patada tras patada. A veces ni siquiera era necesario herir tanto como él lo hacía. Golpes fuertes, contundentes y que provocan mucho dolor. La sangre no faltaba, y aún cuando su adversario estaba en el suelo, Nico no dejaba de golpear. A la mayoría los dejaba noqueados antes de lo conveniente. Los que lograban sobrevivir, porque él quería que lo hicieran, generalmente terminaban en silla de ruedas. Nunca lograron devolverle un golpe.

¿Cuando había armas? Bueno, esa es otra historia. Era una suerte, por asì decirlo, que sólo ella pudiese hacerle un daño permanente.

Aleksandra era un tema completamente distinto. Bruno y Nico eran ruidosos al pelear, su mayor ventaja era la fuerza que podía poner en sus golpes y la rapidez de estos. 

Pero Aleksandra era una chica, no demasiado alta y con el cuerpo delgado de una bailarina de ballet . Ahí encontraba su punto fuerte. En sus pasos suaves, en sus saltos ligeros y en su elasticidad. Nico y Bruno peleaban a herir, Nico seguía una naturaleza violenta y Bruno apostaba por pensar sus movimientos, pero decidir muy pronto. Aleksandra jugaba con el miedo. Era pequeña, prefería pelear en lugares oscuros y la mayor parte del tiempo, sus adversarios la doblaban en peso y le ganaban en estatura.

Era perfecto para ella. Sus movimientos eran delicados, certeros y rápidos, contra los golpes brutos de alguien que ya le temía por lo que había oído de ella. Se deslizaba entre la piernas de sus adversarios, se subía a sus hombros solo para lograr sostener su cabeza y romper su cuello, sabía bien cómo asfixiar a alguien usando los muslos, daba patadas en los lugares precisos para aturdir, para herir, para hacer caer y luego cortar gargantas. No era algo ostentoso, no era algo que vieras y dijeses "Ella le pegó muy fuerte", pero de pronto dejaba caer un solo golpe y con ese único golpe lograba acabar todo.

"Mientras más grandes, más fuerte caen."

Bruno jamás la había visto pelear. Una vez tuvo una misión con Nico y conocía su método de pelea, pero a Aleksandra jamás la había visto pelear de verdad.

Hasta que, luego de avanzar unos metros por la mansión, un grupo de 15 hombres llegaron. Parecía que los esperaban. Desde que habían llegado a la jodida Rusia parecía que alguien los esperaba.

Lograron ganarles sin mayor problema, y luego no llegaron más, por lo que avanzaron hasta encontrarse con otro grupo.

La sangre salpicaba las paredes. Los cartuchos vacíos y las armas inútiles estaban alrededor de los cuerpos sin vida. 

Las tres figuras seguían moviéndose por la casa, solo para toparse con otro pelotón de matones. No sabían que estaban siendo observados.

-Это потрясающе. (Es impresionante.) -La voz rasposa del viejo resonó en la habitación llena de guardias. El joven de ojos verde mar junto a él.

Green Eyes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora