Extra. "El único que he amado. El único que me dejo."
Palabras : 1383
Cuando era una niña, apenas mayor que la edad de mi hijo, mi madre fue asesinada. Ella era una joven cuando me concibió, casi una niña. Se suponía que iba a abortar pero le ofrecieron dinero y seguridad, además de que nadie se enteraría de mi existencia; ¿Qué debía hacer? Darme a luz en secreto y luego regalarme, olvidarse de lo ocurrido.
Accedió, pero cuando nací mi padre intervino, le dijo que harían conmigo si me entregaban, que lo más probable era que yo iba a morir por ser solo una hija de Hermes. Mi madre huyó, cruzó un bosque cubierto de nieve, en Rusia, recién había dado a luz y con un bebé recién nacido, solo para "Salvarme"
Mi hermano estuvo a punto de morir siendo un bebé. Sobrevivió, vivió una vida muy larga y agitada, siempre obsesionado con la idea de encontrarme y crear algún tipo de lazo conmigo, ser hermanos realmente. Cuando logró encontrarme era un anciano, no me dijo la verdad y me dejó ir. El gps que me coloco no me duró mucho y él me perdió la pista. Murió, y dos semanas después supe la verdad.
Mis victimas. Decenas de ellos, los detestabas, ¿Recuerdas? Ellos me ofrecían la vida que tú jamás podrías, y ambos lo sabíamos, la vida tradicional de una esposa adinerada que cría niños y los ama, que tiene una vida banal y casi sin preocupaciones.
Era una idea tentadora, debo confesar, una vida segura, amable y fácil. Ya me amaban, ya confiaban en mi, sólo debía saber moverme con cuidado, reclamar que la Erregue Familia quería matarme sin motivo alguno y podrían protegerme hasta por décadas. Era la opción egoísta, la opción que probablemente debí tomar. Me amaban, después de todo.
Mis amantes. Tuve decenas de ellos, chicos y chicas que darían lo que fuera por mi. La gran mayoría fueron mis victimas. Todos me adoraban, mi personalidad parecía calzar tan bien con la de ellos, no sabían que era una personalidad manufacturada para que les gustara, una personalidad hecha a la medida de sus gustos, de sus personalidades. Muchos pudieron protegerme, y yo sabía cuidarme sola, pude haber estado prófuga quizá hasta una década, antes de que me llevaran lejos.
Mi hijo, ese pequeño de cabello oscuro y ojos asustados. Es sensible, dulce y, como diría la gente de mi mundo, es débil.
Es un pequeño que apenas me conoce pero me ama, confía en mi. Se duerme a mi lado, y no está tensó y listo para despertar ante cualquier movimiento, ¿Sabías que puedo cargarlo hasta su cama sin si quiera alertarlo? Es tan normal que creo que por eso me teme. Me tiene miedo, teme a las reacciones fuertes que tengo, y sé que ha visto esos arranques de rabia que no puedo controlar, y quizá a visto las crisis de angustia que me agotan y me dejan casi indefensa por horas. Sé que se irá, él pertenece con la gente normal de infancias tristes pero vidas... Soportables.
Un padre muerto, que parece casi un sueño recurrente, y una madre loca, quizá demasiado joven para tener un hijo de diez. No es tan raro, y él ha sido criando de la forma más normal posible. Él sólo debe dejarme atrás para poder ser quien espero que sea.
Mi madre amaba a su hija, esa pequeña Anya que se perdió en mi mente perturbada y desdoblada, esa fue la niña por la que murió.
Mi padre intentó liberar a la hija de una mujer que está muerta. Intentó ser mi padre, todo por ella.
Mi hermano estaba obsesionado con el mito, la gloria, los rumores... Y la idea de esa hermana que había vivido con él menos de dos años.
Mis victimas me amaban. Locamente, me adoraban y estuvieron conmigo hasta que se hallaron al otro lado del filo de mi espada, del cañón de mi arma. Algunos murieron con la expresión del amor eterno que me profesaban en los ojos.
Mis amantes eran diversos. Filantropos, bohemios, estudiosos, artistas, modelos, elitistas. Lo único que tenían en común era esa pasión ardiente por mi, esas ganas de tenerme por siempre.
Todos amaron a quien fuera que encontraron en la carcasa vacía y reseca que es mi cuerpo ahora. La amaron, y ninguna fue reciproca para con sus sentimientos.
Sentí tantas veces el amor venir e intentar consumirme. A veces lo acompañó sexo, dinero, promesas de tranquilidad, sinceridad dolorosa que te parte el alma... Nunca fue suficiente.
Pude ser libre, por lo menos por una década, pero tú no estabas ahí. Deje a todo aquel que me amó, menos a ti.
Eres el único que me dejó, Nico, el único al que amaba.
Me murmuraste mil veces que me fuera, que me liberara, pero eso jamás sería posible. Estaba condenada a volver a ti al cabo de algún tiempo, y no creo en la felicidad y libertad lejos de ti.
Ahora, se supone, me has dejado libre. No soy libre, ¿No lo ves? Me dejaste atada a ti, a tu amor, tus besos, tu cuerpo, el brillo de tus ojos... Yo era tuya. De nadie más. Fuiste la primera y la última persona que me amó.
Eres el único que me amaba a mi.
Te fuiste.
Y tuviste la valentía de sugerir que buscara otro amor, otra persona. ¿Cómo podría? Moriste por mi, y tú... Tú viviste lejos de la Erregue Familia por años, mientras que yo mataba gente que me amaba. Mi existencia siempre será más tormentosa, tú hubieses aprovechado esta vida más que yo. Oías voces que suplicaban por mi muerte, debiste haberlas complacido.
Ahora, Nico Di Angelo, te has ido, y yo soy la sombra de quien era cuando vivías, la sombra de esa mujer que jamás vivió sin ti. Nací una hora después que tú, nunca antes había existido en un mundo sin ti.
Soy terriblemente infeliz, y todo se hace peor cuando pienso en que cada segundo que desperdicio es un segundo que tú me diste a costo de la vida. Ni siquiera es la peor parte.
Eras un asesino, un espía, y un semidiós de los tres grandes. Yo era un femme fatale, una bailarina de ballet, y una semidiosa.
Y fuimos padres. Fuimos por mucho las personas más letales en la tierra e hicimos algo maravilloso.
Es frágil.
Es tan frágil, Nico, es tan rompible y perturbable que detesto que vea lo feo del estrés post traumatico, del dolor que me provoco a mi misma. No quiero que nada lo manche, es inocente y respeta la vida.
Eramos malos. Yo enamoré y mate. Tú matabas por dinero. Eramos la escoria peligrosa y detestable que aquí había. Estamos sucios, manchados eternamente sin posibilidad de redimirnos por completo.
Dábamos asco. Nos amábamos e igual estuvimos con otras personas.
Mi mejor amiga me amaba y jugué con ella hasta que la rompió sin retorno. Will Solace ni siquiera sabía de mi hasta que dejaste de mirarlo y sin explicación alguna 'comenzaste' tu relación conmigo.
Y hay un niño que vio un ave herida y la cuido hasta que mejoro. Tiene Legos y se duerme con un peluche feo y sucio en la mano.
Invita a sus amigos de la escuela a la piscina, comen pizza y ven televisión por horas.
Tiene tu rostro y mis ojos, y los lleva tan bien que no sé como es posible.
Es suave y siempre me besa las mejillas antes de dormir. Tiene una fotografía tuya y le dice buenos días y buenas noches sin falta.
Perdiste tu vida por mi, y ahora debo esforzarme en todo para no arruinarlo a él.
Hay días en los que la muerte es lo único que sé podrá calmarme, complacerme... Y él decide que quiere ir al cine o a comer o ver televisión conmigo, y nunca sabré negarme.
Eres tú. Es como si después de muerte hubieses reencarnado en él. Te veo en él tan claro que tiemblo. Eres tú si hubieses podido ser feliz.
Si no podía negarte las cosas lleno de dolor como moriste, no puedo negarme a nada de lo que ese trocito de quiera.
Él es mi última misión. Él será feliz, él es tu redención, y quizá la mía también.
Cuando él este listo para dejar a esta madre fracturada en el pasado, mi vida carecerá de sentido.
Entonces, estaré lista para reunirme contigo.
Y no tengo problema alguno con ello.
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Green Eyes.
FanfictionOh, mi pequeña bailarina: Romperás mi corazón. Siempre tuyo, Nico Di Angelo. Basado en mi one-shot: "Little ballerina." Significado Aleksandra: La que es protectora.