Epílogo.

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¿Cómo empezar a contar esto? La verdad no sé por dónde empezar, porque en verdad no quiero contar la historia de mis padres, esa historia de la que sé que mi madre me guarda secretos y esa historia que realmente no me pertenece. Creo que sería conveniente comenzar por el día que fue el funeral de mi padre.

Recuerdo que no entendía que pasaba, era muy pequeño entonces para comprender qué era morir, para comprender porque mi papá estaba en un ataúd o quienes eran esas personas que me miraban algo sorprendidas y luego me decían que me parecía mucho a él.

Cuando mamá comenzó a vivir en la casa realmente no pasaba mucho tiempo conmigo, hasta el día en que la tía Hazel llegó, entonces yo ya tenía 7 años.

La tía Hazel miró a mi madre fríamente cuando fue a abrirle la puerta. Se encerraron en la biblioteca a hablar cosas de adultos, pero yo me senté afuera del cuarto y decidi escuchar que quería esa mujer desconocida para mi en ese tiempo.

"¿Qué necesitas?"

"Solo vengo a decirte una cosa. Los demás decidieron que era mejor que yo viniera a hablar contigo."

"¿Que es?"

"Es acerca del niño." Mantuvieron el silencio tengo durante varios segundos. "No nos puedes quitar eso también, Aleksandra."

Mamá entonces le dijo que se fuera. La mujer con una barriga que yo entonces creí hinchada se marchó sin decir nada más.

Luego de tres días mamá me arreglo y peino mi cabello. Tomo mi mano y subimos al auto, cuando le pregunté adonde íbamos ella se limitó a contestar que íbamos a conocer a unas personas muy importantes.

Entonces llegamos a una casa. Al parecer nadie sabía que íbamos a llegar, pero igual fueron muy amables y besaban mis mejillas y me miraban mucho y repetían una y otra vez que era igual a mi padre pero mis ojos eran diferente.

Todos me hablaban de cosas de papá.

"Era muy enojón, todas mis bromas lo molestaban o irritaban." Decía el tío Leo.

"Era el mejor hermano que pude tener." Contestaba mi tía Hazel con ojos llorosos.

"Era el chico más gruñón que conocí, pero también el amigo más leal." Decía el tío Jason, mostrandome fotos de ambos.

"Se enojaba cada vez que sentía algo por alguien. Creo que algo le decía que era porque su corazón le pertenecía a Al." El tío Percy me contaba, entre risas de las anécdotas.

"No gustaban las misma cosas, era la única persona con la que podía discutir y no llegaba a rendirse porque yo era la lista. Era mi persona favorita para hablar, a pesar de que nunca llegamos a un acuerdo." La tía Annabeth jugaba ajedrez conmigo y me leía cuentos.

"Creí que me odiaba por mucho tiempo, hasta que Hazel y yo nos comprometimos, muy jóvenes, y entendí que él solo temía que le hiciera daño a su hermana." Contaba el tío Frank, con una sonrisa.

"Fue el amor de mi vida." Me contaba mamá y me hablaba de él, de sus gustos y lo que hacían juntos, de esa historia de amor que rompía con los esquemas normales. Es entonces cuando supe claramente el final de su historia."

Entonces el tiempo pasó y a los 20 años comencé a extrañar lo "Es igual a su padre."

¿Por que ya no me decían? Porque era" mayor" que mi padre cuando murió. Era más alto, mi rasgos se hicieron más de adulto y comencé a ser distinto a mi padre la última vez que lo vieron.

Los años pasaron y cada vez era más diferente a él, era más adulto que él.

Hasta que un día mi abuelo, Hermes, llegó a cenar a mi casa, luego del fallecimiento de mi madre. Entonces me miró mucho cuando abrí la puerta. Me sonrió y dijo "Tu padre se hubiese visto igual a ti."

Luego de eso conocí a Beth. Beth, mi esposa que me besa y la madre de mis hijos de ojos verdes y cabello negro. 

Aún conservo el álbum de fotos en las que él aprecia con distintas personas. 

Aún recuerdo los recuerdos y anécdotas que todos me contaban.

Aún quiero haber podido tener mis propios recuerdos con él, a pesar de saber que era imposible.

-Nico Alek Di Angelo Romanoff, discurso en el funeral de su madre.

Fin.

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