22. Do You Know How To Keep A Secret? // I Will Tell Him.

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Perdoname, he pecado.

22. ¿Sabes mantener un secreto? // Le diré.

Dedicado a InfinitEyes y TheGhostOfYourRoom

Caminaba por el ala este del tercer piso. Sucio, roto, abandonado, todo parecía haber tenido un valor muy grande y un lujo magnífico pero ahora no quedaba más que un casa abandonada llena de basura que a nadie le importaba, porque nadie iba siquiera a saquearla.

"Tal vez es una de esas casas que la gente cree que está embrujada, y les da miedo." Pensaba la de aspecto joven, mientras salía de penúltima habitación de ese lado de la casa, donde había montones de libros y una ventanal de colores, que le daba forma a algún santo de alguna religión.

Hasta el momento, no encontraba nada en esos lugares llenos de polvo y cosas tan viejas y cubiertas de telarañas que daba la impresión de que al tocarlas se romperían. Al llegar al último cuarto de ese lado del tercer piso, se topó con la puerta trancada desde adentro. Con un poco de esfuerzo logró forzar la cerradura y poder entrar. La habitación se hallaba a oscuras, así que se dirigió a las cortinas, que eran las primeras que encontró cerradas en toda la casa. Esperaba correrlas y dejar entrar un poco de luz por la ventana que, al igual que todas las de aquella casa, estaría cubierta de polvo, pero para su sorpresa encontró solo una pared de ladrillos, rellenando el hueco de la ventana sin cristales.

Aleksandra se movió en la oscuridad, decidida a buscar algo en el resto de la casa con lo que pudiese iluminar el cuarto sospechoso. Accidentalmente se tropezó con un objeto que poco tardó en identificar como un lámpara, larga y con un interruptor. Era muy raro. En especial porque en el resto de la casa solo había logrado encontrar fuentes de luz que funcionaban a base o por medio de fuego, como candelabros y lámparas de aceite. Buscó el interruptor a tientas y cuando lo presiono, la luz se hizo en la habitación.

Aleksandra observó a su alrededor, extrañada, columnas de cuatro a seis cajas de cartón selladas con cinta adhesiva y que llenaban la habitación. Se vio rodeada de cajas, un escritorio y la lámpara.

-La égida no está en ninguna de las cajas, querida.

Se quedó petrificada al oír la voz añosa y que facilmente reconoció.

-Yo...

-Confía en mí, lo sé.- Aleksandra se giró y solo logró confirmar sus sospechas de que la mujer que había aparecido no era otra que Margo Spektor.- Sabes que lo sé, después de todo... ¿Cómo me llaman Di Angelo y tú?

-Señorita sabelotodo.

-Son solo un par de niños sin dios ni ley.- Dijo, con humor en la voz.-¿Cómo estás?

-¿Qué hace aquí?

-Oh, directo al grano.- Avanzó hasta el escritorio, usando su bastón, abrió un cajón y de allí extrajo dos libros.- Ya veo. Me gusta la actitud.- Dejó los dos libros en la mesa luego de, al parecer, inspeccionar su estado.- Vengo a hacerte una oferta que decididamente no podrás negar.

-¿Qué?- Toco el cinturón de armas oculto bajo su blusa, cerciorándose de saber bien donde estaban sus cuchillas dobles.

-Mira,-La mujer extrajo del bolsillo de su abrigó un pequeño frasco, con un líquido rosa y espeso dentro. Dejó el pequeño frasco, de no más de 10 centímetros, sobre los libros empastados en cuero.- Sé que sientes algo raro aquí. Tus manos sudan, tu corazón se aprieta, tus piernas se sienten débiles y algo se remueve en tu nuca pero solo consigue causarte dolor de cabeza. Mi oferta es que bebas el contenido de este frasco, te llevará a ver que hubo aquí hace mucho tiempo y podrás recordarlo porque lo verás de nuevo y serán recuerdos nuevos, así podrás despejar tus dudas.

Green Eyes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora