Habían pasado 2 años desde que nos casamos, Harry y yo.
Harry estaba decidido a no llegar a los 20 años siendo un hombre soltero, así que apenas una semana después de que le propuse matrimonio, estábamos recitando nuestros votos en el jardín de Hogwarts, Minerva insistió en que le diéramos ese gusto. Habíamos invitado a todos sus amigos y familia "adoptiva". Como sus amigos también eran los míos, fue una ceremonia tranquila.
Lo que significó que toda la comunidad mágica especulara sobre la premura de nuestro enlace, además de algunos artículos de la prensa en donde hacían mucha referencia a la marcada diferencia de edades. Los cuales ignoramos totalmente.
Harry decidió conservar su apellido, quería hacerlo por sus padres. No es que me agradara mucho la idea, pero quería que él fuera feliz, así que no opuse resistencia. Así que ahora Harry era el esposo del director de Hogwarts y yo era el esposo del jefe de Aurores.
Harry y yo, gracias a Rossie, nos habíamos convertido en amigos cercanos del ministro de magia Kingsley Shacklebolt. Futuro esposo de Rossie. Al parecer su noviazgo prosperó. Por eso no nos extrañó verlo acercarse al jardín cuando estábamos tomando una merienda en nuestras vacaciones.
—¡Severus! ¡Harry! ¡Buenas tardes! —Saludo con su sonrisa habitual.
—Kingsley, buenos días. ¿Gustas tomar algo? —Ofreció mí, siempre atento, zoquete favorito.
—Pues una taza de té o algo más fuerte si tienen, no me molestaría—.
—¿Brandy? Algunas cosas muggles merecen la pena probarse Kingsley—Le dije al tiempo que le acercaba un vaso del líquido.
Después de una hora de charla intrascendente, Kingsley nos expuso el verdadero motivo de su visita.
—Harry, Severus, necesito su ayuda. Encontramos una "anomalía" mágica. Es algo que no sabemos cómo tratar—.
—¿Un nuevo Lord Oscuro? —Pregunte directamente.
—No Severus, es algo... diferente. Pero no puedo explicárselos, es más fácil que lo vean por ustedes mismos. Si tienen tiempo, me gustaría que me acompañaran al ministerio—.
—¿Qué opinas Harry? —Pregunte.
—Quizás debamos ir Sev. Podría ser algo peligroso y me gustaría que la paz que tenemos continúe unos años más—.
Acto seguido, desaparecimos la mesa, llenamos el plato de comida de Hocicos y pusimos los hechizos protectores a la casa, antes de acompañar a Kingsley al ministerio. Nos aparecimos por la red Flu directo a su oficina, al llegar vimos que había una pequeña de unos 10 años, con el pelo negro y ojos azules, usando un vestido blanco y descalza, sentada en la silla del ministro, leyendo un grueso tomo de cuentos de hadas muggles. Kingsley siempre se había distinguido por ser un poco excéntrico, pero esto era extraño. En cuanto entró, Kingsley nos presentó a la pequeña.
—Señores, ella es Enid O'Rourke. La pequeña anomalía mágica de la que les hable—.
Ambos volteamos confundidos hacia el ministro, no entendíamos como esa pequeñita podía ser una anomalía mágica, supongo que nuestras caras eran lo suficientemente interrogantes para que Kingsley continuará su explicación.
>> Encontramos a esta pequeña vagando cerca de un río, buscando lo que en su libro parece ser un "hada", pero en su lugar encontró una ondina. Cuando nos acercamos a ellas, estaban al parecer platicando, y no son muchos los magos que pueden hablar con las criaturas del agua—.
—¿Entonces la anomalía es porque habla sirenio? —Pregunte un poco irritado, esto no podía significar un peligro.
—No, es porque la pequeña no es una bruja, es una muggle—.
Tanto Harry como yo nos quedamos mudos. La pequeña que nos miraba con curiosidad nos miraba como si fuéramos algo muy divertido y luego regreso a su libro de cuentos. Al fin, Harry logro hablar.
—Kingsley, ¿Estás diciéndome, que esta pequeñita, pudo hablar sirenio siendo una muggle? —.
—Sí—.
—Si esa es toda la anomalía, no representa un gran riesgo, solo hay que desmemorizarla y llevarla hasta su casa. Aunque deberíamos primero preguntarle por su dirección antes de borrarle la memoria—.
Kingsley puso cara de que aún no comprendíamos toda la magnitud de la situación, era evidente que ya habían intentado eso, y la realidad me cayó como un balde de agua fría.
—Ya lo intentaron Harry, pero no pudieron—¿Ella lo impidió?
—Sí, realizo un hechizo Protego y toda la magia que tratamos de ejecutar la repele. Fuera de eso, es una niña normal, no habla mucho, pero si lo suficiente para decirnos que tiene hambre o sueño. La hemos tenido aquí desde ayer, pensamos que quizás era una bruja nacida de muggles, pero revisamos los registros mágicos y no aparece su nombre. Es una niña completamente muggle que puede hacer magia—.
—¿Y qué piensas hacer? —Pregunte intrigado, de verdad que Kingsley tenía razón, ella era una anomalía mágica.
—Es por eso por lo que necesito su ayuda, no sé qué hacer, nunca había tenido un caso como este no encontramos aún ningún precedente en los registros—.
Me acerqué a la pequeña que parecía ignorarnos deliberadamente, seguía leyendo su libro atentamente, pero me di cuenta de que escuchaba todo lo que decíamos. Cuando estuve frente a ella, me miro directamente y supe que podíamos hacer.
—Hola pequeña, mi nombre es Severus, ¿Cuál es el tuyo? —.
—Enid, pero ¿Por qué preguntas? Aquel hombre ya te había dicho—.
—Pero prefiero que tú me lo digas—.
—Eres raro, aquí nadie me habla. Tu sí—.
—¿Sabes dónde estás? —.
—No, quizás estoy soñando, mi mamá dice que tengo demasiada imaginación porque le dije que cerca del rio había hadas y sirenas, como en mi libro—.
—No es un sueño, pequeña—Pude sentir la mirada alarmada de Harry y Kingsley, pero continúe impasible con lo que planeaba—Pero nadie puede saber que no fue un sueño. Podrías ponernos en peligro ¿Entiendes? —.
—Creo que sí, si no digo nada, ¿Puedo seguir visitando a mi amiga en el rio? —.
—¿A la "sirena"? No veo por qué no, pero procura que tu mamá no te vea. Los mayores a veces nos asustamos con lo que no entendemos—.
—Eres raro, pero me agradas—Y empezó a soltar pequeñas risitas.
—Kingsley, lo mejor será llevar a la pequeña a su casa. Su mamá pensará que solo se perdió y que su "amable" vecino le dio algo de comer cuando la encontró y la llevo con su familia—.
Le dije a Kingsley. Era lo mejor, la pequeña no representaba un peligro real, el hechizo Protego pudo ser el resultado de haber estado en contacto con criaturas mágicas, y que estas le transfirieran algo de su magia para proteger a la niña. El cómo aprendió a comunicarse con ellas, no era relevante en este caso. Kingsley salió con la niña de la mano por la chimenea y Harry y yo nos quedamos solos y en silencio.
—Esto fue raro Sev—.
—Lo sé, pero es solo una niña, no podían retenerla aquí, ¿Qué harían con ella? No es un espécimen, es un ser humano. Estoy seguro de que esa niña es tan peligrosa como una de tus amadas ranas de chocolate. Seguro el hechizo fue por transferencia de la ondina, desconocemos que tan poderosa puede ser su magia, y si pensó que la niña podía estar en peligro, quizás, pudo transferirle un poco de su magia para protegerla—.
—Eso sería una respuesta lógica. Espero no haya más casos así en un futuro. ¿Nos vamos? —.
—Creo que sí. Casi acaban las vacaciones y pienso aprovechar el tiempo—.
Dije al tiempo que tomaba su mano y regresábamos a la casa. Tenía planes para la noche y Harry interpretó muy bien la mirada que le dirigí antes de besarle con esa intensidad que él conocía tan bien. Subimos a nuestra habitación confiados en que no había nada de qué preocuparse. No sabíamos que este solo sería el inicio de algo más grande y complicado.
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Elementales, La Última Barrera
Fanfiction[Cont. Otra Oportunidad] No todas las amenazas son de un señor oscuro. Después de dos años de matrimonio, Harry y Severus reciben la visita del ministro de magia Shacklebolt para hacerles una petición especial. Ambos deben ir a investigar una rareza...