Elementales, La Última Barrera

14.- Tibesti

Ubicamos nuestro campamento en las montañas Tibesti, en la parte central del Sáhara, bastante alejados del volcán Emi Koussi, entre las fronteras de Libia y Chad; por si acaso nuestros poderes se descontrolaban. Aunque en Islandia logre controlar suficientemente bien la lava, no confiaba en que, al tratar de llevar nuestros poderes al máximo, no hubiera una posibilidad de que todo acabara mal. Lo mejor para nosotros era limitar los daños potenciales. Así que no escatimamos en hechizos silenciadores, repelentes de muggles, hicimos inmarcable nuestra ubicación y pusimos un hechizo Fidelio para que solo nuestros amigos pudieran localizarnos.

Antes de empezar los entrenamientos, hablamos largo y tendido sobre lo que habíamos aprendido en Islandia sobre nuestros poderes, como controlarlos. Sabíamos que había un fuerte componente emocional sobre la forma de controlarlos, pero de distinta forma en cada uno de nosotros. Harry necesitaba dejar fluir sus emociones, Luna necesitaba concentración y enfocarse en una emoción concreta para obtener un resultado específico, Rolf necesitaba usar emociones fuertes para mover su elemento, las sensaciones suaves como la paz, no le servían, la furia, el dolor, o el amor, lograban que pudiera manejar a su antojo la tierra; en mi caso, era más difuso, necesitaba usar mis emociones pero no en la misma forma que ellos, tenía que dejarlas fluir y "manifestarse", usaba mis emociones haciendo que el fuego formará parte de ellas. No tenía una mejor forma de explicarlo.

La otra conclusión a la que llegamos es que cuando estábamos "juntos-en-las-noches", no controlábamos totalmente nuestra magia, así que el tiempo que estuviéramos aquí, era mejor que estuviéramos separados... iban a ser dos largos meses.

Las primeras semanas usábamos cada quien su poder por separado. Luna había logrado convocar un ciclón en miniatura (y por miniatura me refiero a unos 10 km de largo) y un tornado que parecía danzar con ella. Rolf, había reformado una parte de la montaña, haciendo que esta tomara formas de animales, el hipogrifo era su preferido, y había estado practicando manipular metales y piedras preciosas, ya que pensaba que, al ser parte de la tierra, era posible que obedecieran los mismos poderes. Harry, no sé si por las dos semanas de abstinencia que llevaba, convocaba tormentas eléctricas, lluvias torrenciales (cosa que agradecieron varios beduinos que localizamos a la distancia) y congeló la punta de la montaña varias veces. Por mi parte, mi objetivo era lograr convocar el fuego sin necesidad de provocarlo, es decir, no quería usar un hechizo y luego controlar la flama, sino provocar una flama solo convocándola, me llevo las dos semanas enteras localizar la emoción correcta para canalizarla, y me sentía más que feliz cuando vi una llama flotando enfrente mío, como si fuera una hoguera levitando.

Está de más decir que después de cada práctica, hacíamos desaparecer lo que convocábamos.

Después de esta práctica, empezamos a hacer equipos para combinar nuestros poderes. Harry y Luna, lograron hacer un huracán en medio del desierto, literalmente, un huracán, habían convocado un pequeño mar y encima del mismo, convocaron un huracán. En cambio, Rolf y yo habíamos logrado hacer emerger un volcán entero justo al lado de la montaña en que acampábamos, solo lo convocamos, no queríamos experimentar con una erupción hasta que Luna y Harry estuvieran ahí para contrarrestar cualquier daño que pudiéramos provocar.

Después del primer mes, recibimos la primera visita de nuestros amigos, Minerva y Kingsley.

—Mis señores—Saludó en tono burlón Kingsley.

—¡No molestes Kingsley! —Harry no era la persona más amable luego de un mes de abstinencia.

—¡Uy! ¿Tan mal les está yendo? —Contestó Kingsley divertido por el enfurruño de Harry. Decidí mejor llevar la conversación antes de que Harry pudiera contestar.

—Minerva, Kingsley; supongo que no vienen solo a hacernos una visita social ¿O no? —.

—Severus, aunque siempre es un placer verlos, tienes razón. Veníamos a informarles cómo va el plan. ¿Han checado los orbes? —.