16.- Inspiración árabe

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Al día siguiente amanecí debajo de Harry, me desperté antes que él sintiendo todo el cuerpo adolorido. No era dolor por donde me encontraba descansando, la esterilla que Harry usaba como "cama" tenía un hechizo para hacerla tan cómoda como un cojín de plumas. No. El dolor en mi cuerpo fue por toda la liberación de mi libido (¡Y sobre todo la de mi esposo!) en un solo y muy placentero instante.

Me toqué el cuello ahí donde Harry había estado besando y lamiendo y sentí la piel ligeramente hinchada, ¡Demonios!, me había dejado chupetones por todo el cuello y seguramente los hombros. Mis muñecas estaban ligeramente enrojecidas, producto de la dominación de mi esposo. Debió estar realmente excitado y desesperado para ponerse tan ¿¡Dominante!? Eso es lo que había pasado, mi adorable esposo, el niño-que-vivió, el niño dorado de Gryffindor se había comportado como todo un Slytherin tomándome duro contra el piso, poseyéndome, reclamándome como suyo. Y, lo que, es más, me había gustado... no... me había fascinado.

En todo este tiempo que habíamos estado juntos, jamás se había comportado así. Ya antes habíamos estado "lejos", incluso por semanas, claro, nunca tanto tiempo como ahora, pero nos las habíamos arreglado en esas ocasiones. Pero esto... no me quejaba... solo me intrigaba esta nueva faceta de Harry. Sonreí pensando en que nunca termina uno de conocer a una persona, aunque hayas pasado 7 años molestándolo, 1 año siendo amigos, unos meses como pareja y otros 3 años como esposos. Más de 10 años conociendo a Harry y aun lograba sorprenderme.

Sentí como lentamente se despertaba y trataba de enfocar su mirada hacia mí. Le alcance los lentes que estaban sobre uno de los cojines que usaba alrededor de la esterilla y se los coloque lo mejor que pude. Harry rodó hasta quedar a mi costado y me abrazo temeroso.

—¿Sev? ¿Estás bien? Yo... lo siento si te lastime, es solo que... no sé explicarlo... sentí esa urgencia de... no sé qué pasó por mi mente Sev. Solo quería... sentirte, quería hacerte el amor, no... solo... tomarte... ¡Por Merlín! Debes estar furioso conmigo—Me dijo mientras se cubría la cara con las manos.

—Harry, Harry... mírame... no estoy enojado contigo. Todo lo contrario. Empecé a repartir pequeños besos en su hombro. Lo de anoche fue... indescriptible—Seguí besando hacia su clavícula—Y la verdad estoy muy intrigado ahora por esta... faceta tuya que no conocía—Tome su rostro para besar esos labios que me volvían loco. Después de unos minutos nos separamos.

—¿En serio te gusto? Temí que te hubieras enojado... nunca me había comportado tan... —.

—¿Intenso? ¿Posesivo? Era como estar en medio de una tempestad Harry, pero una tempestad muy, muy placentera para mí—.

Lo seguí besando por otro largo rato hasta que mi estómago hizó ruidos, sacándonos de nuestra ensoñación.

—Creo que debemos comer algo mi amor—Me dijo Harry, ya con una sonrisa de suficiencia.

—Bien, levanta tu trasero y ayúdame a pararme. La esterilla es cómoda, pero es algo complicado ponerse de pie en ella—.

Se paró y me ayudo a levantarme y nos vestimos para salir a buscar alimento, yo ya había decidido que nos daríamos el día libre de nuestro entrenamiento. En cuanto salimos, vimos que Rolf y Luna ya estaban desayunando y habían dejado un par de platos cubiertos y café para nosotros. En cuanto estuvimos cerca, vimos que Luna y Rolf tenían marcas de chupetones en el cuello y en el caso de Rolf, también marcas de uñas en la espalda, al menos por lo que vimos en el cuello, los rasguños parecían ir hacia su espalda. Parece que Rolf y Luna también tuvieron una noche intensa.

—Buenos días, les dejamos el "desayuno"—Dijo luna haciendo una señal de comillas con las manos.

—¿Ósea que ya no es temprano? —Pregunte sabiendo que quizás ya era hora de la comida.

Elementales, La Última BarreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora